PRIMERA PARTE: Fieles

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Una bola de fuego se avecinaba desde el espacio. Emanaba furia, como si el sol, en un intento de deshacerse de la tierra, haya disparado contra nosotros. Era de noche, pero, por la luz que irradiaba, por unos segundos fue de día.

La NASA sabiendo de este incidente hizo lo posible para calmar a la humanidad. Todos, y cada uno de los terrestres, prevenían que el final estaba por llegar.

La bola de fuego cayó, la explosión fue inmensa, miles de vidas se perdieron, ciudades enteras quedaron destruidas y enfermedades desconocidas se extendían con rapidez a través del mundo. La gente, en busca de seguridad, huía a los campos más alejados.

Las principales potencias mundiales se juntaron, para ayudarse entre ellas, pero aún así no consiguieron aliarse. Estados unidos, el blanco del meteorito, estaba en ruinas, pero aún así, miles de resistencias se armaron en los cuatro extremos de esta.

El mundo estaba destruido, las personas devastadas, la humanidad perdida.

El meteorito, resultó ser una cápsula que provenía de una cultura alienígena, pero la NASA decidió ocultar eso al mundo pues lo que encontraron al abrirla fue inquietantemente perturbador.

Wilferia Mercads.

Humana.

12 años de edad.

Género: Femenino.

Altura: 1,62cm

"Humanos, débiles. Daimondios, Fuertes." expresaba la tinta grabada en su cuello.

Luego de 10 horas, la niña Wilferia, despertó del estado de coma.

-Donde..? Donde estoy?- Sus manos se agitaban velozmente, pero se veían inmovilizadas por unas esposas gruesas de metal, adheridas a una camilla de acero inoxidable.

La niña intentaba con todas sus fuerzas moverse, pero no había forma de quitar sus manos de aquel lugar en el que se encontraban, ni tampoco sus pies, inmovilizados de la misma forma.

Una luz iluminaba intensamente hacia su cara, impidiendo ver más allá de lo que alumbraba esta, solo la camilla de metal.

Una luz salió de la oscuridad, "tranquila, ya estas segura", insistiendo, Wilferia siguió rogando que le dijeran dónde se encontraba, y para poder callar a la pequeña criatura insoportable y penosa, la científica examinandola desde adentro de un traje de plástico de prevención de toxinas, respondió.

-Te encuentras en los Estados Unidos de América.-

Luego de un suspiro, una sonrisa de calma atravesó la cara de la niña, su cuerpo quedó quieto de vuelta, respiro profundo, reconociendo su llegada al planeta como buena señal, luego, de repente, recordó algo que la sacó de sus casillas.

-¿ Dónde está mi madre?- dijo desesperada antes de volver a su estado de coma.

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