CAPITULO 6Eli
Cuando los miré a los dos en las camas, inconscientes, pensé en todas las cosas que Andy vería sobre nosotros dos, sobre Code y yo, y mis cachetes se tiñeron de rosa.
Recordé cuando nos conocimos, nuestros hermanos eran muy amigos, y nosotros estábamos asqueados por eso, éramos muy chicos, por eso nos hicimos amigos rápidamente. Él llevaba un año entrenando cuando yo me activé, y mis padres no tardaron ni 12 horas en deshacerse de mí, después de todo ellos no nos habían dado la vida a Emily y a mi.
Él era uno de los pocos que se habían activado antes de tiempo, un misterio para las inteligentes mentes diamandinas, yo por otro lado era el típico caso de una chica idiota que se juntó con un diamandino de sangre ancestral justo cuando este se estaba activando, por ende, me activé yo también y tuve que empezar todo el entrenamiento obligatorio para menores de 18 años.
15 años no es la mejor edad para dejar todo atrás y comenzar a entrenar para la batalla, pero cuando esto sucedió, Ems decidió unirse conmigo. Ella se había activado cuando éramos niñas, y estabamos perdidas en la calle en medio de guerras y destrucción pero lo había escondido como nuestro protector, en ese entonces, nos enseñó.
Ella había elegido dejar su secreto atrás, y también su libertad de elegir un grupo para estar a mi lado, junto a los shiens, la primera familia que tuve.
Ahí las dos fuimos felices, ella comenzó a juntarse con gente de su edad, y las arrugas debajo de sus ojos se habían ido reemplazadas por unas a los costados de su boca, por tanto sonreír, todo por una persona, todo por Shane.
Y luego estabamos Cole y yo. Al principio él fué mi mejor amigo, pero luego se nos fué de las manos.
-Me encantan tus rizos.- Me sonrojé y desvié mi mirada de sus ojos hacia mis manos.
Estábamos sentados en una banca, viendo los altos muros pintados con todo tipo de colores. Él me miraba fijo hace ya bastante rato, y yo lo miraba intermitentemente.
-No lo sé, Emily dice que no es muy práctico para entrenar.-
Sus largos dedos se acercaron a mi rostro y tomaron delicadamente mi cabello entre ellos.
-Ya, ahora es práctico.- Dijo con orgullo admirando su obra terminada.
Una larga trenza iba desde mi hombro hasta un poco más abajo de mis pechos.
-A mi me encanta tu sonrisa.- Comenté sin mirarlo a los ojos todavía, pero sabía que estaba sonriendo.
Estábamos muy cerca, su pierna pegada a la mía y nuestros cuerpos enfrentados.
-Mírame.- No lo hice. Todavía sentía el rostro caliente, y no quería que viera mi rubor. -Por favor, mírame.- Comentó con gracia insistente.
Levanté la mirada y me encontré con sus atrapantes ojos verdes. Podía sentir su embriagante aroma, y me encontraba totalmente rendida ante él, dejando cualquier tipo de orgullo de lado.
-A mi me encanta ver en tus ojos el reflejo de mi bellísimo rostro.- Dijo chistoso, arruinando el momento en el que nos encontrábamos. Le dí una palmada en la pierna.
Me acerqué unos centímetros de su adorable faz y con la frente en alto decidí seguirle el juego, esta vez, jugando sucio.
-Sabes qué me gustaría hacer a mí.- Dije con voz seductora. Él hizo un sonido como "mmh" invitándome a responder. Estaba cayendo totalmente en mi juego. -Me gustaría poner chocolate en tu larga y recta mandíbula, para después...- Dejé la oración sin terminar, animandolo a que siguiera la fantasía.
-¿Para después...?- Dijo con un tono bajo, como si estuviera totalmente rendido ante mí.
-Para después hacer esto.- Y acto seguido, me acerqué a él lenta y seductoramente, y cuando mi rostro estaba a unos centímetros del suyo, su mirada totalmente puesta en mis labios, lleno de deseo, quise dar de baja mi trampa y unir nuestras bocas, pero mi orgullo recientemente lastimado me lo impidió.
Pase mi lengua bruscamente por su mandíbula, interrumpiendo cualquier intención de deseo sexual, para pasarlo al asco de tener mi saliva en abundancia por todo el costado de su rostro.
-Iiiiuuuu- Contestó, como niña intentado sacar la baba de su cara.
No pude parar de reírme, me agarraba la panza para frenar la risa, pero era muy difícil.
-No me estaba esperando eso.- Dijo fingiendo estar ofendido.
-Bueno, ¿qué te esperabas entonces?- Contesté cuando pude dejar de reírme.
-Algo así- Y con eso, nuestros labios se unieron en un beso que pasó de ser sorpresivo e inocente, a rápido y desesperado.
Me froté la cara con las manos para borrar los recuerdos. Bajé la mirada a mis pies, y un mechón de cabello negro azulado cayó sobre mi faz.
Yo ya no era la misma persona que tres años atrás
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Daimondios
Science Fiction50 Años después de lo que todos creían que había sido "El gran final" se acerca el verdadero limite de la humanidad. 3 Amigos, creyendo ir por sus sueños, se ven atrapados en las telarañas de seres poderosos. En un intento de desaparecer, sus c...