CAPÍTULO 4.
Will
-Más arriba, Will no desesperes. La pierna tiene que ser más firme, rápida, o tu oponente puede lograr tomarte y no dejarte ir.- Emma tomó mi pie cuando lo dirigí hacia su rostro. -Justo como estoy haciendo ahora.- Y acto seguido, con fuerza le dió la vuelta a mi tobillo, dejándome, una vez más, tendido en el suelo.
-Caer tantas veces no es de ninguna ayuda.-
Emma rió ante mi comentario. Era una linda risa, una que no escuchaba muy seguido.
Ella no me contaba mucho sobre su vida, y no tenía por qué hacerlo. Le habían dado el puesto de mi mentor, y aunque intentara que se formara una amistad más allá del entrenamiento, ella no estaba de acuerdo con tener una relación fuera de lo formal.
No soy idiota, ella es por lo menos 5 años más grande que yo, pero estoy dentro de su regla de "la mitad más siete" que Hens y yo teníamos. Una que perdió importancia hace bastante tiempo.
Pensar en esa vida me generaba nostalgia. Pero, me sentía feliz de encontrar mi lugar, mi función, mi utilidad. Antes, no tenía rumbo, no sabía lo que quería. Con Hens íbamos de un lugar a otro, buscando fiestas y alguien con quién pasar la noche. Y agradezco que las señales que -Shey me dijo que ellos pusieron en nuestro camino- nos trajeron hasta este lugar.
Aquí encontré esa parte de mí mismo que siempre estuvo callada, esperando la hora de salir. Emma dice que a eso le llaman activarse. Y gracias a Tiamandino, me active.
Me puse al tanto de las cosas, pregunté qué estaba ocurriendo, pregunté todo lo que me podían responder. Escuché la historia de lo que fué de nuestro planeta, y cómo es que llegamos a la Tierra.
Y aunque nunca aprendí nada de la historia de la humanidad, la de los tiamandeses es mil veces más interesante. Sigo aprendiendo las diferentes batallas que tuvieron, hasta ahora solo me enseñaron lo básico, sobre una comandante llamada Hemenser, de su "innombrable esposo", y cómo sus hijos lideraron a las fuerzas opositoras, uno en contra del otro.
Sé en el fondo de mi ser que si tuviera un hermano, por nada del mundo lo confrontaria, y llegaría a odiarlo como me enseñaron que ellos se odiaban.
-Caer es lo que tu orgullo necesita, sólo de esa forma podrás ser un buen guerrero que nunca dé por sentado la victoria, dejando a su oponente con la ventaja, siempre siego, por el orgullo.- Emma intentaba no sonar tan seria, darle un poco de humor a la teoría que, estoy seguro, tuvo que aprender a las malas. Supongo que el mentor de ella no fue muy considerado.
-El orgullo es lo único que no deja que me caiga y mande todo a la mierda, eso y la dignidad, de la cual ya me estoy quedando sin.- Dije desde mi posición, debajo de su pie recostado en el suelo, con gracia y sarcasmo.
Ella se alejó para que me levantara por mi cuenta.
-Levántate.- Ordeno, pero para entonces yo ya lo estaba haciendo. -Tu clase de control empieza en cinco minutos, no pierdas el tiempo.-
Emma puso más espacio entre nosotros mientras se acercaba al banco que estaba al lado de las colchonetas donde entrenabamos, para tomar la única toalla blanca entre todas las azules.
-¿Me repites una vez más, porque es que no eres mi mentor en esa clase también? Digo, ya lo eres en historia, entrenamiento físico y estratégico.-
-No soy profesora en la materia.- Otra vez, volvía a tener ese tono serio, esta vez sin intentar que sonara agradable, que detonaba una mala experiencia detrás.
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Daimondios
Science Fiction50 Años después de lo que todos creían que había sido "El gran final" se acerca el verdadero limite de la humanidad. 3 Amigos, creyendo ir por sus sueños, se ven atrapados en las telarañas de seres poderosos. En un intento de desaparecer, sus c...