Krishna Jayanthi

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Entre en casa, me lave rápidamente, y volví a pintarme con cuidado un pottu rojo en el centro de la frente mirándome en un diminuto espejo para asegurarme de que colocaba el punto en su lugar correcto. Después, saque con un estirón un sari granate, me abotone la blusa con mangas abullonadas, me puse una enagua y llame a nuestra sirvienta, Ponni, para que me ayudara a arreglar los pliegues del sari.

- estas preciosa- dijo Ponni con aprobación.

Apreté los labios mientras avanzaba al salón dando esos cortos pasitos a los que obliga la estrechez del sari. El medio sari no me dificultaba micho andar, pero tenia que practicar porque dentro de pocos años ya tendría la edad de envolverme con no menos que cinco metros de tela.

Kitta me vio a punto de tropezar con los pliegues del sari y se atragando con el te que estaba sorbiendo. Al verle le saque la lengua. Gamma no se dio cuenta y sonrió con aprobación al notar mi esfuerzo, aunque yo seguía apretando la boca. Le devovi una sonrisa y me sorprendió que no estuviera tan radiante como siempre. ¿ también le preocupaba la visita de periappa? Sus visitas resultaban mas duras pata ella que para los demás, ya que tení que desvivirse por el.

Appa aspiraba el aroma del chai hecho con una mezcla de te negro fuerte y cardamomo recién molido. Acerque una de las sillas de mimbre y me senté junto a el.

- Appa ¿donde haz estado? ¿porque no vas al consultorio cada día?- le pregunte.

Amma sacudió la cabeza, como para indicara a appa que permaneciera en silencio.

-Dime!!- dije pata sonsacarle- por favor... Ya soy mayor para saberlo.¿Kitta lo sabe?

Appa parecía rendido. Dio un sorbo del dulce te con leche que humeaba en su taza.

- hago cosas nuevas. Un trabajo voluntario.

- ¿un trabajo voluntario?-pregunte- ¿porque?

- supongo que se puede decir que me hace sentir realizado- contesto.

- ¿nosotros no te hacemos sentir realizado?- le pregunte, con la esperanza de que así consiguiria sonsacarle algo mas.

El sonrió pero no respondió.

- ¿ y que has echo hoy en el colegio Vidya?

Yo no quería cambiar de tema, pero no podía evitar charlar del colegio y del voleibol y de mi mejor amiga Rifka. Rifka era judía pero, aparte de eso era como mi hermana gemela. Mediamos lo mismo teníamos el mismo tono de pelo negro, practicábamos los mismos deportes, nos reíamos de las mismas cosas e incluso habíamos tenido nuestra primera menstruación el mismo dia, hacia casi un año. Cuando venia a casa, Kitta le tomaba el pelo igual que a mi y yo mangoneaba a su hermanito como hacia ella.

Cuando acaba de explicarle a papa como me había hido el día ya era la hora de la ofrenda y Ponni estaba recogiendo la mesa de te.

Nos reunimos alrededor del altar familiar en la habitación para la poojai y la voz de amma elevo un cántico en sánscrito. Vertio aceite en la vieja lampara de latón y encendio la mecha. Cuando la llanura empezó a bailar, coloco un cubito de alcanfor en un fanal y lo encendió con la llama. Un humo acre se elevo ondulante en el aire y fue girando junto con los zarcillos marrones de humo que desprendían los palmitos de incienso encendidos.

Mire la imagen de vivos colores del dios azul Krishna, la imagen de bronce de Nataraja señor de la danza, y las figuritas de madera de sándalo de Lakshmi, diosa de la prosperidad, y Saraswhati, la diosa de la sabiduría. Gamma nos fue ofreciendo en una bandejitapara cada uno, empezando por mi, los alimentos bendecidos: fruta, leche, cuajada y dulces. Era un ritual reconfortante y, cuando termino, la fragancia especiada típica de la festividad en honor al nacimiento de Krishna que procedía de la cocina me hizo olvidar mi preocupación por appa.

No hablamos mucho durante la cena, disfrutamos de aquella maravillosa cómoda en silencio.

- haces los mejores platos del mundo- le dije a amma cuando termine.

- la cocinera a echo casi todo- respondió ella- yo tan solo he espolvoreado las especias justo al final.

Pero yo me di cuenta de que agradecía el cumplido. A diferencia de mi, a ella le gustaba la cocina. Cuando Ponni hubo retirado los platos, nos sentamos juntos en el salón. La radio Murphy volvió a la vida emitiendo un chisporroteo cuando appa giro el botón negro y busco un punto en el dial que ofreciera un sonido mas nítido. Un claro acento británico penetro en la estancia. No había muchas noticias respecto a la lucha por la libertad de la India en cambio la voz narraba con tono monótono el encuentro del primer ministro británico, Churchill, con el presidente de los estados unidos, Roosvelt. Al parecer, habían tenido una buena charla, y Estados Unidos aceptaba ayudar a Gran Bretaña y no a los nazis. Pero si la misión de Churchill había sido conseguir que las tropas norteamericanas lucharan junto a las suyas, parecía que había fracasado. La emisión de las noticias acabo con el sonido del Big Ben, el enorme reloj de Londres, dando la hora.

Appa apago la Murphy y yo bostece. Al día siguiente era viernes y tenia que levantarme pronto para ir al colegio. Pero todavía debía averiguar una cosa antes de irme a la cama.

- Appa, tienes secretos para mi-dije

-¿que secretos crees que tengo?preguntó.

Amma fruncio el ceño.

- ha donde vas estos dias- le pregunte a appa-¿ en que consiste tu nuevo trabajo de voluntario?

Appa se me quedo mirando pensativo un momento y después dijo lentamente:

- tienes derecho a saberlo. Colaboró con los que luchan por nuestra libertad. Participo en algunos actos de protesta no violenta.

- Ah!- dije desconcertada ante aquella confesion.

La boca de amma no era mas que una fina linea. Yo no entendía porque aquello la hacia infeliz. Tendría que estar orgullosa. ¡mi padre participaba en la lucha por nuestra libertad!

- ¿ y porque se lo has dicho a Kitta y no a mi?- le pregunte.

- Kitta lo sabe solo porque pregunto antes que tu- dijo appa- no creas que puedes acusarme de tratarlos de forma diferente.

- mira- dijo Kitta con petulancia- yo se lo pregunte primero, siempre delante de ti, así soy yo.

- nada de eso- le dijo appa con firmeza, antes de que yo pudiera replicar- y ahora, ¿podemos retirarnos?me parece que es hora de irse a la cama.

A mi me pareció bien, en parte porque no sabia como decirle a appa que lo admiraba sin que sonara ridículo.

Me tumbe en la cama, pero la excitación me mantenía despierta. Al día siguiente, en el colegio, le contaría a Rifka que mi padre era un héroe. A ella podria contarle el secreto sin temor.

Ammma entro en mi habitación para apagar la luz; su aspecto era mas retraído que de costumbre.

- amma-dije- ¿porque estas tan preocupada?

-¿parezco preocupada?- pregunto evasiva

- si-conteste- quizá aun tenia mucho que hacer antes de la visita de periappa- mañana te ayudare en cuanto vuelva del colegio-me ofreci- ya se que tienes que dar fiesta a la cocinera y preparar tu misma todas las comidas, porque periappa no quiere comer nada que no haya sido cocinado por unas manos de brahman.

Amma sonrió y unos hoyuelos se marcaron en sus mejillas.

- gracias kanna eres un cielo- dijo- pero tienes que acabar los deberes en cuanto salgas del colegio así estarás libre el resto del fin de semana. Ya me las arreglare sola. Periappa solo se quedará un día.

Antes de que yo pudiera preguntar algo mas, me deseo buenas noches y apago la luz.

Me senr en la cama; los pensamientos zumbaban en mi cabeza como un mosquito. Hasta que finalmente me sumó en un sueño agitado y soñé que la mancha de color rojo martonaceo de la kurta de mi padre crecía y se hacia mas intensa.

La Escalera ProhibidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora