El Cuervo Negro

139 1 0
                                    

A la mañana siguiente, yo estaba observando el polvo de mi habitación que flotaba sin rumbo a lo largo de un cono de luz formando por el sol que entraba por la ventana cuando appa abrió un poco la puerta y se asomo. De inmediato me incorpore en l cama y estire los brazos hasta tocar la mosquitera.

- disculpa. ¿te he despertado?- pregunto.

- no- respondí.

-¿quieres acompañarme a llevar a periappa? Voy a acercarlo a la estacion.

Asenti con la cabeza.

- tienes que estar lista enseguida. Nos iremos dentro de media hora- dijo. Me moje la cara con agua fría y me cepille los dientes. Periappa estaba tomando el desayuno y hacia tanto ruido que en cuanto salí de mi habitación pide oírle sorber y masticar. Kitta todavía dormía, y eso me gusto. Últimamente, yo apenas tenia tiempo de estar a solas con appa.

Appa cargo el baul de acero de periappa en el asiento trasero y yo me senté junto a el. Amma me entrego un cesto con una fiambrera alargada de latín llena de cómoda para el viaje de regreso a Madrás de mi tío. Periappa se sentó delante y empezó a hablar de la boda de Malati y de lo que appa debería de estar haciendo con respecto a la mía.

Intente no hacer caso a lo que decía. El coche salio del barrio de Mahim, donde vivíamos nosotros, y giro hacia Breach Candy, el sector blanco de la ciudad. Rifka me había dicho que en el club y en la piscina de Breach Candy había unos letreros que decían: «no se permite la entrada a indios y perros». Yo no había visto esos letreros, pero era evidente que no eramos bienvenidos los únicos indios que veían eran los guardias apostados en las verjas.

Cuando el coche se aproximo a la estación Victoria, empezaron a rodearnos caras morenas; solo vida unos cuantos puntos blancos entre aquella muchedumbre. La estación bullía de actividad, aunque era pronto por la mañana: los conductores de los rickshaws, sudorosos y musculosos, acarreaban a los pasajeros que llevaban atrás; los vendedores ambulantes comerciaban con sus carros cargados de diferentes tipos de bananas y mangos; los mendigos, jorobados y harapientos, suplicaban.

-¿paise, sahib?¿monedas señor?

Con su piel rosada algunas familias británicas se abrían paso hasta los compartimentos de la primera clase solo para blancos entre el hervidero de indios que pululaban por el anden como hormigas en un hormiguero, entrando y saliendo en tropel de los coches de tercera clase. Los culis, vestidos de uniforme rojo se desgañitaban y appa acepto que uno de ellos cargara con el equipaje de periappa a cambio de unas monedas después de todo dijo ganaban muy poco por el trabajo tan duro que realizaban.

- eres muy ingenuo- comento periappa- le das demasiado a esta gente. Seguro que también son tus criados los que gobiernan tu casa. Mira que librar todo el fin de semana...

Appa no le hizo caso y coloco el baúl encima de la tela en forma circular que el culi se había puesto en la cabeza a modo de diminuto turbante. Mientras yo me abría paso a empujones entre el gentío, roce accidentalmente a una niña británica, a la que yo sacaba al menos una cabeza.

Note un golpe en las espinillas y me estremeci. La niña blanca, con un vestido rosa de volantes, recogido en la cintura y atado por detrás con un gran lazo, me había dado un golpe con su quitasol.

- no me toques negra!!!- sus labios se fruncieron mientras refunfuñaba- mira por donde andas cuervo!!!- profirió.

Me quede boquoabierta mirándola. Al pasar junto a mi, su madre me arrugo la nariz como si yo fuera un montón de estiércol.

- Vamos querida. No hagas caso de esa niña culi. En nuestro anden no habrá gente de color- dijo.

- no somos culis!!!- respondí chillando tan fuerte como pude. Vi que algunas cabezas se giraban para ver quien había gritado, pero appa me sujeto con fuerza por el codo y me aparto.

- dejarlo estar Vidya- dijo entre dientes

Sentí una rabia mas amarga que la bilis. ¿porque no me había defendido? Periappa no aminoro el paso.

Llegamos al vagón de periappa y el culi dejo el baúl sobre el suelo rojo y polvoriento debajo de las tablillas de madera de la litera inferior. La gente se atropellaba para subir al vagon y me aplasto mientras bajaba para observar desde el anden a appa y periappa que estaban hablando. Se oyó un silbido. Mi tío dijo algo que yo no capte, y no me moleste en decirle que saludara de mi parte a Malati o a Periamma o a los otros.

La maquina de vapor vomito nubes de humo negro hacia los elevados arcos metálicos del techo abovedado de la estación. Entonces, las ruedas empezaron a girar y el jefe de la Estácion agoto una bandera verde. El gran reloj que había en el fondo de la estación dio las ocho. Una voz amplificada retumbo por el megáfono y la gran bestia de hierro se marcho enfadada.

Dejamos atrás la Estácion con. Sus olores a sudor humo y fruta madura, y nos metimos en el Austin en silencio.

-¿como permites que me insulten?- estalle dando un portazo- se supone que eres un combatiente por la libertad.

En cuanto acabe de decirlo, me di cuenta de que había traspasado el limite.

-perdona, appa- Murmuré.

Eche una mirada a mi padre, pero su rostro no reflejaba nada. Piso el acelerador y espero a que una vaca atravesara con paso tranquilo la calle, rumiando perezosamente.

- Vidya, hay diferentes maneras de luchar- dijo con voz suave.

- se creen que somos unos cobardes, porque aguantamos sus insultos y nos ponemos a sus pies como felpudos-argüi- no nos respetan porque callamos. Esa niña me miro como si yo fuera una cucaracha que quisiera pisar.

-¿y yo debería de haber levantado mi puño contra ella?- pregunto appa-¿contra una niña que todavía no puede pensar por si misma?

- podrías a ver dicho algo a sus estúpidos padres.

-¿ponerme a su nivel?¿llamarles termitas blancas?¿eso es lo que te hubiera gustado que hiciera?

- si!!! Eso hubiera sido mucho mejor que quedarse callado como una cucaracha aplastada- dije tercamente.

El negó con un movimiento de cabeza.

- dignidad, Vidya. Eso es lo que hay que tener. ¿no conoces el proverbio tamil?:«porque un perro Ladre al sol, este no dejara de brillar».

- ellos ni siquiera se percatan cuando te contienes- comenté- ¿que sentido tiene luchar de un modo que no respetan?

- lo aprenderán de nosotros, Vidya, lentamente. El mundo seguirá el ejemplo que damos.

- si estas tan orgulloso de ello, ¿porque te vas tan sigilosamente tu solo?- inquiri- ¿porque no nos llevas contigo? Yo tambien quiero ver una manifestación de protesta.

La Escalera ProhibidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora