Chinni chithi

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Aquella noche, no pude contener la sonrisa de alegria  mientras servía a los hombres. Haber encontrado la biblioteca era lo mejor que me había sucedido desde nuestra llegada a Madrás. Sonreí a appa, pero, por supuesto, él no me devolvió la sonrisa.

Kitta continuó lanzando me miradas inquisitivas, pero yo no podía compartir mi maravilloso descubrimiento con él, ni con periamma ni con periappa ni con nadie que pudiera oírlo.

-¿va bien el colegio?- logró preguntarme.

- he encontrado Oliver Twist- dije entre dientes, con la esperanza de que esas cripticas palabras adivinara que había entrado a hurtadillas a la biblioteca. Quizás el podría encontrarse allí conmigo y así podríamos hablar de vez en cuando.

Kitta estaba confundido.

Antes de poder decir nada más, periamma se acercó a mi y ,e susurro mientras observaba a Kitta:

- deja ya de charlar con tu hermano.- me dijo al oído.

Cuando acabamos la cena, mi madre y mis tres tías se sentaron juntas a enrollar en las hojas de betel, un tentempié tradicional para después de la cena que refrescaba el aliento. Periamma masticables con la boca abierta; ella y Sarasa Chithi empezaron a meterse con Chinni chithi.

- Era tu obligación volver a concebir- decía Sarasa Chithi.

Tuve que mirar de cerca el vientre de Chinni Chithi para darme cuenta de que el sari tan bien colocado casi disimulaba un leve bulto. Tenía un hijo mayor, Mangalam- que significaba algo así como "buen final"- que tan sólo era un bebé y allí estaba ella, otra vez embarazada.

- igual abortos por haber dejado claro que no querías más hijos- dijo periamma- Después de todo, ponerle a una hija Mangalam le indica claramente al Todopoderoso que querías pararte con ella. Ningún hijo nacido después de ella podría considerarse afortunado.

- fue un error pararse tan solo con dos- comento Sarasa Chithi, mirando deliberadamente a mi madre- Después de todo tu deber es tener hijos.

Me di cuenta que una lágrima en la punta de la naricilla de Chinni Chithi estaba ahí, temblando como si temiera caer sin el permiso de periamma. "No eres una criada" pensé. "Eres su cuñada", tan sólo un poco más joven, eso es todo. Diles que te dejen en paz.

- por cierto niña- me dijo periamma- a partir de ahora la bajas cada día la ropa de tus primos. Chinni se marchara pronto a casa de sus padres por culpa de su embarazo y ya no se ocupará de eso.

No dije nada.

-¿Me has oído?

Respondí asintiendo secamente con la cabeza.

Chinni chithi me miro como disculpándose. Le respondí con la mejor de mis sonrisas. De todas mis tias, Chinni Chithi era la única a la que me gustaba hacerle favores y quería asegurarme de que entendía que no me molestaba en absoluto.

Después de barrer el suelo con el haz de ranitas que hacía de escoba, lo frote poniéndome en cuclillas. Periamma nos tenía muy ocupadas. Yo me alegraba mucho de no ser una de sus criadas, ya era bastante malo ser su sobrina.

Cuando finalmente me puse de pie, me dolían la espalda, los muslos y las rodillas. Me hubiera quedado dormida de inmediato, pero todavía no era la hora.

Dudé, ya que aun no quería entrar en el dormitorio. Los sonidos de la radio se filtraban desde el cuartito de abajo, donde se sentaban los hombres después de la cena y hacían girará y volver a girar los torturados botones de la radio hasta que el aparato volviera a la vida con un gemido. Escuche el sonido de las interferencias mezcladas con los informes de la guerra. Capte las palabras "alteración de la paz", que era la expresión británica para describir cualquier tipo de protesta. Me acerque a la habitación.

Habían encarcelado a alguien, pero no pude entender el nombre de la persona. Me pregunté cual de nuestros líderes habría sido encarcelado últimamente. Hacia bastante tiempo que no prestaba atención a las noticias.

La voz de Kitta se elevó por encima del sonido de la retransmisión radiofónica. No comentaba las "alteraciones de la paz" ni decía nada de nuestros líderes, sino que hablaba de la guerra.

- otra vez una guerra mundial- oí que decia-. Se está luchando en todas partes.

- no, no.- Era la voz de periappa- ¿que sabes tu de la gran guerra chico? Eso era antes de que tu nacieras. Esta guerra es diferente.

- yo creo que Kitta tiene razón.

No reconocí esa voz. ¿tal vez fuera el marido de Chinni Chithi? La mayoría de los hombres nunca nos hablaban cuando les serviamos.

Espere unos minutos con nerviosismo, deseos a de captar algo más de la conversación. Entonces decidí que no valía la pena correr el riesgo de que me pillaran escuchando a los hombres a escondidas. Antes de que los hombres salieran y me descubrieran acechando en las sombras, me fui de allí rápidamente y me escabullí sin hacer ruido hacia el dormitorio de las mujeres.

La Escalera ProhibidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora