Periappa parte II

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Kitta y appa se lavaron las manos y se dirigieron a la sala de estar para entretener a periappa. Cuando terminamos, nos reunimos con los hombres en el salón, donde estaban escuchando la radio.

-¿dejas que Vidya la escuche?- preguntó periappa asombrado cuando nos sentamos con ellos.

Appa asintió con la cabeza. El periodista decía algo sobre una blitzkrieg. Los alemanes estaban bombardeando objetivos civiles en Londres, les gustaba crear el pánico en las ciudades.

- en Madrás hay carteles por todas partes pidiendo a los indios que se alisten en el ejército- comento periappa.

Appa sacudió la cabeza.

- increíble ¿verdad?- dijo- nos tratan como basura y después pretenden que vayamos a morir luchando bajo sus ordenes.

- no entiendo como hay alguien que se alista- dijo periappa- permiten que nuestros chicos se enrolen, pero los dejan con el rango mas bajo y les pagan una miseria por muy listos o valientes que sean

- solo los blancos tienen la inteligencia pata ser oficiales- arguyó appa- nosotros somos demasiado estúpidos, por supuesto.- se echo a reír sin alegría, y periappa hizo lo mismo; era raro, por un momento estaban de acuerdo.

Cuando appa apago la vieja Murphy, me fui a la habitación bostezando. Amma entro cuando yo estaba metiendo los extremos de la mosquitera de algodón blanco bajo el colchón.

-¿todo va bien kanna?- preguntó, con su mano indecisa en el aire, suspendida a medio gesto justo al interruptor- has estado muy callada hoy.

- no sabia que decir.

-¿es algo del colegio?- pregunto con inquietud.

- no- hice una pausa, buscando las palabras.

Ella permaneció esperando pacientemente.

- amma- dije dubitativa- yo no quiero casarme

-¿que? Vidya... Kanna- respondió amma con ansiedad.

- quiero decir, que no quiero casarme hasta que no acabe el colegio- dije nerviosa.

La expresión de amma se tranquilizo un poco.

- no te preocupes- comento- estoy segura de que podemos esperar un poco mas. Después de todo, en la actualidad, las chicas se casan mucho mas tarde. Incluso con 17 años ya no se consideran demasiado mayores.

Sonreí aliviada. Pensé en plantear lo de la universidad, pero decidí esperar. No tenia sentido pedir demasiado. Amma me había prometido un año de aplazamiento, asi que todavía tenia varios meses para pensar como pedir mas tiempo. Tal vez Kitta me ayudara con eso.

Amma se acerco a mi y me toco la mejilla con la malla de la mosquitera. La palma de su mano estaba tibia y seca, como siempre. Sus dedos estaban perfumados con el débil aroma del azafrán con el que había cocinado.

- no tienes que preocuparte. El matrimonio es algo maravilloso.

Apago la luz y se marchó.

Ahora la lluvia ya no era sino una llovizna que intensificaba el olor a barro húmedo que penetraba por la ventana abierta. Oí a Raja aullar suavemente, todavía atado al poste de la veranda trasera. No estaba contento.

«hasta los perros prefieren la libertad», pensé.

La Escalera ProhibidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora