Ganesha Chaturthi

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Mi madre no me obligo a ir al colegio. Yo se lo agradecí. No quería ver a mis amigas, ni siquiera a Rifka, mi mejor confidente. No quería decirles la verdad. Hubiera podido hablarles de unartir; de un idiota, no.

Rifka me llamo el día en que mi padre regreso.

- es Rifka- dijo amma- habla con ella, kanna. Tendría que hablar con alguien.

Me forcé a ir hasta el teléfono.

-hola Rifka.- fue cuanto dúo capaz de decir.

-¿estas enferma?- pregunto- hace siglos que no vienes al colegio.

Yo quería hablar con ella, pero no podía.

-¿que sucede Vidya? Tu madre tenia una voz rara. ¿estais todos malos de neumonía?

De repente me vinieron ganas de reír histericamente. O de llorar histericamente. O ambas cosas. En lugar de eso, intente responder.

- no es que estemos todos enfermos. Nosotros... Mi padre...- me atragante.

- Vidya, hablame, por favor- suplico Rifka- ¿le ha pasado algo a tu padre?

- si.- una sola palabra fue cuanto conseguí responder.

-¿lo han encarcelado?¿le han echo daño?- parecía preocupada.

-si- susurré en el auricular- le han herido.

- ¿Que ha sucedido?¿como esta?¿mi padre puede ayudarle?

- no- dije.

-¿puedes explicármelo?

- Quiero hacerlo- dije, esforzándome por ñ las palabras- quiero hacerlo- repetí.

Rifka espero pacientemente, pero yo volví a quedarme callada.

-¿esta herido de gravedad?- pregunto finalmente.

- es inutil. Nadie puede ayudarlo.

Era la primera vez que expresaba aquel echo en voz alta.
- dejamos visitarte, Vidya. Por favor.- dijo como atemorizada.

Yo quería ver a Rifka, pero no podía soportar la idea de que ella viera a appa tal como estaba. Recordé sus ojos resplandecientes de admiración cuando lo había llamado héroe. Se sentiría consternada, horrorizada. Yo no quería que le sucediera eso.

- no- respondí- no puedo permitir que vengas. No lo hagas. Tan solo necesitamos estar solos, en familia. Sigues siendo mi mejor amiga, pero no podemos recibir tu visita ahora mismo.

- entonces, por favor, ven aquí y nos vemos un rato. Tendrás que pasar algún tiempo fuera de tu casa, conmigo. Te haría bien.

- no puedo- dije.

Ella se quedo callada.

-¿estas enfadada?- le pregunte.

-¿enfadada?- se mostró sorprendida-
No, por supuesto que no- su voz se hizo mas amable- lo entiendo. O al menos, lo intento. ¿de acuerdo? Me gustaría poder ayudar de alguna manera, que pudieramos hacer algo por tu familia.

- gracias por entenderlo- murmure- me gustaría poder hablar mas, pero no puedo- no quería pensar en todo lo que había sucedido.

- descansa y mejorate pronto ¿vale?- dijo con delicadeza.

- si.

- somos amigas para siempre jamas, lo sabes ¿verdad?- termino diciendo.

- si- conteste- gracias.

El teléfono se apago y mi voz con el. No tenia ganas de decir nada mas, ni siquiera a Kitta.

Amma no entendía tan bien como Kitta y Rifka que yo necesitara silencio.

La Escalera ProhibidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora