¿Qué haces aquí?

2K 177 24
                                    


Me llamo Yuri Katsuki, patinador profesional certificado, gracias a mi entrenador Viktor Nikiforov pude ser pentacampeon del mundo, aunque... Esa historia ya es pasado. Me retiré del patinaje hace dos años desapareciendo de la nada de la vida de Viktor, de Yuri, de Pichit, de todos.
Tras ganar el campeonato del GPF me llamó mi hermana Mari, dándome la lamentable noticia de que nuestro padre había fallecido producto de un infarto fulminante, volví en cuánto pude, no quise decirle a ninguno de mis compañeros de patinaje, ni a Viktor, ya era el colmo de que se metieran en mi vida, en todo caso, siempre pude arreglar mis cosas solo, claro que nada ya es como antes, todo aquí es muy sombrío, sin embargo, mamá sigue alegre, mi hermana aún está dolida pero lo oculta a la perfección, el resto de nuestros amigos y familia nos vienen a ver una vez por semana, ya estoy arto de que invadan el negocio de mi padre, que por cierto, ahora administro yo junto a mi familia por supuesto, siento que lo único que hacen es darnos su lamento. Yo sigo sintiendome culpable por que nuevamente descuidé algo importante por el patinaje.

Yuuri, Hmn... Te buscan.

¿Eh? ¿Quién es?

Pregunté en seco.

Si te lo digo no querrás salir.

Con mayor razón no saldré entonces. Diles que estoy ocupado, que vengan otro día.

Mari se retiró pero no pasaron más de cinco minutos cuando abrió la puerta de golpe un poco agitada.

Ya sal o me matará.

Me alarmé y salí de mi cama con mala cara y una furia que quién sea que fuera lo sabría al mirarme.

¿Qué demonios quieres?

Vi un rostro pálido que me miraba sorprendido, era medio alto, sólo un poco más bajo que yo, ojos verdes, pelo rubio... ¿Yurio? Ah, Yuri Plisetsky campeon junior y ahora según lo que me han dicho no pasará mucho tiempo para que ocupe el puesto de Viktor, ha pasado tiempo que no sabía de nadie, no recordaba su rostro, no obstante, no me agrada que esté aquí, tengo recuerdos vagos de un mocoso molesto, grosero y arrogante.

Vi que sus labios se abrían para decir algo, seguramente "Cerdo" no por favor, no me vengas con esas mierdas, niño. Sin pensarlo le cerré la puerta en la cara. Nadie puede pasar mi límite más que mi familia.

¡Oe, cerdo! ¡Abre la puerta, cerdo!

"Cerdo, cerdo, cerdo" las únicas palabras que escuché de esos dos rusos cuerpos elegantes cuando entrenaba con ellos, yo solía tomarmelo con humor aunque después me sintiera inseguro, no quiero nada que me recuerde el patinaje, ¡Que se vaya!

Abrí nuevamente la puerta ya un poco estresado.

¿Qué carajos quieres, Mocoso...?

No alcancé a decirlo con la intensidad que quería.

Calidez. Era cálido. Ha crecido bastante, me recordó a los abrazos de Viktor cuando me sentía derrotado, lo confundí por un breve lapso de tiempo y ahí estaba, Yurio, abrazándome, no pude corresponder, se venías miles de imagenes y momentos con ese abrazo, cuando fui un perdedor, cuando Viktor se sintió orgulloso de mí, cuando Viktor me hizo llorar, Viktor... No niego que con él saqué a luz sentimientos que me negaba a demostrar a las personas, sin embargo, una parte de mí lo aborrece por arrastrarme a querer desear la fama, que reconocieran mi talento, por él fui a Rusia por tres años hasta la muerte de mi padre, sólo por mis ambiciones de demostrarle que era bueno, pero ¿De qué me sirvió? Me sirvió para ser una persona egocéntrica y egoísta que sólo pensaba en sí mismo mientras mi padre estaba en la línea de morir en cualquier momento.

Lo opuestoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora