Enrique Geordano, que a sus 16 años de graduó de secundaria, obteniendo el mejor promedio de su colegio. A su escasa edad era un chico muy guapo, medía 1.80m, ojos color miel, moreno, y unos labios gruesos bien definidos, su cuerpo escultural debido a que salía a correr todas las tardes, era un joven deseado por muchas y muchos.
Toda su vida fue alguien de excelentes notas, desde su primaria, así que se propuso continuar siendo así en la universidad, sin embargo, toda su vida estudió gracias a las ayudas, su padre era un albañil y murió debido a que el bus en el que iba fue impactado por una grúa que le dio directo en donde su padre iba sentado, cuando tenía tan solo 5 años de edad, era algo que nunca olvidaría. Aparte de todo esto, tenía cuatro hermanos más, su madre no podía para darle el estudio a todos y mantener la casa, por ende todos estudiaron gracias a las ayudas brindadas en empresas donde trabajaba o trabajó su madre, ya los dos mayores se habían graduado de la universidad así que trabajaban y ayudaban un poco más a la casa pero no era lo suficiente debido a que antes de terminar la primaria su casa se quemó y hasta ahora se recuperaban de las pérdidas.
De verdad era alguien que había pasado cosas difíciles, pero aún así era un gran estudiante y una gran persona, era amante de los peces, y le encantaba leer, también amaba la ingeniería civil y eso era lo que estudiaría en la universidad, siempre y cuando aceptaran su solicitud de beca, que la esperaba día a día, además de que le encantaba tocar el cello, que tenía solo la oportunidad de tocarlo en el colegio por el elevado precio que tenía comprar un ejemplar, era imposible tenerlo.
En una vida paralela, aunque no tanto, estaba Miguel Moretti un chico que también a sus 16 se gradua de secundaria, un joven de tes blanca, ojos celestes, cabello castaño, medía 1.68m con unas piernas y trasero grande, ya que era lo que le encantaba trabajar y salía a correr cuando podía en las tardes, sólo que a 2000 kilómetros de distancia de donde estaba Enrique.
Tenía la suerte de ser hijo único, no había tenido beca antes ni se graduó con honores sin embargo, tampoco le iba mal, pero si necesitaba de la beca ahora que entraba a la universidad, sus padres no eran pobres pero tampoco tenían para pagar la universidad. Entre los requisitos para que perdurara la beca para los dos era no bajar el promedio de noventa y eso para Enrique no sería nada complicado pero para Miguel sería un gran reto.
Miguel amaba la arquitectura, y eso sería lo que estudiaría en la universidad, también amaba los gatos, adoraba leer, le gustaba tocar el piano, pero solo lo tocaba en la orquesta comunal, ya que tampoco era posible comprar uno, Miguel era un joven responsable y respetuoso.
Ambos sabían que gustaban de los hombres, en el caso de Enrique ya había tenido varios novios, pero Miguel no sentía que tenía tiempo para eso, así que solo había tenido besos con tres hombres; mas sin embargo, tenía un compañero de clase que le atraía y él también le atraía al chico, Emanuel, que así se llamaba el chico, lo invitaba a salir, lo deseaba con todas sus fuerzas, querría ser correspondido por Miguel pero él no lo demostraba.
El destino, la casualidad, o simple realidad, les tenía que se encontraran, que aunque estaban a doscientos kilómetros de distancia, un punto de su vida se compartiría, para no volver a tener una vida normal.
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El primer capítulo, con todo, todo, todo, todo mi corazón.
Ya van a ir conociendo poco a poco más a fondo a cada personaje.
Pd: Mis amores, se viene cambio de portada. Les dejo la portada original en el ícono de este capítulo ya que le guardo mucho afecto por ser la creación que me ayudó a crecer, con sus errores y horrores apenas gateaba en este mundo del Wattpad, pero ya requiere llevar la portada a otro nivel, espero les guste.
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El precio del negocio - gay
Roman d'amourEl ser humano puede enloquecer por amor y dinero, de tal modo que por ambas cosas harían lo que fuera, como matar o hasta llegar a negocios oscuros en los que caen en profundos abismos, abismos tan negros que se ven sin ninguna salida. Emanuel Palum...