Capítulo 8: De Regreso Al Avión

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Salí de aquella cueva casi corriendo. Ahora mi meta era volver al avión, o al menos a la parte que quedaba.
Volví a pasar por aquel árbol blanco. Parece que es una zona importante para los caníbales. Decidí no hacer nada aun. Solo me aleje lentamente, previniendo que hubiera algún caníbal cerca.
El camino de regreso fue sumamente tranquilo. Las olas del mar hacían parecer que aquel lugar era más tranquilo del mundo. Pronto llegue al avión y comencé a buscar más objetos útiles.

Recordé que aquel mapa tenía ciertos lugares marcados con una cruz roja. Lo revise por encima, intentando encontrar alguna relación entre aquello lugares. Claro que con mi suerte no había nada. Me resigne decidiendo que revisaría cada lugar marcado.
Así, vacié la mochila de cualquier cosa que no fuera de utilidad y la rellene con nuevas cosas, así como una hoja con todos los nombres de los pasajeros. Tal vez encontraría a algún en mi camino para encontrar a mi hijo.
Tardé bastante en reabastecer mi mochila. El anochecer llego en ese momento. Los pintorescos naranja y morado que pintaban el lienzo azul hacían una escena bastante hermosa. Decidí quedarme a dormir en el baño del avión... Nuevamente.

[...]

El día llego. Me desperté con un gran dolor de cuello. Parece que he dormido con el cuello torcido. Abrí la puerta del baño y empecé a buscar algún medicamento que me sirviera.
Sin embargo, no parecía encontrar nada útil. Entretenerse no era lo recomendable, así que empecé mi caminata. ¿Quién diría que sobreviviría tanto tiempo? Aun así no me he acostumbrado a esto de matar a... ¿personas? A pesar de ser caníbales siguen siendo humanos, los cuales quieren vivir... o al menos eso creo.
Sin embargo, no creo que se pueda hablar civilizadamente con ellos. También puede ser que me sorprendan y sean más civilizados que yo... Imposible.

Me hace un poco de gracia la manera en que pienso estas cosas. Creo que me estoy quedando loco, aunque poco a poco intento no perder la cordura en este infierno.

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