The Forest

Capítulo 9: La Parte Delantera

Mi camino seguía. Tal vez tenga horas en este campo. A decir verdad, me gustaría visitar este lugar en otras condiciones. Una extensa pradera se alza ante mí. El sol es abrazador en esta zona. A veces puedo observar algunos conejos rondando cerca de mí.
El aire sigue golpeando mi cara. No es muy fuerte, pero mi cabello revolotea poco a poco. El olor de la naturaleza inunda mi nariz en una sensación de satisfacción al poder respirar algo limpio. Mi respiración es un poco agitada, al caminar tanto supongo que es normal. He comenzado a traspirar desde hace algunos minutos.
Las gotas de sudor recorren desde mi cabello hasta mi barbilla. Caen poco a poco en grandes gotas. Mi cuerpo pide agua desesperadamente, pero mi mente sabe que aguantaré un poco más, a pesar de mi casi nula condición física.

A pesar de todo, me alegro un poco. No he visto a ningún caníbal. No he escuchado ninguno de sus gritos. Y lo mejor, no he visto ni olfateado sangre en todo el día. Esa simple idea hace que esta caminata valga la pena.
La tarde llega poco a poco. A juzgar por la posición del sol, deberían ser las tres de la tarde. Mi estómago gruñe. El hambre se hace presente y decido que es buen momento para descansar. Sacó de la mochila una botella de agua, que llena de júbilo mi paladar y garganta. También tome una bolsa de frituras, no es comida pero fue lo único que puede encontrar en el avión.

Recupere la energía que necesitaba y volví a mi camino. Siento aun así una gran inseguridad. Es como la sensación que se tiene al jugar un videojuego de terror, donde sabes que te asustaran y vives con esos nervios. Pues esto es lo mismo, pero, en vez de un susto, espero sentir algo enterrándose en mi cuerpo.
Varios dirían que debería estar acostumbrado, pero realmente sigo asustado. Una parte de mí quiere huir y otra quiere buscar a mi hijo. Sam... ya no recuerdo como era su voz. Espero este bien.

Divise algo a lo lejos mientras estaba perdido en mis pensamientos. En medio de un gran río, en el que parecía ser un pedazo enorme de tierra, había una gran cosa de metal.
—El avión— murmuré sin creer mis palabras— ¡Es la parte delantera!

Comencé a correr. Estaba feliz. ¡Encontré la otra forma de pedir ayuda! Si esa era la parte delantera, debería haber una radio. Aunque sean pocos mis conocimientos en electrónica, podría arreglarla.
Llegue a la parte delantera. Toque la punta del avión. Para mi mala suerte, el cuerpo del copiloto había muerto al atravesar la ventana y su sangre se encontraba en casi toda la punta del avión.

Entre por la parte destrozada. A pesar de solo ser parte de la cabina, es muy grande. El piloto parecía haber muerto al golpear su cabeza contra el timón.

Busque exhaustivamente la radio, pero, para mí no tan grande sorpresa, la radio no estaba. Deduje que alguien se la había llevado. Entre otras cosas, ¡encontré una pistola!... de bengalas.
Al menos intimidare a un grupo de caníbales que no conocen sobre armas, nótese mi sarcasmo, y ni siquiera se inmutaran por esta mierda.
— ¿Por qué no solo me matan?— supliqué haciendo notar toda mi desesperanza.

Escuche en ese instante como una roca golpeo la coraza del avión. Me agache al instante. Busque desesperadamente aquella hacha en mi mochila.
—Mierda— murmuré— La olvide en el avión.

Si, así es. Soy el único idiota que olvida su arma en el lugar más ridículamente estúpido. Intente mantenerme calla. Por lo menos, los asustare con mi arma... Al menos nada, que no fuera mi respiración, podía escuchar.
Un extraño sonido hizo que recorriera en mi piel un escalofrió. Era un sonido inhumano. Como un gruñido combinado con un desgarrador grito. Mire por un costado de la cabina. Y mire... mire... Oh Dios, ayúdame.
El miedo me comía por dentro. ¿Cómo me enfrentaría a esa cosa? Puede ver más saliendo del bosque. ¿A eso se refería el hombre muerto del barco? No puedo contra eso. Es imposible. Tengo que escapar.
— ¡Mierda!— Grité mientras salía corriendo.

Debo sobrevivir. Mientras corria esa cosa cayó frente a mí. Caí al suelo, con el miedo a tope. Lo puede ver más de cerca. Era como un árbol, pero, su tronco eran varios torsos de humanos. Se movía gracias a múltiples piernas unidad de la misma manera.
Me arrastre lo más que pude hasta poder ponerme de pie. Corrí mientras escuchaba como esa cosa me seguía. La pradera era muy extensa pero podría perderlo en el bosque. Corrí y corrí como si mi vida dependiera de ello. Aun que así lo era.

Pude observar desde el rabillo de mi ojo como otras cinco cosas de esas me perseguían.
Entre en el bosque. Corrí esquivando árboles. Estaba desesperado. De repente, una mano tapó mi boca y me acerco a un árbol. Grite despavorido, con miedo de morir... Hasta que escuche esa voz:
—No grites o nos descubrirán—

Era la voz de una mujer. Obedecí. Me quede callado. Mi respiración seguía agitada. Quería llorar. Escuchaba como corrían aquellas cosas. Entonces sentí cansancio y caí dormido...