1. El caos está servido

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Nota: Les dejo el tráiler antiguo de recuerdo. 

0.5 Hoy (El helado invierno de enero)

Un día cualquiera de enero:

Mantengo mi cuerpo erguido y rígido mientras me encuentro sentada en la incómoda silla hecha de cuero sintético, con la vista fija en botas estilo militar, negras y pesadas justo frente a mis pies—Angie, mírame —Harry demanda. Su voz profunda y rasposa se apodera de toda la estancia. Puedo sentir su aliento en mi cabeza y su calor por todo mi cuerpo cuando sus manos se apoyan en los brazos de la silla, rodeándome sin tocarme, pero produciendo el mismo efecto en mi piel que si lo hiciera — Bebé, mírame, por favor—Pierde un poco la voz en la última palabra. Se acuclilla frente a mí para llegar a mis ojos y sus manos intentan tomar de las mías unidas sobre mi regazo, las aparto —Por favor—Me suplica y no, no puedo mirarle, no puedo hacerlo y ceder bajo esos rasgados ojos negros que hacen de mi cuerpo gelatina. Dos de sus dedos toman mi barbilla, guiándome para hacerle frente y entonces el negro profundo y brillante de sus iris me impactan, me hipnotizan y sucumbo ante ellos... otra vez—Esto no es lo que queremos—otra vez esas palabras. Mi corazón palpita con fuerza al escucharle repetir las mismas palabras que lleva recordándome desde tiempo atrás. Su semblante impregnado por el dolor me hace querer acariciar su mejilla y consolarlo, pero me abstengo —Tú y yo nos necesitamos, debemos estar juntos, no podemos divorciarnos, esto... —traga fuerte—esto no es lo que queremos, Angie. Yo...—aprieta sus labios en una línea —yo te amo tanto, joder.

—¡Mientes! —Mi voz es ahogada por el llanto al tiempo que le lanzo una mirada cargada de rencor e ira.

—¡No lo hago! ¡Te amo hasta el delirio!, y lo sabes, aunque te quieras convencer de lo contrario. — Ahueca mi rostro entre sus manos temblorosas, envolviéndome en la calidez que me produce su tacto, mientras me mira con tanta intensidad que revuelve mi estómago—Solo dame el tiempo para demostrártelo. Todo será jodidamente diferente, te lo prometo. Como lo planeamos, ¿Lo recuerdas? —La emoción haciendo mella en su expresión en un desesperado intento por convencerme. —Una boda real e íntima en esa playa donde una vez hicimos el amor, ¿Recuerdas? — No puedo evitar bajar la guardia y que mi pecho se agite tras cada una de sus palabras — con las personas a las que realmente apreciamos, con un estúpido vestido blanco hecho a tu medida y que no te cause picazón, bebé—ríe sin humor al recordar el día de nuestra boda. — Con mi rodilla estampada al suelo suplicando... —Una mano se dirige a su bolsillo— implorando que seas mi esposa...— el destello del oro de mi anillo de bodas resalta entre sus dedos —que seas solo mía... — desliza el círculo dorado en mi dedo anular, y las lágrimas vuelven a caer por mis mejillas al recordar la tarde en esa habitación de hotel.

El carraspeo de Lewis, mi abogado, se escucha lejano debido a la confusión en mi cerebro —Señor Kessler, le suplico que no perturbe e inquiete a mi clienta, ella ya ha tomado su...

—¡Cierre su estúpida boca! —Puedo notar el cuerpo de Harry endurecerse y tensarse bajo su traje negro hecho a medida —Si vuelve a decir otra jodida palabra, abogado, estamparé su maldito rostro contra ese escritorio —Su voz es un rugido, pero sus ojos tristes no dejan los míos. Le duele, el dolor es una emoción que no se puede fingir y es clara en sus bellos ojos ¿Por qué soy tan débil con respecto a él? Debería dejarle que sufra, pero no puedo...

—¿Y ella?—Mascullo en un susurro nervioso y herido—¿Y ella, Harry? ¿Qué pasará con ella? —Pregunto, invocando en mis labios a la única persona que nos está separando, que ha creado un abismo interminable entre nosotros.

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