"A veces, el mayor desafío no es el golpe que damos, sino el dolor que seguimos sintiendo después."
Capítulo 14: ¿Ella?
—¡¡¡Auchhh!!!—Me quejo—¡Duele! —Retiro mi mano de entre las de Marc al sentir el ardor del alcohol etílico para desinfectar que frota sobre mis nudillos. —¡Arde! ¡Arde! ¡Arde como el puto infierno! —chillo quejumbrosa, soplando sobre la enardecida y agrietada piel.
Mi reciente hazaña de boxeo amateur me ha enseñado dos lecciones inolvidables:
Primero: Estampar mi puño en su cara por llamarme "puta barata" (vale, vale... Admito que no me llamó exactamente así, pero se sintió como tal) me llenó de una plena, retorcida y sádica satisfacción, justo como Taylor Swift se siente después de escribir una canción sobre algunos de sus ex. Como dije: plena, retorcida y sádica satisfacción.
Y, segundo: Estampar su cara con mis nudillos... ¡Duele! Por el mismísimo azufre que contamina el infierno que duele!. Mucho.
—Lo siento, Señora Kess...
—Si terminas esa frase y me llamas así, juro que voy a golpearte también.—Le amenazo, sacudiendo mi mano en el aire para conseguir algo de alivio.
—Perdón, señorita Angelina—Marc se excusa afablemente, tomando ahora el betadine del botiquín de primeros auxilios y una bola de algodón limpia—Tuvo mucha suerte de no dislocarse la muñeca. Va a inflamarse un poco, pero no creo que tenga un esguince, nada que un poco de hielo no resuelva. Supongo que tiene huesos fuertes, eso es bueno —Larga una risita como si por su cabeza se desplegara algún chiste privado.
Vuelve a tomar mi mano, esta vez aplicando el betadine con mayor suavidad, intentando no lastimarme demasiado. Realmente estoy acostumbrada a las heridas en mis pies, pero en los nudillos de las manos, créanme, eso es otra historia. Todavía tengo los dedos entumecidos.
Sentado sobre uno de los sofás que arrastró para tenerlo frente a mi cama, Marc sigue concentrado en su tarea. Aprovecho eso para escudriñar su rostro y darme cuenta que tiene una cara gentil con mirada profunda y sabia. Su forma de hablar es pausada, como si tuviera todo el tiempo del mundo. Su cabello es castaño asombrosamente oscuro, siendo salpicado con algunas hebras rebeldes blanquecinas, que delata que está en los cuarenta y tantos o cincuenta y pocos
—¿Cómo supiste que estaba herida? —Sé que la respuesta es Harry, pero quiero que él lo mencione y saque el tema a colación, que me diga cómo está sin que yo tenga que preguntarle. Por alguna extraña y masoquista razón, necesito saber que está bien; aunque, en realidad, se merecía ese golpe, tal vez dos.
—El Joven Harry pudo haberlo insinuado antes de entrar en el gimnasio y supongo que no saldrá por un buen tiempo.— Responde al tiempo que saca las vendas — Además, por el pequeño moretón en su mandíbula no fue muy difícil adivinarlo— ¿Pequeño? ¡No puedo creelo!, mi intención era perforar su mejilla y sacar de allí unos cuantos dientes y muelas. Miro mis nudillos ensangrentados ¡Qué desperdicio!
Mantengo la vista fija en el algodón siendo frotado en mi carne al rojo vivo mientras muecas de dolor flotan en mi cara.
Voy aclarar una cosa: Odio a Harry Kessler y no me siento mal por haberle golpeado, pero, me alegro saber que está bien. Ni siquiera sé en lo que estaba pensando cuando lo golpeé, solo me enojé desmedidamente y no pude evitarlo. Fue tan humillante escuchar esas palabras salir de su boca y me siento demasiado avergonzada por mi fallido intento de "seducción".
¿De verdad soy una chica fácil por eso? Solo seguía mis instintos, solo me dejé llevar por vez primera y soy juzgada.
¿Con qué cara voy a verlo ahora?
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SUSTITUTA
Romance"Es una verdad mundialmente reconocida que un hombre soltero, poseedor de una gran fortuna, necesita una esposa" -JaneAusten-