8. Casualidad

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"Predestinación o casualidad, no importa, pues ambas son partes de la misma moneda"

Capítulo 8. Casualidad.

Harry's pov:

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Harry's pov:

—No te preocupes por mí, no te cohibas, contesta la llamada. Yo... procuraré esperarte y mantener silencio... hasta que concluya tu conversación, no hay ninguna prisa —Su tono de voz es cauteloso cuando mi teléfono decide volver a interrumpir en mis bolsillos. Le lanzo a la astuta rubia una mirada de hielo antes de sacar el móvil y, con un gesto de desdén, silenciar la llamada para luego apagar el odioso artefacto. —¿Qué tal si es una emergencia? —Sugiere con astucia, su voz ingeniosamente fingiendo "preocupación" por mis intereses no me convence en lo absoluto. Sé que está buscando los botones que presionar para extraer la información que ansía conocer: la identidad de quien me llama.

—No quise mirar tu pantalla, pero no pude evitar ver que mostraba como nombre de contacto "D.C.". Son las iniciales de mi hermana "Debra Collins" ¿Acaso es mi hermana? —si pudiera exprimir a esta chica, gotearía pura curiosidad— ¿Por qué no contestar la llamada? Podría tratarse de algo importante... — Mis labios permanecen sellados, limitándome solo a observarla fijamente, hundiendo mis manos en cada bolsillo de mis cotosos pantalones. Ella parece estar flotando entre la inseguridad y la curiosidad.Alza la barbilla con una expresión de superioridad, despejando su cabello de su hombro en un gesto que me parece sorprendentemente delicado.

—¿No que ya te ibas? —La desafío, invitándola a cumplir con su amenaza, mientras puedo casi oír los engranajes en su cabeza dándole vueltas a la información recién obtenida. La curiosidad parece superar sus ansias de fuga.

—Bueno, supongo que puedo quedarme un poco más... —me mira de forma sugerente, como si esperara encontrar respuestas a todas sus preguntas a través de mis facciones, pero se frustra al darse cuenta de que mi rostro estoico no revela nada—. Entonces... ¿Es ella? ¿Sabes dónde encontrarla?

Mantengo mi expresión imperturbable, disfrutando de su intento fallido de leer entre líneas. "Quieres husmear en mi pequeña caja de pandora", pienso con sarna. Pero en lugar de pronunciar esas palabras, me limito a levantar una ceja en señal de desafío, dejando que su mente siga haciendo piruetas en busca de respuestas que no encontrará en mi rostro.

—No responderás. —No es una pregunta, sino una confirmación ansiosa de lo evidente —bien —dice, resignándose antes de continuar—. Entonces... ¿Pero sí que? —Frunzo el ceño sin comprender sus últimas palabras, a lo que ella rápidamente aclara: —Dijiste: "no voy a impedir que te vayas, pero si..." y luego entró la llamada.

Le doy la espalda y arrastro mis pies hacia el sofá que ocupaba antes; tomo asiento sin contestar. Su rostro se enrojece de fastidio al ver que no respondo a sus interminables interrogantes.

—Te hice una jodida pregunta, ¡responde! —exclama, con un tono que sugiere una mezcla de impaciencia y exasperación.

Miro fijamente su rostro enrojecido, disfrutando el juego de poder que se desarrolla entre nosotros, tomándome mi tiempo para hundirme en el asiento y acomodarme—Es frustrante no obtener lo que uno quiere, ¿cierto? —digo con una calma que sé que solo agrega combustible a su frustración.

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