10. Defectos de Familia

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Angie's pov:

—¿Y? —Inquiero, al borde del colapso nervioso. Nannette me devuelve una mirada que rezuma hastío a través del reflejo en el espejo de su tocador, mientras peina con indiferencia su corto cabello rubio platinado—¿Vas a decirme o prefieres torturarme un poco más? —mi voz delata la impaciencia que palpita en mi pecho.

—¿Qué esperas que te diga, Angie? —Hace girar la yema de su dedo sobre una de sus cejas meticulosamente arregladas, acomodando su trasero en el asiento con una actitud que raya en lo exasperante—. Ya te he dicho que no tengo ni la menor idea. —Su voz cantarina me pone de los nervios—¿Crees que parezco de mi edad?—Alisa con sus dedos las arrugas alrededor de los ojos, mientras hace muecas frente al espejo y sé que en su cabeza ronda la idea del botox, cirugía plástica o alguna crema milagrosa antiarrugas—¿Recuerdas a Sophie? Dice que la edad se delata por el cuello, pero si ves el suyo, jurarías que tiene más años que yo...

—Mamá, te juro que me importa una reverenda mierda el culo arrugado de Sophie—Suelto exasperada, dejándome caer en el sofá más próximo con frustración.

—¡No me hables así, jovencita, que soy tu madre! —Advierte, clavándome una dura mirada  y ya siento que estoy perdiendo la cordura.— ¿Por qué me preguntas a mí? Si alguien sabe algo, es All. Ellos tienen confianza mutua y él es quien está al tanto de los pormenores del asunto en cuestión.

—All no está en casa y no me responde las llamadas.

—¿Otra vez no ha pasado la noche aquí?. Ah, no tengo ni idea qué le pasa a ese muchacho, cada vez lo hace con más frecuencia y total descaro. Ya sé que Dannet no es precisamente una esposa modelo, pero fue la que escogió...

—No, no la escogió, se la impusieron —Interrumpo con un tono sarcástico—. Al igual que a mí. —Mi madre es experta en ignorar cualquier comentario que no le sea conveniente. 

—Bueno, lo sé, pero... —Con una delicadeza casi exagerada, acomoda los mechones de su  flequillo—. A diferencia de Dannet... —Inclina su torso hacia mí, apoyando su antebrazo en la silla donde está sentada para mirarme directamente a los ojos—. Harry Kessler es un buen partido y, además, bastante atractivo...

—Harry Kessler es como un grano en el culo. —Espeto sin pensar.

— ¡Modera tu lenguaje!

—Lo siento, Harry Kessler es una hermosa protuberancia en el coducto de evacuación...—Le lanzo una sonrisa de labios cerrados y ella me responde rodando los ojos y negando con la cabeza con gesto infantil.—Solo dime lo que quiero escuchar y te prometo que moderaré mis maneras, mamá...

La veo regresar a su posición inicial para contemplar su hermoso y otoñal reflejo en el espejo—. Te digo la verdad, no lo sé. Ya sabes cómo es Debra con sus asuntos, es muy reservada. Además, ¿quién soy yo para saber qué hace y qué no?

—¡¡¡Su madre!!!—replico ante lo que es evidente—Es tu deber saberlo...Todas las madres son entrometidas.

—También soy tu madre y no por eso sé las cosas que haces, jovencita—gira la cabeza sobre su hombro y tuerce la cara cuando subo un pie sobre su sofá blanco favorito para atarme los cordones—Baja el pie sino quiere que marque tu cara con la suela de un zapato—Ruedo los ojos y con mala gana obedezco.—¡Eres tan salvaje!. Es una suerte que te hayas casado, ¿quién en su sano juicio contraería matrimonio con una niña con tus modales?

—Sí, todo un milagro—Murmuro con sarcasmo mientras desprendo un trozo de uña que se me ha roto.—Deja de cambiar de tema e intenta hacer memoria...—Mi móvil repiquetea, avisándome que tengo un mensaje. Muerdo mi labio superior al ver el nombre de Caiden y en un ataque de cobardía opto por la evasión en lugar de la confrontación.

SUSTITUTADonde viven las historias. Descúbrelo ahora