17. Orgullo y poco juicio

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"Puedes apartar la mirada y negarte a ver lo que prefieres ignorar, pero no puedes cerrar tu corazón a lo que, por más que intentes, ya has comenzado a sentir."

|Cap.17| Orgullo y Poco juicio

—¿Qué vas a hacer este fin de semana? —pregunta Letty, una de mis compañeras, mientras organiza las servilletas detrás de la barra. El zumbido de máquinas de café y música de fondo llenan el espacio.

Paso de ella y atravieso la barra en completo silencio. Desde que se enteró de mi boda por esas horribles fotos -de las cuales culpo a mi madre- su sospechosa amabilidad e insistentes invitaciones han sido como un puto grano en mi culo. 

Me agacho para buscar entre los cajones del fondo los artículos de limpieza.

—No es necesario, Eliza ya limpió todo el café que derramaste porque tardaste en el baño. Tienes suerte de que Adam no lo haya visto—añade con una sonrisa falsa que me provoca ganas de lanzarle el recipiente con todo y servilletas.

Me enderezo, aún con las manos vacías, y miro el mostrador reluciente para confirmar lo que me dice. 

¡Adoro a Eliza!, a Letty... no tanto.

—¿Qué vas a hacer este fin?—insiste.

—Quedarme en casa y ensayar, supongo—Le respondo con indiferencia mientras saco mi móvil con una mano y con la otra  ordeno distraídamente detrás de la barra como si me importara lo que hago. De vez en cuando, alterno miradas entre el único cliente en la esquina y  la puerta de la oficina de Adam, el gerente del lugar  —Lo mismo de siempre ¿Por?

"Que no responda, que no responda... El '¿por?' se me escapó por pura costumbre de cortesía, pero en serio, que no responda."

—Porque eso suena increíblemente aburrido, Angelina. —Sí, Letty responde. Se apoya en la barra olvidando las servilletas, por supuesto.—Un amigo de un amigo me consiguió entradas para las carreras de cabellos, ¿Vienes o me vas a dejar plantada otra vez, como la semana pasada cuando te invité al club de golf?

Me invita porque está convencida de que tengo "conexiones" que le pueden servir. ¡Sanguijuela!. Está tan metida en mi vida que tendría que cobrarle alquiler por ocupar mi espacio y así, podría tener un ingreso extra.

—No sé, Letty, tengo cosas... estoy algo ocupada este fin, lo siento...—miento con la cara pegada al móvil,  demasiado interesada en ver cómo carga la app del banco donde recibo mi sueldo. "si se le puede llamar así a la miseria que gano".

—No me vengas con eso de que tienes que ensayar o que estás cansada. Vamos, será divertido: apuetas, chicos guapos, caballos corriendo, dinero, dinero y más dinero...

—No me interesa, lo siento —respondo sin levantar la vista, concentrada en la pantalla. El drama de mi cuenta bancaria por fin se revela: saldo negativo en rojo brillante. ¡Hermoso!—¡Mierda! —musito con amargura mientras le doy al botón de actualizar, como si eso fuera a solucionar el problema.

—Por más que actualices esa aplicación, no vas a lograr que aparezca dinero como por arte de magia —Letty se burla y el instinto agresivo que nace en mí quiere abofetearla. 

—Mi pago está retrasado por una semana—me quejo, dándole al botón una vez más, porque la esperanza es lo último que se pierde.

—No te quejes conmigo, quéjate con Adam... otra vez—juguetea con un mechón de su cabello cobrizo, regalo cortesía de algún pobre infeliz del que, con toda seguridad, sacó hasta la manutención de los hijos. Porque si algo sabe hacer bien esta chica, es cobrar con intereses.

SUSTITUTADonde viven las historias. Descúbrelo ahora