Epilogo

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Todos los Styles se habían vestido de gala para la ocasión. Después de realizar todas las tareas que conllevaba el preparar una boda de alto copete (invitaciones, publicaciones en los periódicos más destacados del país, trajes, catering, decoradores...) habían fijado la fecha dos meses después de la pedida oficial.

Tía Priscila se había mostrado muy orgullosa de ser la madrina de boda de su sobrino y, para sorpresa de Louis, Mark Tomlinson (su padre) se había ofrecido a apadrinar a su hijo en el enlace. Aunque Louis no se engañaba: desde que él había abandonado el bufete familiar, el negocio de su padre había decaído estrepitosamente y la boda de su hijo con el sobrino-nieto de una de las mujeres más ricas del país, era un evento que debía aprovechar para tratar de negociar una fusión con la Styles Empire o con la Styles Company; sin embargo, y en aras de la corrección, Louis había aceptado que su padre lo acompañase en aquel acontecimiento que cambiaría su vida.

Había hablado largo y tendido con Priscila acerca de sus sinceros sentimientos hacia Harry y ella había sabido que el abogado haría muy feliz al muchacho. Por supuesto, ella les había exigido su traslado a la mansión, una vez que el compromiso fuese un hecho: no iba a apartar otra vez al muchacho de los brazos de su familia y mucho menos de ella. Les prometió que les asignarían un ala del segundo piso para que ellos pudiesen tener privacidad; así que Louis no tuvo ningún inconveniente en aceptar el irse a vivir allí.

Durante el tiempo que duraron los preparativos, Zayn había acudido regularmente a la mansión para estar con Harry; pero a menudo solía pasar las tardes con el primo de éste, Liam, que desde la fiesta parecía no tener ninguna prisa por volver a la casa de sus padres y parecía que se encontraba a gusto con él. Liam le enseñó a montar los purasangres de su tía, nadaban en la piscina, jugaban al tenis (a Zayn se le daba muy bien), al golf... pero eran los paseos y las charlas animadas con el joven Payne, al caer la tarde, lo que más gustaba a Zayn.

Harry los observaba desde las ventanas del salón, mientras sus tutores lo instruían y lo conducían en sus estudios, contento porque su amigo había encontrado a alguien afín a él. No podía negar que sentía una punzada de celos al ver cómo Zayn y su primo Liam congeniaban perfectamente, ya que la sensación de pertenencia del muchacho aún le embargaba; pero cuando lo hablaba con Louis, éste siempre le hacía entrar en razón, explicándole que Zayn tendría que asumir tarde o temprano su sexualidad y que si su primo Liam era el adecuado... pues tendrían que ayudarlo a dar ese paso definitivo para que pudiese encontrar la misma clase de felicidad que tenían ellos. Harry sabía que Louis tenía razón, pero aun así, sentía el alejamiento de su amigo como si le estuviesen arrancando una parte de sí mismo. Sin embargo, reconocía que debía dejar que Zayn se labrase su propio futuro.

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El jardín había sido decorado con una pérgola de madera, en dónde habían colocado un atril con flores. Filas y filas de sillas habían sido preparadas para que ninguno se quedase en pie y la alfombra roja que cruzaba el césped hasta la pérgola hacía juego con las lazadas de seda que decoraba el cubre-sillas de color marfil.

El salón en dónde se celebraría la cena, había sido redecorado por completo, al igual que el salón del baile, y el mismo alcalde celebraría los esponsales personalmente, acompañado de dos de sus concejales más ilustres de la ciudad.

Dentro de la casa se respiraba un aire festivo. Como de costumbre, los Styles al completo se habían reunido en la mansión y habían ido llegando durante todo el día, portando sus regalos de boda y sus felicitaciones (más o menos sinceras) a los novios. Harry, curiosamente, se encontraba tranquilo. Su tía lo observaba con preocupación de tanto en tanto, esperando el momento en el que los nervios del muchacho apareciesen en escena como era habitual en él, pero a medida que las horas transcurrían y los invitados hacían acto de presencia, el aplomo y la tranquilidad del chico era cada vez mayor. No era normal.

Se acercó a él, para colocarle, por décima vez, el nudo de la corbata. Harry había protestado mucho cuando su tía le obligó a llevar aquella prenda y no dejaba de toquetearlo con disgusto, una y otra vez.

--¿Cómo te sientes, Edward?- le preguntó la mujer, escudriñando sus ojos.-¿No estás nervioso?

--No tía- le dijo él, con una sonrisa en sus labios- Estoy bien. Siento que estoy haciendo lo correcto al casarme con Louis. ¿Tú no lo crees así?

--Yo sólo quiero tu felicidad, Edward- asintió su tía- Y si él te hace feliz pues... bienvenido sea. De todos modos, Louis es un buen hombre y te ama, de eso no tengo la menor duda; y tú más que nadie mereces a alguien así a tu lado.

--Él cree que no me merece, tía- le respondió él.

--¿Y por qué cree eso?

--Porque él, yo... bueno, mi pasado no ha sido, precisamente...

--Debes dejar el pasado atrás y mirar hacia el futuro, Edward- lo atajó su tía- Sólo así podrás seguir adelante y construir algo hermoso entre los dos. No importa lo que tú o él hayan sido o hallan hecho, lo importante... lo verdaderamente importante es lo que van a hacer a partir de ahora- La señora Styles acarició suavemente la mejilla de Harry antes de darle un beso en la cara.- No te atormentes con lo que pudo ser y no fue, y demuéstrale a Louis que él es lo más importante en tu vida. Hazme caso, Edward, lo sé por propia experiencia. Yo amé a tu tío hasta el último día de su vida y jamás permití que el dinero o el poder de mi apellido lo hiciesen parecer insignificante ni a sus ojos ni a los ojos de los demás. ¿Sabes? Mi Henry era jardinero. Sí, no me mires así. Era el jardinero de la familia y ambos nos enamoramos locamente. Por supuesto, los dos tuvimos que luchar frente a mis padres por nuestro amor, pero una vez que conseguimos salir adelante juntos, jamás le hice sentir inferior a mí ni a los míos. Eso es lo que debes hacer tú con Louis. Que tu apellido y todo lo que conlleva ser un Styles jamás se interponga entre ustedes.

--Gracias, tía Priscila, por tus palabras- le dijo Harry.- Haré como tú dices y le demostraré a Louis que yo soy el afortunado por tenerlo a él.

--Bueno... - le sonrió su tía con ternura- ahora será mejor que bajemos ¿no crees? Todos nos están esperando ya.

--Sí.- asintió Harry, sintiendo cómo su corazón se aceleraba de pura dicha- No quiero hacer esperar al novio...

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Gracias a todos los lectores de esta historia, son pocos pero a los que la siguieron aunque haya pasado mucho tiempo sin actualizar muchas gracias. Besos

Esta historia no tiene segunda parte, ni continuación Ziam, ni capítulos extras, aquí acaba.

Pretty Harry - LARRYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora