Capítulo 20

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Cuando llegaron a la mansión Styles, Priscila lo estaba esperando. Harry sabía que su tía estaría furiosa con él por haber llegado tan tarde a la prueba de su traje para el baile del sábado; así que se había preparado para recibir una merecida bronca, pero en cambio se encontró con la cara preocupada de su tía.

¡Vaya!- les dijo llegando hasta ellos- ¡Por fin aparecéis los dos!

Lo... lo siento, tía Priscila- se disculpó Harry, confundido por la calidez con que ella lo miraba.- No quería llegar tarde pero...

¿Tienes alguna idea de cuán preocupada me tenías, Edward?- lo atrajo hacia ella y lo abrazó fuertemente antes de dejarlo ir- Sólo quiero que, la próxima vez que vayas a retrasarte tanto, me llames.

Sí, tía Priscila- asintió él con la cabeza gacha y enrojeciendo de vergüenza hasta las orejas.- Lo haré, lo prometo. Es que no pensé que...

Bueno, no te preocupes más- le cortó la mujer, alargando su mano hacia su azorado rostro- Entiendo que no estés acostumbrado a utilizar un móvil, pero espero que de ahora en adelante lo lleves contigo y... lo uses. No pasa nada: el sastre puede venir mañana por la mañana a terminar de ajustar los arreglos y, además, aún tenemos tiempo suficiente para terminar los últimos detalles.- Ahora... mírame, Edward.

La señora Styles le acarició la cara y lo obligó a que la mirase a los ojos, pudiendo comprobar por sí misma el cambio que se había producido en él, y sabía que aquello había sido obra de Louis. No tenía ninguna idea exacta de qué era lo que había sucedido entre ellos; pero cuando Philippe, el maître del restaurante, la había llamado para contarle con pelos y señales lo de las nalgadas que Louis le había propinado a su sobrino y cómo ambos abandonaron apresuradamente el local, Priscila no se demoró en hacer averiguaciones sobre a dónde Louis había llevado al muchacho. El brillo en la mirada en los verdes ojos de su sobrino, y el que Louis tenía en sus propios ojos le indicó que todo iría bien.

Será mejor que vayas a la cocina y que te preparen algo de comer. Me dijeron que no probaste bocado alguno- esto último lo soltó mirando al abogado con dureza; y Louis tuvo el buen juicio de bajar su mirada sumisamente.- Ambos vayan a comer- les ordenó.

No se lo pensaron dos veces. Harry acompañó a Louis hasta la enorme cocina de la mansión, en dónde la señora Summer les preparó una deliciosa comida y, después, Harry le mostró la propiedad a Louis, sonriendo y jugueteando como un niño con zapatos nuevos.

Louis lo seguía por todas partes, feliz por el alboroto que el muchacho provocaba a su paso por la mansión, enseñándole cada rincón y cada recoveco de la misma. Harry brillaba con una nueva luz que el abogado nunca había visto en él. Le enseñó el jardín, la zona de la piscina, las cuadras, el campo de golf... y todo con aquella expresión en su rostro de suma felicidad. Louis sentía cómo su corazón estallaba de orgullo: había conseguido que Harry riese de nuevo y ¡Por Dios! Que le encantaba. Tan sólo esperaba que la recepción que había preparado su tía abuela para presentarlo oficialmente a la familia, no diese al traste con su nuevo yo. Por propia experiencia, Louis sabía del daño que podrían hacerle a Harry sus nuevos parientes. El dinero era un perro rabioso que luchaba por proteger su hueso... y los Styles atesoraban cada céntimo como viejos avaros.

Al final de la tarde, Louis se despidió de Harry con un dulce beso en los labios... y la promesa de que no faltaría en su recepción.

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Cierre sus piernas, señor Styles, y póngase derecho en la silla. Ahora coja el tenedor con su mano izquierda... ¡No, así no! Con delicadeza...

Las lecciones de protocolo lo volvían loco. Tenía que repetir una y otra vez los mismos movimientos como si fuese un autómata y el señor Clauss era muy exigente con él: no lo dejaba descansar hasta que no conseguía hacer a la perfección todo lo que él le enseñaba. ¿Por qué demonios tenía que haber tres clases distintas de cubiertos y otras tantas de copas? Si a él, con una cuchara, tenedor, cuchillo y un vaso de cristal le bastaban. Lo importante era llevarse a la boca qué comer ¿no?

Pretty Harry - LARRYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora