Capítulo 25

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Abi

Derek en un idiota. Esa fue la conclusión a la que llegué. ¿Cómo se le pudo ocurrir decirme eso? Es que en serio es idiota

Sabía que entre ellos dos había pasado algo, mi intuición no me falló. Solo de imaginar a esa estúpida con Derek me dan ganas de vomitar, y lo peor es tener que verle la cara en la empresa e imaginarla con él. Lo sé, es retorcido pero así funciona mi mente

Me dio un dolor de cabeza insoportable, me costó conciliar el sueño y ahora no era porque Derek no estaba conmigo. Mi mente no dejaba de darme imágenes de ellos dos. Logre dormir un poco como a eso de las cinco, pero no fue mucho porque poco después sonó la alarma. Decidí irme más temprano a la oficina para adelantar el trabajo

Cada vez que me acuerdo de eso, deseo con todas mis fuerzas tenerla en frente y darle un buen golpe en la cara para que se le quite esa estúpida sonrisa. No suelo ser violenta, ese trabajo es de Ash, pero Dios, es que no la soporto

Mientras me terminaba de arreglar recibí un mensaje de Derek, pidiéndome disculpas de nuevo por haberme dicho eso. Lo dejé en visto

Así la próxima que quiera decirme algo como eso, se lo piense dos veces

Tomé mi bolso y salí del apartamento. Llegué a la empresa a eso de las seis y veinte, muy temprano pero por lo menos así no saldré tan tarde y podré ir a la casa de mis padres a ver a Jason

Cuando abrí mi oficina me puse inmediatamente a trabajar. Puse mi celular en silencio, no quería distracciones

Empecé con la torre de papeles que se acumularon en la semana pasada, ya ayer no pude terminar, por obvias razones. Pasaban los minutos y no me daba cuenta, hasta que la voz de Sarah me asustó

–Buenos días Abi–pegué un brinco en la silla

–Joder Sarah, me asustaste–digo

–Lo lamento Abi, pensé que me habías escuchado–dice

–No hay problema. Ya que llegaste, necesito que lleves estos papeles a la jefa de mercadeo por favor

–Por supuesto–menciona mientras los toma– ¿a qué hora llegaste?

–Solo te diré que muy temprano. Necesito un café–suplico y Sarah sonríe. Hace unos cafés exquisitos

–En seguida te preparo uno–dice y sale de mi oficina

Prosigo con lo que estoy haciendo, Sarah entra poco después a dejarme la taza de café junto con unos quequitos. Y así paso el resto de la mañana, entre papeles y tazas de café. Estoy tan cansada, me arden los ojos de pasar tanto tiempo viendo la computadora, ni siquiera me ayudan los anteojos

–Abi ¿puedes venir un momento, por favor?–uno de los chicos del departamento me habla desde la puerta. Asiento y camino detrás de el

Llegamos a su cubículo y me enseña un nuevo problema. El dolor de cabeza que tengo se incrementa y ahora siento mis sienes explotar.

–Por más que intento utilizar la fórmula que se aplica en estos casos, no funciona, ya no sé qué más hacer–me dice preocupado. Observo detenidamente los números y creo saber cuál es el problema

–Creo saber que es. Envíamelo y trataré de hacerlo de otra forma ¿vale?

–Bien

Regreso de nuevo a mi oficina y continúo con mi trabajo. A eso de las doce escucho bulla afuera de mi oficina, dejo lo que estoy haciendo y me pongo de pie, antes de que pueda caminar hacia la puerta, ésta se abre y un Derek enojado entra y una Sarah preocupada camina detrás de el

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