Capítulo 3

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5 p.m. estética de la agencia de espías.

—Te ves hermosa — me dice Ana con una gran sonrisa.

Resulta que la misión es esta misma noche. Samantha organizó una fiesta con temática de princesas de Disney y al parecer es una buena oportunidad para que una desconocida pueda entrar a su casa.

La fiesta es para celebrar el regreso a clases que, según los expedientes, ella siempre hace el primer día de clases en la noche, ¿por que no la puede hacer antes?

Me observo en el espejo de cuerpo completo que esta en la oficina de Ana, que en realidad es un salón de belleza dentro de la agencia.

—¿Y esa quien es? — le pregunto a Ana viendo el espejo.

—Te dije que estas hermosa, esa eres tú, apuesto a que ni el propio Alex te conocería.

Veo a la chica del espejo que esta sonriendo. Su cabello rubio esta amarrado en un moño alto y es adornado por una diadema azúl, lleva puesto un hermoso vestido de princesa del mismo color que la diadema, su maquillaje es leve pero perfecto.

—Ahora si pareces una princesa — dice mi padre.

A través del espejo veo como sonríe parado en la puerta.

—Soy todo lo contrario a lo que soy — digo de repente, él y Ana me miran confundidos.

—Me refiero a que mi cabello real es oscuro y largo, yo no uso maquillaje y yo no voy a fiestas.

—Y eso me recuerda que tus ojos siguen siendo cafés — habla mi padre.

—Eso se arregla ahora — dice Ana

Veo como busca en diferentes cajones hasta que encuentra lo que estaba buscando, un par de lentes de contacto.

—No, no, no, todo menos eso — digo.

Salgo corriendo intentando alejarme de Ana pero mi padre me obstruye la puerta.

—No usare lentes de contacto — me niego cubriéndome los ojos con las manos.

—No seas infantil Cristhel — me reprende Ana.

Saco la lengua sin saber exactamente a quien le dirijo ese gesto.

—La cenicienta tenía ojos azules — dice mi padre.

—Tiene toda la razón — lo apoya Ana.

—¿O acaso no recuerdas la película? — me reta mi papá.

Niego con la cabeza, sin quitar mis manos de mi rostro.

—Cristhel te arruinaras el maquillaje — me regaña Ana.

—Me vale — le contesto.

—Cris, no le hables así a Ana —me reprende mi papá.

—No quiero usar lentes de contacto —me quejo.

—Un espía debe hacer todo tipo de cosas con tal de completar la misión — dice Ana.

Niego nuevamente sin dejar de taparme los ojos, siento que me duelen por la presión que les aplico así que separo un poco mis manos.

—Tengo una idea — dice mi papá.

Escucho que sale de la habitación y se aleja.

—Deja de cubrirte los ojos Cristhel, solo te estas arruinando el maquillaje.

Misión CenicientaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora