(Extra del capítulo 27)
Las cosas se complicaron. Cuando me enviaron a México la misión parecía sencilla, secuestrar a Vanessa, convencer a Ricardo y todos felices. Nadie se esperaba a esa chica en su lugar.
Desde que noté que no me reconoció supe que algo andaba mal, mandé a que la investigaran, necesitaba saber quien era, y como había llegado hasta ahí. Cuando Pablo me mostró su información pude reconocerla, era la hija de Jorge, era una espía, era la chica que aquel hombre quería que asesináramos.
Pero mi jefe no me había dado ninguna orden, y ese sujeto tampoco había comentado nada, que error tan grande cometió, si nos hubiera contado que ella vendría, podríamos haber hecho su trabajo, deshacernos de Cristhel.
Tomo el teléfono y llamo a mi jefe para explicarle la situación, él parece pensarlo por un momento antes de contestar.
—Ve por Vanessa, es a ella a quien necesitamos.
—¿Que hay de Cristhel? — pregunto.
—Dejala, ese insignificante se creyó capaz de hacer las cosas sin nosotros aún cuando nos lo había pedido, quería que matáramos a Cristhel en el cuerpo de Vanessa, estoy seguro. Pero no le daremos el gusto, que Cristhel regrese sin ningún rasguño — Ordena y cuelga la llamada.
Veo la dirección de la casa de Cristhel, llamo a Pablo y le digo que debemos ir por Vanessa. Me coloco una mascara en el rostro para que esa espía no pueda memorizar mi aspecto, aunque tal vez ya es tarde.
—¡Jefe! Unos autos se acercan sospechosamente — informa Pablo.
—Enciende el auto — ordeno.
Corro hacia el cuarto donde está Cristhel, la chica que Pablo consiguió sigue a su lado
—¡Vámonos! — digo lanzándole una media para que oculte su rostro.
Corro hacia la puerta trasera mientras escucho los motores de los autos detenerse y pasos apresurados en la entrada. Ya no hay tiempo, subo en el asiento de copiloto, Pablo arranca el motor al instante en que las niñas suben.
—¿Adonde vamos? — pregunta la chica que Pablo consiguió para este trabajo.
—Vamos a buscar a la verdadera Vanessa, Quien debe verse como Cristhel Sánchez López — digo volteando a verla para que sepa que estoy enterado de quien es en realidad.
Pablo se quita la máscara para ver mejor el camino, lo imito, ya que no quiero que la policía nos detenga y las cosas se complique más.
—¿Como es que ellos nos encontraron? — pregunta Pablo sin dejar de ver el camino.
—No lo sé, pero no creo que sepan nuestro siguiente movimiento.
Una sonrisa finaliza mis palabras, intentando que Cristhel sienta un poco de miedo. Nos acercamos a la casa de Jorge, de repente la puerta trasera se abre, volteo solo para comprobar que Cristhel saltó del auto.
—¡Ve por ella! — le grito a la chica cuando Pablo se estaciona.
Ella baja y comienza a perseguir a la fugitiva. Me acerco al portón de la casa, tiene un candado que abro fácilmente con ayuda de una llave universal.
Cruzo rápidamente el patio y abro la puerta con la misma llave, una chica idéntica a Cristhel está sentada en el sofá de la sala viendo televisión, ni siquiera se molesta en voltear.
Avanzo en silencio hacia ella, voltea e intenta huir, pero intuyo sus movimientos y la tomo por la cintura para poder cargarla sobre mis hombros. Corro como puedo hasta el auto, Vanessa patea, araña y grita con todas sus fuerzas, pero no me importa.
La meto en el asiento de atrás y tapó sus ojos con una venda, luego amarro sus manos con una soga. Subo al auto y Pablo comienza la marcha en busca de su elegida.
—Alli está Laura — dice mi ayudante.
Él calcula hacia donde correrán y se estaciona en la esquina siguiente, casi como una película, Cristhel se impacta contra la puerta trasera y cae al suelo. Laura aprovecha para subirla al auto, veo como la inspecciona hasta que corta su pulsera y la tira por la ventanilla del auto.
—Ahora no las podrán encontrar — digo, pensando que la pulsera era un rastreador.
Laura amarra los píes de Cristhel, ya que las manos aún las tiene atadas, también le venda los ojos para que no pueda ver el camino, Pablo activa el seguro de las puertas para que no se le ocurra volver a escapar.
El camino transcurre en silencio hasta que llegamos a la nueva casa de seguridad, una casa de dos plantas color rosa. Abro la puerta y les indico que las lleven al sótano.
—Amarren bien a estas niñitas — digo desde la puerta.
Me voy a la sala para hacer al fin mi trabajo, convencer a Ricardo de reconsiderar trabajar para nosotros.
Después de las negociaciones él acepta para que nada le pase a su única hija.—Pablo, informa a Vanessa que su padre acepto nuestra oferta — ordeno al colgar la llamada.
—Perfecto — dice él sonriendo y caminando hacia el sótano.
—No pensé que fueras capaz de secuestrar a alguien niña — le digo a Laura — Por algo Pablo te eligió como su mejor elemento.
—Se hace lo que se puede — dice sonriendo — Tal vez usted pueda hacerme subir de puesto.
Sonrío ante su intento de promoción, pero eso no depende de mí, además es solo una niña.
—Eres muy pequeña y este mundo es muy cruel.
—Puedo lidiar con lo que sea, además ya estoy hasta adentro.
Lo que la ella dice es verdad, cuando entras en este mundo, la única manera de salir es en un ataúd.
—Eres muy valiente, tal vez algún día puedas subir de rango.
Ella sonríe, Pablo sube del sótano muy feliz, le gusta torturar a las personas, no tengo idea de lo que pasó allá abajo.
—Nuestro trabajo casi termina — informo — Solo falta soltar a las chicas.
—Lo de Vanessa lo entiendo, ¿pero que hay con la otra chica? — pregunta Pablo.
—También quedará libre.
—Vio nuestros rostros, puede denunciarnos — reclama, y con mucha razón.
—Esas son las órdenes Pablo, yo no puedo hacer nada, ahora necesito que me acompañes — digo caminando hacia la salida.
—¿Y que pasa con esas niñas? — vuelve a preguntar.
—Laura se quedará cuidándolas, tú confías en ella, yo también — digo viendo a la chica, ella sonríe.
Salimos de la casa y subimos al auto, le digo a Pablo que me lleve al aeropuerto y él obedece.
—Cuando vuelvas deben soltar a las chicas, no permitas que Vanessa los vea, y amenaza a Cristhel para que no diga nada, usa a su padre o amigos, sé que sabrás que hacer.
—Se me ocurrirá una buena técnica para esa niña, creeme que no querrá decir nada.
El camino al aeropuerto es muy largo, pero al fin estamos allí, Pablo se estaciona y se despide de mi.
—Gracias por tu ayuda Pablo, en la maleta que traje está tu paga, es tu decisión si le das algo a tu chica — digo bajando del auto.
El se despide con la cabeza y veo como se aleja. Entro a la sala de espera donde muchas personas caminan de aquí para allá esperando sus vuelos. Llego el momento de volver a Rusia, mi hogar, lo que suceda con esas niñas ya no es mi problema.
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Misión Cenicienta
Teen FictionTodos conocemos la historia de una hermosa chica que asiste a una fiesta, baila con el príncipe, huye a las 12 y olvida su zapatilla. Esta es la historia de una espía que va a una misión, comete un pequeño error, termina bailando con un lindo chico...