Capítulo 39 Parte 2

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¡Daniel está entrando! — grita Karely alarmada.

Corro hasta el escritorio y me agacho detrás de él. Veo un haz de luz que aparece y se disuelve rápidamente. Escucho pasos que se acercan y veo un par de botas que se asoman debajo de mi escondite.

¿Ángel me vio entrar? ¿Alguien le dijo a Daniel donde me encontraba? ¿O es solo una coincidencia?

—Ya no puedo con esto — se escucha abatida la voz de Daniel, en la oscura y silenciosa oficina.

Y digo silenciosa porque, a pesar de que la música suena a todo volumen afuera, aquí no se escucha ni el menor ruido, solo mi respiración y mi acelerado corazón por estar tan cerca de ser descubierta.

—La cámara — dice asustado.

Lo veo aparecer en mi campo de visión y pararse debajo de donde alguna vez estuvo aquel artefacto. Saca su celular y enciende la linterna, alumbra el techo buscando algo que no encontrará.

Una estruendosa música rompe el silencio haciendo que salte del miedo y me golpee la cabeza con el escritorio. Daniel observa su celular y contesta la llamada.

—¿Qué pasa Ángel?... Lo siento apague el micrófono por un momento, pero no te preocupes, voy para allá.

Él voltea y mi corazón se detiene. Lo veo alejarse, escucho como se abre y cierra la puerta. Vuelvo a respirar y siento un dolor en la cabeza.

¿Cristhel sigues viva? ¿Te descubrieron? — pregunta Karely preocupada.

—Estoy bien — confirmo saliendo de mi escondite y masajeando la parte del impacto — Sigamos con el plan.

Debo esperar un rato para volver a manipular las cámaras o Ángel se va a dar cuenta — me avisa.

Esto va a tardar un poco y lo que menos quiero es eso. Me coloco los lentes y comienzo a buscar una salida, una palomita verde abarca la puerta, pero no lentes por ahí no es. ¡Bingo! Cerca del librero hay otra señal afirmativa.

Camino hacia allá y espío por un pequeño espacio de la cortina. Esta ventana da al patio, creo que puedo salir por ahí, solo hay un pequeño inconveniente, la cámara.

—Kare necesito que congeles la otra cámara del patio.

Congelada — contesta después de unos segundos.

Abro la ventana lentamente, nadie aparece por aquí, salto hacia a fuera, que bueno que es una gran ventana corrediza sin protección, la vuelvo a cerrar y me alejo en dirección al patio trasero. Vuelvo a encender el micrófono de mis amigos.

No he visto nada sospechoso — dice Chase.

Yo en verdad no he visto nada — se queja Alex.

No llores Alex, yo estoy viendo toda esa comida y no puedo bajar a probarla, se ve tan deliciosa — sufre Ángel.

El que te dice que no llores es el que esta llorando — se burla Daniel.

Misión CenicientaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora