Ruth: Miércoles a las 5:30
Vuelvo a leer el mensaje que Ruth me mandó. Hoy es el día en que tengo que verla y eso me aterra un poco, ¿que tal si me reconoce en la fiesta y le dice toda la verdad a Ryan? No puedo arriesgarme a eso.
Ahora estoy en la agencia, al principio me pareció raro trabajar con mis amigos, pero ya me estoy acostumbrando a venir todos los días juntos y a verlos por los pasillos.
Chase y Ángel, fieles a su palabra, se fueron a las áreas que ya habían comentado, química e inteligencia. Por su parte Ryan quiso aprender a ser espía de campo, y ahora entrena todos los días con los novatos.
Y bueno, son las 4:00 de la tarde, es hora de poner en marcha mi plan. Dejo la pistola con la que he estado practicando mi puntería, así mismo los elementos de protección.
—¿Ya te vas? — pregunta Alex quitándose las orejeras acústicas.
—Si es que voy a salir más tarde — contesto acomodando el equipo que estaba usando.
—¿Y se puede saber con quien? — vuelve a preguntar quitándose los lentes de protección.
—¿Estas celosos? No es un chico, si es lo que te estás preguntando — digo y salgo del cuarto de entrenamiento.
—¿Y me dejarás solo? — escucho que pregunta.
Lo ignoro y sigo caminando, no escucho pasos siguiéndome así que continuo mi recorrido hasta la oficina de Ana. Entro y veo que el lugar está vacío, pero eso también lo pensé una vez y resultó que si estaba.
—¿Ana? — pregunto cerrando la puerta.
No hay respuesta. Avanzo hasta donde tiene algunas pelucas acomodadas en maniquís, si tomo una de éstas se dará cuenta.
—¡¿Ana?! — levanto un poco más la voz — ¿Estas aquí? — sin respuesta.
Aprovecho y sin mover mucho las cosas busco más pelucas, sé que debe haber más, y me doy cuenta de que no estoy equivocada, cuando encuentro una bolsa llena de pelos.
Buscó entre ellas tratando de no enredarlas hasta que encuentro una peluca de rizos rojos, la tomo y la guardo en mi mochila, me la coloco en la espalda y acomodo la bolsa de pelucas en su lugar. Estoy por salir cuando la puerta se abre.
—¿Cristhel que haces aquí? — pregunta Ana.
Mi corazón late muy rápido, y no sé si se debe al susto, o a que Ana casi me agarra con los pelos en la mano.
—Es que quería hacerte una pregunta — contesto intentando calmar mi respiración.
—Dime, ¿que se te ofrece? — dice acomodando las cosas que trae en una bolsa.
—Este viernes hay una fiesta de disfraces y me preguntaba sí... ¿te gustaría ayudarnos, a los chicos y a mi, a poder disfrazarnos? — pregunto con cara de inocencia.
—Por supuesto — dice sonriendo.
—¿Te molestaría si también traigo a una amiga? — vuelvo a preguntar.
—Para nada, sabes que amo maquillar y disfrazar personas.
—Gracias — digo abrazándola y salgo corriendo de su oficina.
Veo el reloj que marca las 4:35. Aún queda tiempo para alistarme e ir a ver a Ruth, así que no me preocupo y me voy caminando hacia mi casa.
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Misión Cenicienta
JugendliteraturTodos conocemos la historia de una hermosa chica que asiste a una fiesta, baila con el príncipe, huye a las 12 y olvida su zapatilla. Esta es la historia de una espía que va a una misión, comete un pequeño error, termina bailando con un lindo chico...