Capítulo 23

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Han pasado diez días desde aquella noche en que vi a mi padre y mejor amigo por última vez. Me he adaptado a esta escuela, en especial a los amigos de Vanessa. En su casa me va bien, me tratan como si fuera su hija.

Pero no es igual, nada puede compararse con ir a mi escuela con mis amigos, con una caminata bajo el sol hasta la agencia, con ver a mi padre todos los días detrás de su escritorio, con pasar la tarde sola, y a veces, también las noches.

Extraño todo lo que tenía, ahora entiendo el dicho de nadie sabe lo que tienen hasta que lo pierde. Yo no lo perdí, tengo fe en que mi padre logrará encontrar a las personas que amenazan a Vanessa, para al fin volver a casa.

Solo debo esperar un poco más, hasta ahora todo va bien, pero temo que las cosas se compliquen, y no me refiero a la escuela. ¿Pueden las amenazas volverse realidad?

Al fin llegó el viernes, dos días descanso y luego otra vez a la escuela. Las clases pasan normal, hoy Elena no vino, así que estoy sola en un salón a la hora de receso, sin hambre y sin ganas de buscar a Kevin.

Veo que a lo lejos pasa Ruth, tal vez sea mi oportunidad de llevar acabo mi plan. Tomo mi mochila, salgo del salón y comienzo a seguirla, ella no camina muy rápido, así que la alcanzo rápidamente.

—Hola Ruth — saludo caminando a su lado.

—Hola.

—¿Sabes por qué no vino Elena? — digo intentando sacar un tema de conversación.

—No.

Creo que no le agrado, o no tiene ganas de hablarme. Tal vez la verdadera Vanessa no la hablaba, o le caía mal. Pienso en algo que si llame su atención para que me hable.

—¿Tienes clase?

—Estamos en receso — dice viéndome con cara de deja de molestar.

—¿Tienes novio? — Esperen, ¿de donde salió eso?

—No — dice dudosa viéndome raro.

—¿De casualidad conoces a una chica llamada Samantha?

—Existen muchas Samanthas — dice dejando de caminar — Se más específica.

—Samantha Ramírez González — digo recordando sus expedientes.

Ruth se queda pensando, viendo hacia todos lados. De pronto veo que sonríe, pienso que ya la recordó, pero no, es su amiga Jessi que viene a terminar con su sufrimiento.

—Hola Jess — la saluda muy emocionada.

—Te estuve buscando y no te encontraba — le dice su amiga —Hola Vanessa — me saluda notando mi presencia.

—Hola Jessi.

—¿La Samantha de la que hablas tiene el pelo castaño y lacio? — me pregunta Ruth.

—Si — digo muy emocionada.

—¿La Samantha del curso de belleza? — pregunta Jessi.

—¿Se llamaba Samantha Ramírez? — le pregunta Ruth, ella solo se encoje de hombros.

—Es una que va a una escuela privada, hizo una fiesta al inicio de año — digo intentando refrescarles la memoria.

—Ah, sí, ¿recuerdas que me invitaste a esa fiesta? — dice Jessi.

—Sí, no me acompañaste, solo fui para no quedar mal con Sam.

Ahora si hablamos el mismo idioma.

—¿Y que piensan de su hermano?

—No lo conozco bien, solo lo he visto de lejos — confiesa Ruth.

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