Capítulo 33

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Parece que va a llover, el cielo se está  nublando, parece que va a llover, ¡ay! mamá me estoy mojando. Esa canción de Pedro Infante se me viene a la mente al ver el cielo nublado. Comienzo a tararearla mientras camino con mis amigos hacia la casa de Alex.

Caminamos por la banqueta hasta que veo aquella casa de dos plantas color crema, Alex busca sus llaves para abrir el portón de la entrada. Cuando una cosa peluda corre desde el pasillo que lleva al patio saltando hacia nosotros poniendo sus patas en la reja.

—¡Ay mamá! — grita Daniel brincando atrás de Chase.

Él era el más cercano a la parte donde el pequeño perro se subió. Un hermoso perrito peludo, blanco con manchas negras y toques de café menea la cola mientras Alex abre el candado, y una vez que la puerta es abierta, sale corriendo velozmente hacia la calle.

—Y allá va Firulais — dice Daniel viendo al perro que ya va muy lejos.

—Volverá — dice Chase.

—No volverá — contradice Ángel.

—¿Van a entrar o no? — pregunta Alex en la puerta de su casa.

Entramos a la propiedad, dejo el portón abierto en caso de que el perrito vuelva. Al ingresar a la casa me inunda esa sensación de tranquilidad, que se siente cuando entras a tu hogar.

Lo primero en la casa de Alex es la sala-comedor, un tenue aroma a canela se siente en la pieza. Daniel se sienta en un sillón, Ángel y Chase en las sillas de comedor, Ryan, Alex y yo seguimos de pié.

—¿Firulais vuelve solo o hay que buscarlo? — pregunta Daniel.

—Vuelve solo, y se llama Panda — informa Alex viendo hacia afuera.

—¿Y tu mamá? — pregunto porque no escucho ruidos en la casa.

—Tal vez esté arriba — contesta Alex.

Todos nos quedamos en silencio por largo rato, aún siento que a Alex no le agrada la idea de que estemos aquí.

—¿Soy el único que siente que esto es incomodo? — pregunta Ángel

—Mejor vamos por Firulais — opina Daniel saliendo de la casa.

Después de salir a buscar a Panda sin éxito y regresar para ver que ya dormía en el patio, comimos los ricos chilaquiles que la mamá de Alex cocinó, para después ver una película

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Después de salir a buscar a Panda sin éxito y regresar para ver que ya dormía en el patio, comimos los ricos chilaquiles que la mamá de Alex cocinó, para después ver una película.

La lluvia comenzó a caer hace rato, ahora estamos sentados en la sala. Daniel está en el piso acariciando la cabeza de Panda que duerme junto a él.

—¿En que nos quedamos con la misión? — pregunta Ryan — Han pasado tantas cosas que ya me perdí.

—Bueno, creo que lo último que hicimos fue en el partido, cuando iban a ver quienes llegaban — explica Daniel.

—¿La lista quien la tiene? — pregunta Ángel.

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