2011 Pt. 2

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La zona estaba siendo puesta en cuarentena alrededor del martillo gigante y yo me aburría al presenciarlo todo.

-Voy a ir a comer al pueblo. –le avisé a Coulson.

-Vuelve para cuando todo este ensamblado.

-Tienes a Clint, no entiendo para que Fury quería más músculo en esta operación.

-Tal vez no te mando por tus músculos.

-¿Cree que el martillo es de algún mutante?

-Es una posibilidad, princesa Stark.

-Okay, lidiaremos con eso después, ahora quiero un Milkshake y una porción grande de papas fritas.

(...)

-Un Milkshake de vainilla y una hamburguesa con queso y tocino con papas fritas. –le pedí a la señora detrás de la barra.

-Perfecto, linda, de inmediato. –me sonrió la mujer.

-Esta bebida me gusta. –escuché atrás mío decir a un hombre.

-Lo sé, es fantástica. –concordó una chica

-¡Otra! –y el sonido de algo romperse lleno el restaurante y volteé a ver la escena.

-Perdón, Izzy, fue un accidente. –se disculpó otra chica con la mujer que me acaba de atender. –¿Qué fue eso? –le reclamó al hombre rubio, era muy atractivo.

-Estaba deliciosa, quiero otra. –se excusó el hombre.

-Podías haberlo dicho.

-Lo dije.

-Podías haberlo pedido bien.

-No quise ser irrespetuoso.

-Bueno, no rompas más cosas ¿Está bien?

-Te doy mi palabra.

-Bien.

Pero que más rara forma de actuar y hablar, pensé. Me entregaron mi orden y yo empecé a comer. Segundos después entraron dos hombres más al restaurante.

-Lo de siempre, por favor, Izzy. –dijo uno y se sentaron a un asiento del mío. –Te perdiste toda la emoción del cráter.

-Dicen que una clase de satélite aterrizo en el desierto. –dijo el otro. Estaban hablando del martillo. –Nos estábamos divirtiendo hasta que llegaron los federales.

-Disculpe, ¿Dijeron que cayó un satélite? –le preguntó la misma chica que habló con el rubio.

-Sí.

-¿Cómo era el satélite? –le preguntó un hombre mayor que estaba con la chica también.

-Yo no sé nada de satélites pero era pesado. Digo, nadie lo podía levantar. Dijeron que era radiactivo. Yo lo toque. –de pronto el hombre rubio que tiró la taza lo tomó del hombro.

-¿Qué camino? –le preguntó.

-80km al oeste de aquí. –y el rubio se dirigió a la salida. –¡No pierdas el tiempo! ¡Iba todo el ejercito!

Ese hombre me parece medio raro. Investigare más, pero primero, terminaré mis papas. "Ahora, Belle" dijo mi subconsciente. Saqué 20 dólares de mi billetera y se los entregue a Izzy.

-Quédate con el cambio, que tenga un buen día. –le sonreí y ella correspondió.

-Dios te bendiga, niña.

A True AvengerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora