La «célula Madison», que se había reducido a un simple temblor a pesar de las
constantes sacudidas de la familia Etchart, ha recuperado la efervescencia de las
primeras horas: la niña, que contaba 11 años en el momento de los hechos,
desapareció hace tres años de la Costa Vasca, el 14 de junio, en circunstancias aún
desconocidas. La pequeña, a la que se vio por última vez cuando bajaba del
autocar que la llevaba a casa desde la escuela Jean Rostand de Biarritz, donde
acababa sexto, parece haberse volatilizado en aquella carretera de los alrededores
de Guéthary sin dejar el menor rastro. Pese a que los gendarmes encargados del
caso optaron enseguida por la tesis del secuestro, no consiguieron juntar indicios
válidos, y las pistas que se siguieron no dieron resultado alguno. La investigación
sigue, aunque solo se ha destinado a ella una decena de agentes... agentes que se
están moviendo de nuevo desde que una tal Muriel B., médium y radiestesista, les
ha proporcionado nuevos elementos que, según la policía, serían tan inquietantes
que valdría la pena tenerlos en cuenta. «En efecto —explica el teniente coronel
Carlotti, encargado de la investigación—, la señora B. nos ha confiado unos
detalles sobre el caso que nunca ha divulgado la prensa. No es corriente tener que
recurrir a este tipo de especialistas, pero en un caso tan grave no queremos
desechar ninguna pista.» Después de tres años de búsqueda infructuosa, es pues el
sector paranormal el que reactiva las investigaciones para intentar comprender qué
pudo haber pasado con la niña. «La señora B. ha dado instrucciones sobre
búsqueda precisas —prosigue Carlotti—. Según ella, la pequeña estaría bajo
tierra, aunque viva, y en nuestra región: "En algún punto cercano al Nivelle,
próximo a la frontera española aunque en territorio francés", precisó B. La mujer
ve también un vehículo negro y las letras R y L, aunque no puede determinar si
dichas letras corresponden al lugar donde se encuentra retenida Madison, al
nombre de su secuestrador o incluso al automóvil.» Por consiguiente, la policía
peina la provincia de Lapurdi, inspecciona los vehículos negros registrados en la
zona (en particular los Renault) y se interesa por todas las casas, pueblos y
personas cuyos nombres contengan las dos letras citadas por la médium. «Nos
anima que se hayan reanudado las investigaciones —nos ha confiado con cierta
amargura Raphaël Etchart, padre de la desaparecida—. Pero no nos hacemos
ilusiones respecto al origen de la información... En tres años hemos recibido
cientos de cartas como las de la señora B., y todas las hemos remitido a la policía.
Léonore y yo seguimos convencidos de que Madison está viva. No teníamos
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Nunca olvides que te quiero - Delphine Bertholon
Teen FictionHacía tanto tiempo que no nos habíamos dicho nada... Madison tenía 11 años cuando fue secuestrada. Es una niña viva, alegre y divertida que desde muy pequeña ha desarrollado una fuerte personalidad, repleta de imaginación y creatividad, y que inclus...