Capítulo 18

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Donghae tenía las manos puestas en el volante con fuerza; la espera nunca había sido buena amiga suya, mucho menos en una situación como esa. Faltaban tres horas para la media noche y Emily aún no se dignaba a aparecer en casa. Estacionado, a un lado de la entrada de la gran mansión Rivera, esperaba a que la mocosa apareciera, sin mucho éxito alguno.

Después de una larga espera, vio aparecer a Emily con una mochila en la espalda al lado de Jacobo, caminando de forma pacífica y riendo como dos locos. Los vio a través del espejo retrovisor y frunció el ceño con ira, además, todavía seguía molesto por la pelea del día anterior.

-¿Y si te compras un perro? –Preguntó Jacobo- Podrías llamarlo Emil, así nunca te olvidaría de su nombre.

-¡No quiero un perro! –río Emily, traía puesta una pulsera de cartón con el nombre de una película, al parecer habían ido al cine- ¿Para que querría yo un perro? No soy buena cuidando cosas o animales.

-No lo sé, pero... -La presencia de alguien frente a ellos detuvo la amena charla que tenían. Era Donghae, en medio del camino, con una notoria molestia en el rostro-

-Buenas noches Emily –saludo irónico cruzando los brazos con superioridad- me alegra verte tan contenta, pensé que te había sucedido algo, no contestaste mis llamadas durante todo el día –Jacobo miro extrañado ¿Emily conocía a ese sujeto? ¿Qué se traía con él? ¿Era la persona con la que estaba saliendo? –

-Ah sí, estuve haciendo cosas–respondió después de dejar el asombro, tan despreocupada como siempre-

-Créeme, lo he notado.

-¿Se conocen? –preguntó el mocoso, Donghae quiso golpearlo, era más odioso que en las fotos-

-Si... -admitió Emily- es un amigo -¿Un amigo? Se preguntó Donghae ¡Lo presentaba como su novio cuando le daba la gana!-

-Ah... bueno, entonces ¿Te quedarás con él? –ella iba a decir algo pero Donghae interrumpió autoritario-

-Si –imperativo-

-Bueno... -sin saber que hacer o decir retrocedió lentamente- supongo que está bien entonces, de todas formas ya te he dejado en tu casa. Nos veremos luego, cuídate.

-No le hagas caso Jacobo, él es así de malhumorado todo el tiempo, es agradable cuando lo conoces –Jacobo sonrío, era bueno que se lo dijera porque había mucha tensión en el aíre- ve con cuidado –se despidió- nos vemos luego.

-¡Claro! –Asintió, iba a acercarse a despedirse de ella con un beso en la mejilla, pero la mirada permanente y penetrante de Donghae lo intimidó un poco- hablamos luego ¡Adiós Em!

-Adiós –lo despidió agitando una mano, mientras veía como Jacobo desaparecía a lo lejos- ¿Qué rayos te sucede Donghae? –Se volvió hacia él en cuanto lo vio bastante lejos como para no escuchar- ¿Por qué apareces de repente? ¡Ah! ¡Lo olvide! Ya te dieron permiso ¿Verdad?

-¿Qué me pasa? ¿A mí? ¡Nada! Tu invades mi espacio personal todo el tiempo, y te apareces cuando se te da la gana ¿Me culpas ahora por hacer lo mismo? Eres tan...

-Te dije que no quería verte, no tenía tiempo hoy para ti, que desobediente eres –Donghae rodó los ojos, viniendo de ella era bastante irónica aquella acotación-

-¿Qué no tenías tiempo para mí? –Gruñó perdiendo la paciencia, la tomó del brazo con cierta brusquedad y tironeo de ella hasta su lujosa camioneta negra, acorralándola contra el vehículo y su cuerpo, colocando los brazos a su alrededor como si fuera una cárcel humana. Emily iba a quejarse, pero los ojos furiosos y potentes de él la capturaron- ¿No tenías tiempo para mí pero si para ese mocoso?

La MocosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora