La Mocosa

Capítulo 11: No iremos a la fiesta

Más tarde, Emily lucia varios vestidos frente al espejo, intentado descifrar cual sería el adecuado para la ocasión, Donghae por el contrario había optado por descansar en el cómodo sofá frente a la tv, la miraba de soslayo a cada instante para intentar comprender un poco su comportamiento alocado y abierto, común al de muchas adolescentes de hoy en día.

-¿Qué tal este? –Preguntó poniéndose frente a la tv, mostrándole un vestido purpura pegado a su delgada figura, hecho de tela brillante, parecido al que había usado aquella vez en el restaurante de su Amigo. No podía negarlo, se le veía exquisitamente fresca, libre, tan Emily... tan hermosa-

-Se te ve bien –Pronunció sin mucho interés, debía fingir que aquello no le había movido el piso como ya era el caso-

-¿En serio? –Repusó- No pareces muy convencido...

-Sí, se te ve bien, ya sabes, está bien por el... color...

-Creo que me pondré otro, este no parece gustarte.

-¿Para qué? ¡Ese está bien!

-No parece gustarte –suspiró- es nuestra última noche aquí y quiero que todo salga perfecto para que no dejes de recordar estos momentos –Jugó con la tela del vestido algo melosa-

-Oye... Está bien, Emily, Me gusta el vestido, se te ve muy bien.

-Nada de eso, iré por uno mejor... Espérame aquí.

Vio cómo su delicada silueta desaparecía tras el baño, se encogió de hombros y siguió en lo que estaba mientras la esperaba paciente. Emily se miró en el espejo del baño una vez más y se preguntó qué tipo de vestidos le gustaría a Donghae ver en una mujer, tal vez como los de Jaqueline, hubiera sido capaz de usarlos, aunque, desechó la idea al recordar lo anticuada y cubierta que se vestía algunas veces. ¿Tal vez el vestido rosa pálido que había comprado semanas antes de llegar y aún no había estrenado? ¿O el vestido verde con pequeñas flores celestes que era su favorito? La tela de la prenda se deslizó hacia el suelo sobre su piel, dejándola solo en ropa interior, aún indecisa de que usar caminó de lado a lado viéndose al espejo. Segundos después sonrió como si tramara mentalmente alguna vil travesura... ¿Y qué tal algo más natural? ¿Algo menos cargado? Mejor aún ¿Qué tal si ya no iban a ninguna fiesta?

Aquella mirada perversa y juguetona recorría la habitación mientras pensaba en como concretar el plan que tenía ya propuesto. Respiró hondo y soltándose el cabello para acomodárselo rápidamente abrió la puerta en dirección hacia Donghae; él seguía viendo la pantalla concentrado en un programa de Mtv que había encontrado de sorpresa, ni siquiera giró a verla después de sentir la puerta abierta. Caminó descalza a pasos silenciosos hasta su destino y la mirada de Donghae se desvió automáticamente del aparato para quedarse perplejo admirando la silueta de la mocosa, cada centímetro de su piel, esa ropa interior que traía puesta y pretendía imitar la piel de un leopardo... luego pasó a observar su estrecha cintura, cada pequeño gesto que le mandaba formando una indirecta lo suficientemente directa como para saber lo que estaba a punto de hacer.

-¿Y qué tal así? –Preguntó provocativa al notar que Donghae se había quedado sin aliento y palabras- es más natural ¿No crees?

-Emily... -Tragó saliva- estás loca...

-¿Este si te gusta? –Dándose la vuelta para mostrarle completo el juego de ropa interior con detalles animal print que traía-

-Oye... mocosa no po...

Emily lo interrumpió, inclinándose hasta él mientras apoyaba ambas manos a cada lado del sofá para tener un mejor acceso a tocar sus labios con los suyos. Donghae no pudo resistirse, era demasiada tentación delante y por mucho que se opusiera la niña siempre se salía con la suya; con debilidad y librando una batalla mental entre el continuar o detenerse, llevó una mano a la cintura inclinada de Emily, ella ni siquiera puso oposición a aquel toque, cosa que desato aún más el descontrol en él; inclinó las rodillas para subirse al sillón quedando prácticamente encima suyo; ya con mayor confianza Donghae se decidió a poner ambas manos alrededor de su cintura empezando a acariciarla con temor, temor de que su subconsciente reaccionara y arruinara el momento tan privilegiado que se estaba llevando a cabo en aquella lujosa suite del hotel.