El sonido de las sirenas comenzaba a inquietarme cada vez más. El lugar estaba lleno de sangre que provenía del cuerpo pálido de una niña, tirada en una esquina, con unas tijeras clavadas en la frente, mi mejor amiga.
Mi razón comenzó a aparecer, ¿que carajos había hecho?Entró la policía 5 minutos después. Vieron la escena con tan incredulidad que se miraban unos a otro. Haciéndose paso detrás de ellos, apareció mi maestra, que temblaba y también estaba llena de sangre y el pelo desacomodado.
-¿Que ha pasado aquí?-Dijo uno de los oficial, analizando la escena.
-Fue... Fue es niña- Me señalo, llena de miedo y un poco de odio- Ella la apuñaló- Dijo la maestra.
En serio. Por mi mente solo pasaba esa pregunta ¿qué había hecho?. Yo no pude haber matado a Katya, ella era la única persona, en el preescolar que toleraba mi existencia, era mi única y mejor amiga. Estaba convencida de que no había sido yo. Solo podía mirar a Katya, podía ver su inexpresivo y hermoso rostro lleno de sangre. Si, quizá si había sido yo.
Los oficiales me levantaron lentamente del piso, como si se tratase de algún animal peligroso.
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Pasaron casi dos horas, estaba sentada en una sala de espera. Todo era blanco, y frío, había gente por todas partes, la inquietud que me llevaba a una Katya destrozada y cubierta de rojo se habían disipado, sí, era mi mejor amiga, debería estar desecha, pero no podía sentirme mal, ni triste, no me sentía asustada, solo... no sentía algo.
Un tipo alto, con bata blanca interrumpió en mis pensamientos. Llevaba unos papeles en la mañana, donde pude distinguir una foto mía.-Hola linda, Emma, ¿cierto?- Me dijo aquel hombre, cuyo rostro no expresaba algo, pero lo irónico, era que su voz era cálida y familiar.
-Si. - Dije aun desconfiada.
-Bien, acompañame, necesito hacerte un par de preguntas y...- Lo interrumpí.
-Y ¿podré irme a casa?-Dije con los ojos llenos de esperanza.
-Mmm, nena, mira, será complicado, esto será un proceso, veremos eso después. ¿Vale?-Me dijo tratando de sonreír.
Caminé detrás de él, viendo las habitaciones que había por el pasillo, unas estaban vacías y en otras habían personas, en batas azules que parecían vestidos.
Caminamos hasta llegar a un consultorio, era todo impecable, había un escritorio de madera inmenso, parecía ser caoba.
El se sentó, seguido, me pidió que le imitara.
Se acomodó en su gran silla, mientras ordenabas papeles.
Puso sus manos entrelazadas en el escritorio.
-¿Que ha pasado con esa niña, Emma?-Me dijo acomodando sus lentes.
-Katya, se llama Katya.-Dije en tono reafirmante.
-Ja, se llamaba, cariño, ha muerto. Y su muerte hasta ahora es algo que deseo saber. Tu estabas ahí, y esas tijeras tenían tus huellas. - Su voz se torno de amable a brusca.
Me hundí en la silla, decidida a no responder. Miraba solo los manos, que aún tenían manchas secas de sangre.
-¿Por que lo hiciste Emma? Todos me aseguran que era tu mejor amiga. ¿Que sucedió?-Dijo, tratando de estabilizar su voz y hacerla más amable.
-No lo se.-Dije, viéndole directamente a los ojos.
-Vaya, que concreto. ¿Que sentías al hacerlo, Emma?- me dijo
acercándose más a su escritorio.
-Nada, exactamente. -Dije, inevitablemente esbozando una pequeña sonrisa.
-Ok, Emma, necesito que te quedes aquí, iré por tus padres.
Asentí. Y salió de la habitación.Unos minutos mas tarde, entró junto a mis padres, el tomó de nuevo su lugar, mis padres se sentaron, uno a cada lado de mi.
Mi padre era ingeniero, trabaja en una compañía automotriz, mi madre, trabaja en "Holliwood". No era que trabajará exactamente ahí, no como actriz o cantante, mas bien, ella hacia que ellos lucieran bien, era maquillista y estilista. Yo admiraba su trabajo, casi siempre viajaba, y a veces podía ir con ella, y conocer gente importante.
Estaban ahí, sentados, mi padre tenia su expresión dura y seria, pero tenia los ojos muy rojos, mi madre tenia un pañuelo húmedo en las manos, y los ojos hinchados u rojos también. Los había decepcionado.
-Bueno, señor y señora Graham, hay algo en esto que me sorprende mucho. Por lo que veo, su hija ha tenido patrones anormales desde ya hace tiempo, ¿no pudieron notarlo?. Esto está demasiado mal, y la solución es demasiada drástica.- Dijo, mientras sacaba un bolígrafo del bolsillo de su bata.
-¿Que es?-Preguntó mi padre, entendiendo que no seria una buena noticia la que le darían.
Esperamos unos segundo, en lo que en doctor escribía rápidamente en la hoja. Terminando, giro el pedazo de papel y lo mostró a mis padres deslizándolo por el escritorios hacia ellos.
"TRANSTORNO DE LA PERSONALIDAD ANTISOCIAL"
Mi madre, miró confundida el papel, seguido de ver al doctor, interrogándolo con la mirada.
-Es una enfermedad, señora. No lo haré complicado, esto- dijo mientras señalaba la palabra escrita- es el mounstro que vivirá dentro de su hija, el que no le dejará sentir que hace algo malo, el que le hará encontrar normal el hacerle daño a los demás. Es un desorden psiquiátrico, este le impide el sentir empatia o aprecio hacia los demás, haciéndoles daño son remordimiento alguno. Y me lamento que eso sera motivo para que Emma se quede un buen tiempo en esta clínica. -Todo se quedó en silencio por algunos segundos, a mi madre se le escapo un quejido que trató de hundir con su mano en la boca, vi como lágrimas comenzaban a caer por sus mejillas. Mi padre se levantó de su lugar y comenzó a caminar de un lugar a otro, como buscando alguna solución. Yo... Solo me quedé ahí, inmóvil, tratando de no creer lo que me acaban de decir. No podían separarme de mis padres. Comencé, desesperadamente, a formular mentiras, algo que pudiera hacerme quedar con ellos.
-Me obligaron a hacerlo.- Dije de corrido en medio del silencio. Sin hacer alguna expresión.
-Cariño, ¿crees que no se de esto? He tratado a los peores enfermos mentales, he estado con psicópatas, con gente inimaginable, tu eres algo mas sencillo a eso, y sabré cuando mientes. Emma-Me dijo mientras se levantaba de su lugar y se sentaba en el lugar que antes ocupaba mi padre.- No estarás atrapada en una camisa de fuerza, ni drogada todo el tiempo, tu padres podrán venir una vez por semana, no será alguna clase de prisión, o un cuarto de torturas, todo estará bien.- Suavizó sus gesto y puso su mano sobre no hombro- Te cuidaré. Trataré de que tu vida sea siempre buena y normal. - Por alguna razón eso me hizo sentir segura.
Y si, no hubo otra opción que quedarme, dejar a mis padres, fue difícil, pero fue gracias a eso, que comenzó todo.