La presentación de los chicos había concluido, bajaron del escenario. El sudor corría por sus frentes hasta llegar a sus cuellos, tenían una sonrisa impregnada en sus labios. Satisfacción. De entre la gente que había ahí se abrió paso la rubia, quien aventando a todo mundo llego hasta Tyler.
-Has estado genial, amor.-Dijo exagerando su sonrisa mientras trataba de encontrar los labios de él. Aquel momento fue incómodo, y no entiendo por qué, Tyler solo me miraba por encima de la cabeza de Jenna sin dejar de besarla.
Aparté la vista de ellos, y encontré al lado de mi a Josh, quien estaba con su celular.
-Hola.-Le dije sonriente.
-Hola.-Me dijo de manera seria.
-¿Qué sucede?-Le pregunté, no entendía porque, pero sentía miedo ante su reacción atípica.
-Nada, Emma... Yo... Emma ¿te gusta Ty?-Eso ultimo lo dijo casi de corrido, como no queriendo decir aquello. ¿Me gustaba Tyler? Yo... Yo no lo sabía, nunca había experimentado lo que era gustar de alguien, o quererla, o amarle. Me quedé helada por unos segundos.
-No-Traté de decir firmemente.-¿Por qué te preguntas eso, Josh?-
Una sonrisa comenzó a aparecer en su rostro, una sonrisa más confiada.
-Nada, Emma, son estupideces mías.-me dijo mientras me rodeaba con su brazo. Amaba que hiciera eso. Sentía cosas grandes cuando el estaba ahí al lado de mi, me sentía protegida.***************
Dos días habían pasado desde la presentación de los chicos, no los había vuelto a ver desde entonces.
La pregunta que Josh me hizo me seguí atormentando. ¿Me gustaba Tyler? Sentí con él cosas extrañas dentro de mi estómago, sentía como su mirada penetraba en mi alma y podía ser yo misma con él, y con Josh... Era lo mismo. Eso era lo que me confundía.-Emma, cariño, andando. Debemos llegar temprano.-Mi madre gritó desde la puerta de la casa.
Bajé corriendo las escaleras.
Minutos más tarde, estábamos en el estudio. Estaba relativamente vacío, lo que me hacia sentir cómoda.
Entré junto a mi madre, quien sonreía y saludaba a todo mundo.
Sentí como alguien me tomaba del brazo levemente. Volteé y era Josh, llevaba una camisa negra ajustada y unos jeans.
-Hola.- Me dijo sonriendo, eso era lo qué mas adoraba de él, su hermosa y amplia sonrisa.
-Hola-Le dije mientras sentía como mi pulso se aceleraba.-¿Cómo estás?-A penas terminaba de decirlo cuando me tomo del brazo y me condujo detrás de él.
-En un momento la regreso, Eunice.-Dijo sin voltear a verla.
Yo solo sonreía, se escapaban pequeñas risitas de mi boca. Caminamos por el pasillo, hasta encontrar el primer ascensor, nos metimos en él. Lo volteé a ver, aun no me soltaba de la mano, la emoción inundaba su rostro, su sonrisa era enorme, solo veía el monitor con los números marcando cada uno de los pisos que pasábamos. Íbamos aparente al ultimo. Las puertas se abrieron, caminamos hasta llegas a unas escaleras, subimos en ellas. Nos detuvimos frente a una puerta, por unos segundos su sonrisa se desvaneció. Era como si tuviera miedo, inseguro puso su mano sobre la perilla, lentamente la giro, la luz se introducía y llenaba el pasillo, estábamos en la terraza del edificio, por fin abrió completamente, salió él primero, y luego espero que lo hiciera yo, la vista era impresionante, salí por completo, había una mesa, muy simple de madera, encima de esta, había una caja roja, decorada con listones negros. La tapa tenía lo que parecía ser un corazón, abstracto, hecho por lineas y colores tenues.
La mire por largo tiempo, después desvié la mirada hacia él, estaba confundida. El sonreía, con la cabeza señalo la caja, quería que la abriera. Sentía como cada uno de mis nervios se tensaban, sentía un cosquilleo en el estomago. Me acerqué a la pequeña caja, aún insegura, la abrí, quité la tapa y la deje a un costado. Había una tarjeta con una carita sonriendo, solo eran dos puntos y un paréntesis, la volteé y decía con letras cursivas muy elegantes: "Continúa", quite el papel seda que había, y había otra tarjeta mas grandes, donde estaba escrito con el mismo tipo de letra, pero esta vez en color plata." A veces no entiendes por qué las cosas suceden, te pasas buscando una explicación, que no entiendes que es simplemente el destino, y yo creo en él.
Emma, eres esa luz que hace mucho que no encontraba en la vida, no soy bueno expresándome, pero puedo asegurarte que te has convertido en el todo de mí.
¿Quisieras ser parte de mí vida? ¿Quisieras ser mi novia?"Todo dentro de mi estaba alterado, mis ojos parecían platos. Comencé a temblar, a pesar de que era lo que inconscientemente anhelaba, no podía hacer eso, cada parte de mi se deshacía, y sentía como me quemaba por dentro. Solté la caja, la cual calló al piso, de donde saltó un brazalete, que titiriteo al tocar el suelo. Caminé lentamente hacía atrás, buscando la puerta con mis mano, no me atrevía ver su rostro.
-Yo...yo... Lo siento...-Pude a penas articular eso.
Hasta que por fin sentí el metal frío de la entrada, me di la vuelta tan rápido como pude y bajé en seguida, aún me sentía muy alterada, por mi cabeza daban vuelta miles de cosas, cosas cómo que alguien como yo, no podía estar con alguien como Josh, no era una buena persona, me sentía mala, me sentía una basura que engañaba a una persona que había sido sincera. Corrí por las escaleras ignorándo lo elevadoras, todo frente a mis ojos se nublaba, llegue a donde creí que estaba mamá, desesperada busque es habitación, mis manos temblaban y hacían que la perilla se convirtiera en algo imposible de manejar, pude girarla, abrí la puerta y en seguida mis piernas flaquearon. Caí de rodillas en la entrada. Sentí las manos tibias de Tyler tocando mi brazo desesperadamente, podía escuchar fuera de ese zumbido, la voz de mamá, que gritaba. Mi respiración se agitaba más y más.
De lo borroso que era el panorama pude ver que Tyler salió corriendo, mientras que mamá aún me sujetaba, entró alguien más a la habitación, no pude ver quien era, me tomo del antebrazo, tratando de tranquilizar mis movimientos. Sentí como esa acción prendía en mi un enojo incontrolable, tomé su muñeca y la apreté tan fuerte que podía sentir como esa persona se retorcía. Llegaron personas, con uniformes, me separaron del hombre. Cuando estos me sujetaron pude sentir un piquete en mi brazo. Mi cabeza ardía y el zumbido se convirtió en un estallido. Las luces se apagaban lentamente, hasta que dormí.