HeavyDirtySoul

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Pude sentir como el sol golpeaba contra mi ventana, había amanecido.
Me vestí demasiado emocionada. Bajé casi corriendo mientras me ponía mi suéter.
-Buenos días cariño.-Me dijo mi mamá, mientras sacaba una taza de té del microondas.- Si que éstas emocionada. Solo dame un segundo y nos vamos. Por cierto, ahí hay panques, desayuna, en un rato nos iremos.

Me sentía como una niña pequeña entusiasmada por ir al parque, o a alguna juguetería.
Pasaron 10 minutos y mi madre bajo, con su típico peinado recogido, su labial rojo que contrastaba con su piel pálida, y sus ojos color miel.
-Vamos.- Me dijo.
Salí detrás de ella, subimos a su camioneta, y emprendimos el breve camino.
Cuando llegamos, pude ver que él lugar creció. Era un especie de estudio, jamas entendí que hacia ahí mamá, ella solía arreglar el aspecto de los artistas para un show, una presentación o algo parecido. Pero en este lugar solían grabar quienes hacían música o hacer algunas juntas ejecutivas. Quizá ahora pudiera comprender que hace exactamente aquí.
Cuando ella bajo del auto, iba repleta de cosas, su bolso, unas papeles y un porta vasos con dos termos con café, y dos latas de Red Bull.
Entramos y había gente yendo de un lado a otro. Mucha gente en un lugar cerrado siempre me había puesto nerviosa, pero trataba de tranquilizarme, por mamá.
Caminamos por un pasillo ya despejado, y entramos en algo que parecía una oficina. Mamá trató de abrir la puerta a pesar de que sus manos estaban llenas de cosas.
Cuando logró abrirla, había una mesa gigante en forma de círculo, estaban a su alrededor  personas en alguna especie de junta. Todos estaban serios, excepto dos de ellos, quienes murmuraban y estallaban en risitas que trataban de esconder. Me quede al lado se la puerta, esperando, mientras mamá se acercaba a ellos y les daba el porta vaso. Wow, ¿como pueden beber todo eso sin morir de un ataque nervioso?
Pasaron casi media hora, y la reunión habia concluido. Todos se levantaron, y comenzaron a salir, hablaban unos con otros. Esos dos chicos se quedaron ahí. Mamá se acerco y se sentó al lado de ellos, platicaban como si se conocerán de años. En un punto se levantaron y ellos salieron demasiado rápido como para notarme. Pude verlos de frente. Eran ellos, me emocioné demasiado, gritaba internamente.
-Tw... Tw...
-¿Twenty one pilots?-Mamá reía levemente al ver mi cara de asombro. Estaba en shock. -Perdón que no te los haya presentado, llevaban algo de prisa. Pero prometo presentárselos mas tarde. ¿Si?.

El resto de la tarde me la pase emocionadas, conocería a ese par de hombres que me ayudaron a darme cuenta de quien era yo misma. Estaba ansiosa, cada vez que tenia la oportunidad de reflejarme en algo, aprovechaba para arreglar mi desaliñado cabello.
Era cada vez mas tarde, mamá estaba ocupada en sus cosas (que por cierto aun desconocía) mientras yo merodeaba por todo el lugar.

-Nena, te estaba buscando, ¿puedes ayudarme a hacer algunas cosas?-Me preguntó mi madre asomándose por la puerta de la sala de espera donde estaba.

-Claro.- Le dije y la seguí.
Caminamos por un pasillo algo largo, hasta llegar a una puerta parecida a la primera que vi al llegar. Entramos y ahí estaban ellos, jugando con sus celulares. No se percataron de nuestra presencia. Aquel lugar se asemejaba a un camerino. Habia un sillón mediano de cuero, donde ellos estaban sentados. Una mesa pequeña, una silla, y un gran espejo en una de las paredes que era de un blanco algo triste.
Mamá se acomodo en la silla, frente a la mesa, y comenzó a organizar papeles.
Me senté en el piso alfombrado. Me sorprendía que no notaran mi presencia, o quiza si lo hacían, pero no les importaba.
Voltee a ver a mamá, quien también me miro, sonrió y me guiñó el ojos. No entendía esto, se supone que los conocería, no así, no quería conocerlos de esa manera.
Minutos más tarde me resigné. Comencé a jugar con el tejido de las mangas de mi suéter. En un punto comencé a sentirme incomoda, levante la mirada, y ahí estaba, el chico de ojos cafés, piel levemente bronceada, y labios perfectos, me veía fijamente a pesar de que yo lo miraba.
-Tyler.- Me dijo mientras estiraba su mano para saludarme.
-Ho...hola... Emma... Mi nombre es Emma...-Dije nerviosa. Sujete su mano y la agitamos levemente. Cuando le solté, bajo de nuevo la mirada a la pantalla de su celular, solo la observo sin hacer algo por unos segundos, hasta que esbozó una pequeña sonrisa, y continuó en su celular.
Mamá se levanto de la mesa, acomodo su bolso en el hombro, y recogió una pila de papeles medianamente alta.
-Chicos, es hora de que me vaya, mañana llegaré una hora mas temprano, necesitamos arreglar muchas cosas, por favor, lleguen temprano- Mamá chilló en tono suplicante. Josh, dejo su celular a un lado y le miró.
-Eunice, aquí estaremos. Lo prometo. Tranquila.
Esbozó una enorme sonrisa, todo el era lindo, sus ojos, sus dientes, y su extraño cabello color amarillo (Un tanto extravagante, para ser honesta).
-Claro, entonces adiós, hasta mañana. Emma, nena, vamos.-Dijo mi madre, acercándose a la puerta.
Josh volteó a ver a donde estaba yo, quería saber a quien le hablaba mamá. Por fin me miró.
Trate de levantarme torpemente. Él estiró su brazo y me ayudo a incorporarse.
-Hola, mi nombre es Josh- aún mantenía su hermosa gran sonrisa. Yo reí de manera tenue.
-¿De que ríes? - Me miro confundido tratando de seguir sonriendo.
-Nada, es que, ¿como no sabría quienes son? Adoro su música.-Le dije, algo nerviosa.- Por cierto, mi nombre es Emma.
-Pues, señorita Emma, es para mi un honor, ser yo, quien le deleite con música- Hizo una graciosa y extraña reverencia que me hizo reír.
-Bueno, hija, vamos. Adiós niños.-Mamá dijo mientras salia. Le seguí.

Iba en el auto con mamá. Todo era silencio, solo sonada en miniatura el ruido que se escapaba de mis audífonos.
-Me ha encantado que me acompañaras hoy. Te veías muy emocionada.- Mi madre dijo.
-Si, solo, es que es fantástico, mamá, los he conocido. Cuando estaba en la clínica comencé a escucharlos, y de eso, lo hacía todo en tiempo. Son especiales mamá, ellos me ayudaron mas que nada en esos momentos. Conocerles fue un gran paso.
-Si eres feliz, yo lo soy. ¿Esto te hace sentir bien? ¿Quieres ir mañana de nuevo?. - Mamá me preguntó con un tono de voz suave.
-Ya no se lo que me hace feliz, aun no logro averiguarlo. Pero descuida. Y si, deseo ir contigo mañana. -Sonreí.

Stay alive.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora