Narra Emma.
El gran día había llegado. La noche anterior había pasado un buen tiempo con Josh, nunca entendí porque tenía pocos amigos, él era la persona mas fantástica que pude haber conocido, su sentido del humor era impresionante, y me parecía fascinante lo hermosa que era su voz. A veces era tímido, y eso lo hacia ver lindo.
-Buenos días mamá-Le dije a mi madre mientras ésta hacia el desayuno.
-Buen día, nena, ¿,lista para hoy? Deseo que me ayudes a hacer algunas cosas, hay mucho trabajo que hacer.-Me dijo mientras ponía un par de panecillos de nata en un plato frente a mí.
-Mamá...-Le dije entrecortado.
-Dime-Me dijo algo preocupada al ver mi expresión un tanto congestionada.
-No estoy segura de ir, o sea, lo deseo, pero la gente en masa hace que me ponga muy mal, y por lo que leí y he escuchado ahí habrá muchas personas. No... No quiero hacerle daño a alguien.-Le dije mientras baja la mirada.
-¿Te digo algo?-me dijo, yo solo asentí.-Jamas podrás superar aquello que crees que te atormenta hasta que decidas ponerte de pie, y saber que solo es una pequeña nube oscura que puedes disipar con tan solo soplar sobre ella.-Me dijo mientras sonreía y subía con su taza de café.
Me quedé ahí sentada, ella tenía razón, toda mi vida la había pasado poniendo limites que en realidad ni siquiera sabia si existían, vivía temiendo, vivía cada segundo ansiada a que no pasara algo al siguiente momento, simplemente, eso no era vivir. Subí a mi recámara, me vestí, y salí decidida a tratar de vencer todo, aun hasta mi lado mas terco y oscuro.-Sabia que vendrías, nena, eres valiente.-Me dijo mi madre mientras sonreía y esperaba a que subiera a la camioneta.
Minutos mas tarde, habíamos llegado, era un lugar abierto, estaba demasiado grande el lugar, habia montado un enorme escenario, barras de seguridad y gente que iba de un lado a otro, que a comparación del lugar y de la estructura, parecían hormigas. Detrás del gran escenario habían muchos remolques aparcados sin algún orden, buscamos al que pertenecía a los chicos.
Mamá abrió la puerta y ahí estaba Tyler, sentado en el piso abrazando sus rodillas, estaba llorando. Mamá se acercó asustada, se inclinó y Tyler le susurró algo al odio, a lo que ella salió rápido del remolque. Yo no sabia si era conveniente acercarme, o quedarme ahí en silencio, de cualquier forma, me acerqué.
-T..Ty... ¿Qué sucede?-Le dije mientras me ponía en cuclillas al lado de él.
No respondió, solo respiraba de manera acelerada. Traté de tocarle el brazo, a lo que el respondió de manera defensiva. Si, andaba algo más malo de lo que pensaba.
Volví a intentar tocarlo, esta ve, fue diferente, sentía como relajaba sus músculos, cedía. Me senté en el piso por completo y estiré mis brazos, en señal de que podía recargarse en mi, y lo hizo, lo rodee en los brazos y sentía como poco a poco nos fundíamos en ese abrazo. Dejó de sollozar, y su respiración parecía cada vez más estable.
Pasaron varios minutos, hasta que me atreví a hablar.
-¿Que sucede Ty?-Le susurré.
-Tengo miedo...-Me dijo con voz tembloroso.
-¿A qué?- Pregunte algo confundida.
-No lo se, yo... a veces me siento débil, me da miedo vivir, me da miedo lastimar a los demás. Y todavía, aparte de todo, estoy en un conflicto emocional y sentimental, me siento un idiota.-Me dijo, seguido, volvió a esconder su rostro entre mis brazos.
Wow. Entendía a este hombre. Él había descrito aquello que muchas veces he sentido, pero sin saber como describir todo eso.
-¿Sabes?-Interrumpí el silencio que se generó por algunos segundos.-Hoy alguien me dijo algo muy importante; solemos ver nuestros problemas desde abajo, en donde estamos tirados, y no hacemos algo más que pensar que son enormes, de hecho mas grandes que nosotros, pero el problema es que no estamos de pie, para darnos cuenta, que en si somos más grandes que ellos. -Le dije, mientras por mi mente analizaba aquello que acababa de decir, no solía hablar cosas inteligentes, pero esta vez pude sentir aquello que dije.
Él se incorporó, y recargó su espalda en el taburete que estaba detrás de nosotros. Volteo a verme, tomo entre sus mano mi rostro y sonrió.
-Gracias, Em.-Me dijo con esa voz cálida y dulce, que lo hacía tan él. Me era gracioso que a veces resumida mi nombre en solo dos letras, Em.
-Tiene hoy un gran día, Ty, anda, se que puedes.-Le dije mientras sonreía y me levantaba, él lo hizo también, me abrazó con tanta fuerza que pude sentir como aquel gran escudo que cubría mi hasta ahora inexistente sensibilidad, comenzaba a quebrantarse y aparecía yo, la yo real.
Cuando se separó de mi, con una hermosa y definida sonrisa en sus labios. Salió del remolque tan energético. Sentía cierta extraña satisfacción, era extraño, pocas veces habia hecho algo bueno por los demás.************
-Emma, cariño, pasame por favor ese frasco de pintura negra, por favor.-Me dijo mi madre mientras pintaba de color rojo al rededor de los pequeños ojos de Josh. Le pasé el frasco a mamá, quien se lo pasó a Tyler.
Me senté en una esquina, solo observaba.
Ahí estaban esos dos chicos, nerviosos, pero felices, se miraban a los ojos como si todos sus sueños se estuvieran haciendo realidad. Expresaban una calida pero extraña combinación de felicidad y melancolía.-Es hora.-Dijo Tyler, quien se pudo de pie d manera decidida. Josh le imito.
Salieron del camper, mamá y yo detrás de ellos.
Caminamos hasta llegar a una gran escalera que indicaba el inició para más ascender al gran escenario.-Gracias, Emma.-Dijo Tyler mientras sujetaba mi rostro entre sus tibias manos.-En serio, gracias-Me besó la frente.
-¿Quieres apurarse?-Dijo Josh con un tono algo molesto. Quien al verme, sonrió levemente, se dio la vuelto y subió.Cada vez que podía verlos a los ojos, podía sentirme capaz de matar a aquellos demonios que había dentro de mi... Podía sentir cosas extrañas, que cada día me confundían más y más. No podían los dos hacerme sentir amada. No era correcto.