Narra Tyler.
Cada segundo de mi vida, después de que conocí a Emma Graham, se habían hecho más placenteros. Pocas personas sabían de mis miedos y ansiedades constantes.
Hoy entré en unos de sus agujeros que desde mi punto de vista eran profundos e infinitos, pero no, gracias a ella supe que aquello tormentos, no son tan grandes como parecen. Sentí sus manos sobre mí, su aliento cerca de mi cara y su corazón junto al mio. Era extraño, porque pude percibir como ella también sentía miedo, pero a pesar de ello, ahí estaba ella, tratando de levantarme, a pesar de que probablemente ella estaba en una situación peor a la mía.
No sabia casi nada de su vida. Solo sabía su nombre, el color de sus labios, su dulce aroma, y sus ojos, aquéllos que por alguna razón sabía que ocultaban más que el pasado de una típica adolescente. Ella era algo más que ello, y no entendía que era eso.
Estaba ella sentada en una esquina del camerino que había en el camper. Eunice pintaba aquellos círculos rojos en los ojos de Josh, mientras yo aplicaba la pintura negra en mi cuello, podía ver, como de manera discreta y tierna me miraba, a mi y a... Josh. No lo entiendo, todo está bien hasta qué Josh entra, no lo se. La otra noche salieron, ella se veía muy feliz, y eso me causaba una extraña sensación negativa.
Estaba enredado en mis pensamientos llenos de confunción, mire el reloj, faltaban 5 minutos para que comenzara nuestro número.
Me levanté e indiqué que era hora de irnos. Josh se levantó, sonriendo, quería demasiado a ese hombre, sus pequeños ojos se achinaron, había estado tanto tiempo con él, su amistad me fortalecía, trataba de que esto no me afectara, de no dañara aquello que habíamos construido por años. Emma no tenia la culpa, era yo el culpable, era un hombre con una mujer a mi lado, y un amigo que evidentemente gustaba de aquella chica que movía todo mi mundo.