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Todo estaba en promedio, normal. Las cosas en casa marchaban de buena manera, y ya diario iba con mamá a su trabajo y aunque no siempre veía a los chicos, me parecía geniales los momentos que pasaba con ellos. Y a pesar de que por las noches me sentía al precipicio de mis ansiedad, mis miedos y mi pasado, trataba de pensar en lo perfecta que ahora era mi vida Y aunque no siempre veía a los chicos, me parecía geniales los momentos que pasaba con ellos.

Entrábamos al lugar, había más gente de lo normal, hasta en aquellos pasillos donde usualmente no había alguien. Comenzaba a sentirme sofocada y un poco nerviosa. Decidí tratar de caminar mas rápido, haciéndome paso entre esas personas que caminaban de un lado a otro con papeles en las manos. Parecían alterados, como si el tiempo fuese detrás de ellos, haciéndoles correr. Hasta que por fin llegué a donde quedé de verme con mamá. Ese lugar era algo así como su oficina.
Entré y ahí estaba ella, sentada frente a un enorme escritorio que la hacia ver pequeña.

-Hola, mamá.-Le dije casi susurrando, se veía tan concentrada.
-Hola nena-Me dijo sin despegar los ojos de los papeles.-Sientate, en un minutos salimos a almorzar algo.
-Descuida, continua.

Pasaron unos minutos en silencio, esa duda seguía en mi.
-¿Mamá?- Dije.
-Dime cariño- me dijo mientras seguía trabajando.
-¿Que haces aquí? me refiero, eres maquillista, y hasta ahora no he visto que hagas eso.
Ella río levemente.
-Lo soy aún, pero, esos niños son un detraste- Jamas entendí por que les decía "niños". - Son demasiado desorganizados, y no se exactamente si tienen algún asistente, pero su itinerario es un desastre. Así que les ayudo a eso.
-Oh, entiendo. ¿Por que hay tanta gente?- Le pregunté.
-Hay un evento mañana, un festival de música donde varios artistas que pertenecen aquí, asistiran, y necesitan organizar todo. Y yo necesito organizar todo para Tyler y Josh.-Me dijo mientras se levantaba y acomodaba papeles en un archivero.
-Ahora vengo cariño.-Me dijo mientras salía.
Me quedé pensando en como era el trabajo ahí. Yo quería estudiar medicina y gracias a Oliver  llevaba clases, y aunque el mundo de la música era interesante, no tenía yo mucho talento.
Estaba en mi espera de que mamá regresará. Se abrió la puerta de manera algo violenta, volteé y era Tyler, el cual tenía el torso descubierto y una camisa azul en sus manos.
-¡¡Eunice!! ¿A donde rayos mandaste comprar esta camisa, me queda demasiado ajustada, podría morir asfixiado- Gritaba sin ni siquiera notar que no estaba ahí a quien buscaba.
-Emmm, ¿Tyler? Mamá no esta aquí.-Le dije en voz algo baja.
Frunció el ceño y busco por toda la habitación.
-Oh...mmm... Perdón. Mmm... ¿Hola?-Mientras trababa de sonreír.
Reí.
-Hola, creo que tienes problema con tu camisa -Le dije.
-Si, es creo que hasta tres tallas mas pequeña.-Dijo mientras se sentaba en la silla al lado de mí.
Podía ver lo lindo que era todo él, sus tatuajes en el pecho y en el brazo me hacían no poder despegar la vista de él, a pesar de que fuera algo extraño.
-¿Estás nervioso?-Le dije.
El volteo a verme algo confundido.- Por... Por mañana- Le complemente.
-Pues, no lo se, nos hemos presentado en muchos lugares, pero, pocas veces me siento nervioso, cuando salgo, siento que hago para lo que estoy hecho... Transmitir emociones. Y ahora, viendo un par de hermosos ojos marrones es aún mas complicado no estar tranquilo.
Comenzaba a ruborizarme.-Bueno, Emma, debo irme, buscaré a tu mamá, nos vemos despues.
Salió a toda prisa.
Decidí en algún momento salir tambien, comenzaba a aburrirme. Iba por el pasillo ya un poco mas despejado, iba algo distraída con un par de clip's que habia tomado del escritorio de mamá, sin darme cuenta choqué contra alguien, levante la vista y vi a una mujer de un cuerpo esbelto, algo alta y rubia, tenia unos ojos hermosos, y sonreía como si su rostro estuviese paralizado en esa posición.
-Hola.-Me dijo con su voz, que para ser verdad, era chillante, igual que su extravagante blusón verde.
-Hola- Traté de sonreír.
-¿Tienes permitido estar aquí, niña?-Me preguntó aun sonriendo, pero mirando de alguna manera despectiva.
-Amm, si, mi madre trabaja aquí, y bueno, ya... No soy una niña, tengo 21.-Le dije tratando de defenderme.
-Vaya, pues, disculpa entonces, señora-Dijo de manera sarcástica mientras se iba, exagerando el movimiento de sus caderas al alejarse.
¿Quien era ella? Pero quien fuera, que extraña.

Horas mas tarde, estaba ya con mamá, en algo como un comedor, todas las mesas estaban llenas, puse en mi charola un jugo en caja, una manzana y la mitad de un sándwich. Nos sentamos en una mesa, cerca de la puerta.
-¡Eunice!-Gritaron desde el otro lado del comedor, una mujer de tes morena, cabello demasiado negro y rizado, y con unos tacones que era impresionante que pudiera caminar. Daba zancadas a cada paso, mientras se acercaba a nosotros. Mi mamá solo la veía con gracia, hasta que llegó a la mesa.
-Dime, Esther-Dijo mi mamá con voz muy amable.
-¿Qué? ¿Aún me preguntas? Dame sus agendas.-Dijo mientras puso una de sus manos en la cintura y la otra se extendía hacia mi madre.
-¿De que hablas?-Preguntó mamá evidentemente confundida.
-Yo soy su maldita asistente. Y ahora me dicen que tu estas aquí, haciendo lo que me corresponde. Dame sus agendas. ¡Ahora!- Gritó.
Todo el mundo la veía.
-Esther, estas ultimas semanas ni siquiera te habías presentado, necesitaban ayuda y tu ¿donde estabas?-Preguntó mamá aun siendo amable.
La mujer solo miraba hacia los lado, formulando alguna excusa.
-Estuve indispuesta. Ahora no me cambies el tema y dame sus cosas.-Dijo ahora con voz más baja.
Mamá saco de su bolso, cuatro cuadernos grandes, que por lo visto eran sus agendas. La mujer los tomó y se fue aun con paso enfadado.
Todos en la mesa se veían unos a otros. Despues de un rato sentí como alguien tocaba mi cabello, volteé rápido.
-Hola, Emma.-Era Josh y su hermosa sonrisa.
-Hola, no te habia visto en todo el día.-Dije. El se hacia un lugar en la mesa al lado de mí.
-Día ocupado y muy estresante, pero aquí estoy, un par de horas más ensayando y me ire a casa. Disfrutaré mi viernes comiendo, y viendo tv.
-Wow, tu viernes es tan social-Dije sarcásticamente mientras tomaba mi sándwich. El río.
-Quizá algun día entenderás, por ahora, debo irme, acerco su boca a mis manos y le dio una pequeña mordida a mi sándwich y se marchó.
No lo se, todo era extraño, estar cerca de ellos en serio lo era. Era una rara combinación de sensaciones dentro de mí. Era algo más allá del amor de un fan, era indescriptible. Sentir eso, me gustaba.

Stay alive.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora