Narra Esther.
-Ahora ya esta esa niña aquí, podrás sacarle lo que quieras, mi niña- Mi tía Helen me repetía una y otra vez lo mismo en toda la mañana.
-Si, si, si, lo se. Pero ¿te das cuenta que ahora Josh estará mas pendiente de ella?- era obvio.
-Bueno, usa tu cuerpo, niña, la tía Helen consiguió todo lo que tenía gracias a ello- Su tono ronco por el tabaco me daba escalofríos.
-¿No es esto suficiente?-Dije señalando mi pronunciado escote y el pequeño short que llevaba puesto que hacian juego con mis tacones alto.-Lo he intentado, y el no es lo que busca, no se que carajos es. Creo que le gustan las tipas sin chiste como esa idiota.
-Cariño, usa el cerebro. Ninguna Harriton se quedará sin dinero, aún si es a costa de ese hombre tan raro, lo haremos.
Bueno, a ella ya no le quedaba mas que decir, 4 divorcios, enviudó 2 veces de manera misteriosa y siempre perdía sus fortunas en tabaco, hombres mas jóvenes a ella y apuestas en un casino de mala muerte, y si, claro, yo debía usar el cerebro.Narra Josh
Conducía hacia casa de Emma. El día era lluvioso, y el frío inundaba el auto aun a pesar se la calefacción. Los autos iban de un lado a otro, la gente andaba por las calles, como si su ex no se les hubiera puesto enfrente esa mañana... Quizá era yo el único al que le pasaban esas cosas.
Su largo cabello pelirrojo, sus ojos, sus mejillas, su piel, su sonrisa, todo seguía intacto como si toda ella la hubiesen guardado en una vitrina durante estos últimos 5 meses, para que exactamente hoy se parará delante de mí, demostrándome que ella ha llevado mejor esto que yo.
Trataba de quitar el nudo en mi garganta, sería patético llorar.
Conducía, el camino parecía eterno, en cada persona que pasaba, solo podía ver a Debby.
Llegué a la calle donde estaba la casa de Emma. Me preparaba para intentar sonreír, que no notara algo raro, me fui acercando, había un auto color negro aparcado, lo reconocí perfectamente... Tyler.
Bajé del auto en seguida, tenía la sensación de que debía entrar rápido, interrumpir cualquier cosa que estuviese sucediendo.Narra Emma.
-Y seria el ultimo concierto de la gira-Dijo Tyler Sonriente pero indeciso.
-Este Álbum me encantó, ¿sabes?-Le dije.
Habia llegado hace casi una hora a mi casa, y lo que creí que seria una incomoda plática se torno a ser una muy amena.
El sonreía y a veces se le escapaban unas risitas que hacían que sintiera escalofríos.
-Y ¿Jenna? ¿Qué tal van las cosas?-Le pregunté.
El desvanecía su sonrisa, supe que no había sido una buena pregunta.
-Las cosas han cambiado, pero, no se a donde nos lleve la vida.-Dijo serio.
-Mientras se amen, y haya todas esas cosas que suele haber en el amor, todo ira.-Su rostro seguía serio.
-Si... creo que las cosas ahora son diferentes-Ahi me di cuenta que era mejor no seguir con esto.Narra Josh
Bajé del auto, y crucé el jardín a toda prisa. Abrí la puerta y casi corriendo subí por las escaleras, cuando entre en la habitación, vi a Emma, recostada en la cama, y Tyler se sentaba a un lado de ella, reían y parecía todo tan animado, eso me enfureció.
-Hola Tyler- Dije cínicamente.
-Hola-Dijo él incómodo.
Emma solo sonreía. Quizá solo nosotros dos estábamos mal con esto.
-Tyler, ¿puedes venir un momento?-Trataba de escucharme amable, aunque realmente todo se veía falso.
-Claro-Dijo serio.
Salio de la habitación sin ver a Emma, yo salí detrás de él, sonriendo a ella.
-¿Qué?-Dijo seco.
-¿Qué quieres aquí?
-Vine a verla... ¿Debo pedirte permiso, Josh?-Me dijo en un tono que jamas antes había escuchado que me hablase.
Apreté los labios, conteniendo mi coraje.
-Largate.-Dije
-Josh, no lo haré, no porque tu dices-Sonrió sinicamente.
¿A dónde demonios nos llevaría esto?Narra Tyler.
Mantenía mis ojos fijos en los ojos de Josh. ¡Mi Josh! A quien tanto he querido, y solo por una chica.
Eso era tonto, era desleal. De los dos, era culpa de los dos.
Creo que era hora de rendirme, al menos en esta discusión. Baje la mirada y trague saliva. Me di la media vuelta, y me fui, ni siquiera tome mi abrigo o me despedí, solo me fui.Hora después, estaba en el departamento, recostado sobre la cama, esto no estaba bien y aún así seguía jugando a que podía. Jenna, el amor de mi vida, ahora estaba destruido. Mi mejor amigo, mi mitad, la parte más importante de mi carrera, ahora también estaba desecho. Y esa chica, que a penas conocí un par de meses, cuya vida o experiencias me intrigaban, y a la vez, me hacian dudar tanto. Leer esos diarios me hacian pensar demasiado, y mi mente me mataba.
Busqué mi abrigo por todo el lugar, quería los diarios, hasta baje al estacionamiento en busca de él en mi auto.
¿Dónde los dejé?