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Narra Josh.

Nada, no habia nada que me llevara a Emma Graham, una semana, una maldita semana, y ella quizá estaba sufriendo.
-Josh, tranquilo.-Dijo Tyler mientras salia de la regadera con una toalla en sus caderas. Me había estado quedando en su departamento. Estar solo en el mio me hacia daño. Y no se como el sabia cuando pensaba en ella.-Ella es inteligente... Todo... Estará bien- balbuceo sabiendo que no, las cosas no iban bien.
-¿Cómo lo sabes Tyler?-Dije en un tono seco. Me sentía molesto con todo.
-Lo se, porque tengo fe, debes de confiar.-Me dijo en un tono tranquilo.
-¿Confiar? ¿De que carajo hablas Tyler? ¿Sabes para mi que significa Emma? ¡¿Lo sabes?!-Grité.
-¿Que sígnica para ti?-Me dijo esta vez serio.
-Todo.-Dije igual de serio.
-La acabas de conocer, Josh-Dijo burlándose.
-¿Y?. En mucho tiempo no había conocido a alguien que me hiciera sentir vivo, ella lo hace Ty-Dije suavizando mi voz, pensar en lo que ella me hacia sentir me ponía mejor.
-Ella no busca a nadie, no sabes lo que quiere. Ella necesita algo más, Josh, dejala en paz -¿que? ¿Por que me decía eso?. Él solía decir eso mismo hacia el chico que coqueteaba con Jenna antes de que ellos fueran novios. Entonces... ¿Emma le gustaba? No... No puede ser así, y en el caso de que fuera cierto, no dejaría que el se acercara a ella, él tiene a Jenna, se van a casar. Tengo el campo libre, pero ¡oh! Sorpresa, Emma no está ahora.

Narra Emma.

Me buscaban, eso lo sabia. El lugar era enorme, y pudo escuchar como gritaba mientras me buscaba y el eco retumbaba en mi oídos, recordándome que tarde o temprano me encontrarían.
El lugar era una bodega de tres plantas. Era oscuro y olía a humedad, tan penetrante que a veces eso me mareaba.
Dormitaba de vez en cuando en alguna esquina, tenía frío, sed y hambre. ¿Por que tenía que terminar esto así? Había ventanas, pero todas con protectores de metal. Subí a la tercer planta, la luz entraba más, ¡si! Los cristales no tenían protectores, pero... Era un tercer piso. Cada vez que encontraba alguna solución a esto, se interponía la lógica.
Me acerqué a una de las ventanas cuyo cristal estaba demasiado sucio como para ver a través de ella. Extendí la manga de mi delgado y ahora roto suéter, y limpié lo que pude. Carretera. En medio de la nada. A lo lejos podía distinguir una pequeña casa, con un granero al lado. Si me dejaba caer, me lastimaría y era probable que no llegara hasta la casa sin antes ser atrapada. ¡dios! Esto es absurdo.

-Hola nena, te podemos sentir, podríamos sentir una buena presa a a lo lejos-dijo cantando.-mejor entregate y no será tan feo el castigo.
Mi corazón se aceleró. Entré en panico, mi mente se bloqueó.
Retrocedí un poco, y corrí hacia la ventana que estalló en cientos de cristales cerca de mi cara. Me perdí en ese momento, hasta que sentí un entumecedor golpe. No sentí mi cuerpo, mi vista se borró y me sentía desorientada. Bolsas de basura, llena de comida descompuesta y algunas otras cosas que desconocía amortiguó mi caída.
Comenzaba a sentir un horrendo dolor en la pierna. No podía moverla. Trate de levantarme, el dolor disminuía el olor que se impregnaba en mi de las bolsas de basura. Voltee a ver el edificio, el coraje inundo mi pecho. Debía llegar a casa. Camine arrastrando la pierna que no respondía, cruce la desierta carretera y entre en el extenso campo Lleno de hojas secas y algo como troncos donde habia maíz. Tenía que habrieme pasó delante de mi, ahora todo el torso me dolía y cada pasó que daba sentía  que el dolor me consumía. Las lágrimas comenzaban a caer. Quemaban mis mejillas. En ningún momento volteé hacia atrás. No sentía miedo de ser perseguida, si no, simplemente quería llegar.
Veía cada vez más cerca, hasta que llegué. Toqué la puerta, tan desesperadamente, que quien me abrió se veía molesta. Era una anciana, que al verme en tales condiciones tapó su asombro con la mano en su boca. Me caí de rodillas, sabiendo que habia librado todo. Los sollozos se escapan de mi boca y las lágrimas salían como torrente. Exploté. Saque todo. Regresaría a casa.

Stay alive.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora