—Hola —dijo el chico rubio sentándose de nuevo al lado de la castaña.
—¿Vas a sentarte aquí todos los días, Jace?
—Supongo que sí, ¿por qué?
—Por nada. Me había acostumbrado a estar sola.
—Pues no creo que vuelvas a estarlo.
La castaña abrió su cuaderno y empezó a dibujar, como siempre hacía. El rubio comenzó a observar a todas las chicas de la clase, por si había alguna con la que aún no había hablado y esa podría ser Jane. Pero no la encontró. Solo había cuatro de las que aún desconocía su nombre, ¿podría estar Jane entre esas cuatro personas?
Entonces, detuvo su mirada en la chica de ojos zafiro que también le miraba, esa chica castaña que se encontraba a su lado. Esa chica que no le quiso decir su nombre aquel día. Esa chica que no quiso revelarle quién era Jane.
Ambos se dedicaron una pequeña sonrisa. El chico seguía teniendo el presentimiento de que la conocía; sin embargo, ella lo negaba rotundamente.
La chica observaba detenidamente la pequeña sonrisa del chico. Le encantaba esa sonrisa. Odiaba no poder decirle la verdad, la verdad sobre ella. Mirarle a los ojos y decirle de una vez por todas: Jace, yo soy Jane.
Pero no quería que lo supiera. No todavía. No sabía por qué, pero por algún extraño motivo no quería revelarle a Jace su verdadera identidad. Aunque por otra parte, deseaba decírselo con todas sus fuerzas.—Me gustan tus ojos —le dijo el rubio a la castaña. Ella se sonrojó.
—¿Te sonrojaste? —preguntó el rubio divertido.
Ella bajó la mirada y se centró en seguir estudiando con su libro de química.
—¿Qué te pasa? ¿No contestas? —La castaña siguió sin decir palabra alguna.
—¿Por qué ahora no me hablas?
El rubio siguió sin obtener respuesta.
—Bueno, pues nada. No hablaremos.
—No... Espera –dijo la castaña.
—Sabía que me hablarías —afirma el chico esbozando una sonrisa.
—¿Cómo estabas tan seguro?
—Mis instintos no me fallan nunca. Bueno, ¿ibas a decir algo? —Ella asintió.
—¿A-alguna vez has hablado con una persona que no sabe quién eres pero tú te mueres de ganas por decírselo y no te atreves...?
—No. Pero me pasó algo parecido. ¿Por qué?
—Curiosidad.
El rubio no tuvo tiempo de volver a preguntar a la castaña, pues a su mesa llegó una bola de papel del otro lado de la clase.
"¿Quieres quedar este viernes, Jace?
-Jacqueline."
El rubio sonrió. Miró a la chica que le había enviado la nota y asintió con la cabeza.
La castaña leyó la nota sin que él se diera cuenta y vio el gesto que le hizo el rubio a aquella chica, Jacqueline. Se le borró la sonrisa por completo, y no es que fuera una chica celosa, pero tampoco le hacía mucha gracia la idea de que su amigo Jace quedara con Jacqueline. Y no, eso tampoco significaba que sintiera algo por su amigo, tampoco se iba a enamorar de alguien tan fácilmente.Jacqueline le devolvió la sonrisa a Jace y apartó la mirada. Jace hizo lo mismo y volvió a mirar a la castaña.
—Perdona, ¿dónde estábamos?
El timbre que anunciaba el final de la clase volvió a sonar.
—No importa. Tengo que irme. Hasta mañana, Jace.

ESTÁS LEYENDO
El rubio de Internet
Short Story«Tengo miedo. Miedo de que conozcas la verdad. Miedo de que sepas quién soy realmente. Miedo de que decidas alejarte de mí. Miedo de que sepas mi historia. Miedo de que sepas que no solo soy ese chico rubio de Internet que conoces o crees conocer, y...