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Jace camina despacio hasta la escuela pensando en su cita de ayer con Katheryn. No se le quita la sonrisa de su cara. A medida que avanza por el camino piensa más detenidamente en ella.
Katheryn. Katheryn Reynolds. Cada vez está más cerca de averiguar su primer nombre. Es curioso, pues ahora no solo tiene que seguir con la búsqueda de Jane, sino que también tiene que averiguar el nombre de la castaña de laboratorio. ¡Es el doble de trabajo! ¿Por qué es él el que siempre se mete en estos líos?

Ahora que lo piensa detenidamente... ¿No se parecen una historia a la otra? ¿O simplemente no tienen nada que ver? Algo no encaja...
Mientras piensa, recuerda una de las primeras conversaciones que tuvo con Jane. Le dijo sus primeras tres iniciales: J. K. R.
Y él, tan tonto, hasta pensó que hablaba con la escritora de los libros de Harry Potter. Sonríe al recordar el gracioso momento. Entonces, piensa en Katheryn. Katheryn Reynolds. K. R... Falta una letra, la del primer nombre.

Desvía a la castaña de sus pensamientos, y vuelve a pensar en Jane. J. K. R...
Vuelve a Katheryn. K. R...
Demasiadas coincidencias. ¿No será que...? ¿Podría ser que ella fuera...?

Vuelve a comprobar su teoría una vez más. ¿Se ha equivocado? Ahora, las piezas del puzzle encajan mejor que nunca. ¿Será verdad?

Jane K. R. y Katheryn Reynolds. Las letras del apellido y del segundo nombre encajan perfectamente con el nombre de Jane. Si junta todas las piezas del puzzle...
J. K. R... Jane Katheryn Reynolds... ¡Jane Katheryn Reynolds!
¿Es solo una coincidencia o acaba de descubrir quién es Jane? Espera, ¿lo ha dicho en serio? ¡Acaba de descubrir quién es Jane!

No. Espera. Está yendo demasiado rápido. ¿Seguro que no ha omitido alguna pista? Las piezas encajan pero... ¿y si se está haciendo ilusiones? ¿Cómo va él a descubrir algo así? Seguro que se ha equivocado...
Sí, sin duda alguna, Jane no puede ser la chica con la que tuvo una cita ayer, la chica a la que le salvó la vida.

Pero ahora no es momento para dudar. Ha descubierto algo, y, equivocado o no, es lo más cerca que ha estado de resolver el misterio. Tiene el cincuenta por ciento de posibilidades de acertar, y otro cincuenta por ciento de equivocarse.
Pero no piensa darle más vueltas. Esta vez va a arriesgarlo todo. Y, digan lo que digan, él cada vez estará más convencido de que ha resuelto el misterio. Aunque todavía le cueste creerlo.

Lo único que quiere hacer ahora mismo es ir corriendo hacía Jane y abrazarla.
Ya sabe su secreto, o eso supone él. El secreto que la castaña no quería contarle. Ella es Jane. ¡Claro, ella es Jane! Por eso ella sabía su nombre el día que se conocieron. Por eso ella sabía que él había tenido una cita con Jacqueline. Por eso ella no quería decirle su nombre. Siempre ha sido ella, la misma persona.
Esa chica por la que había sentido algo muy fuerte desde el primer día. Esa chica que por algún que otro momento había sido capaz de sacarle una sonrisa en sus peores días. Hasta, por un momento, había vuelto a sentir lo que una vez sintió por Jade... Había visto algo en esa chica que era especial. Sabía que la había conocido antes. ¡Y claro que la conocía! Porque ella era Jane.
La chica a la que había estado buscando tanto tiempo.
La chica de la que se había enamorado.

¿Vuelve a hablar en serio? ¿Se había enamorado de Jane? Sí, se había enamorado de Jane. ¿Para qué seguir negándolo? Lo sabía. Desde hacía ya mucho tiempo, pero no quería admitirlo.

¿Y ahora qué? ¿Qué debe hacer? ¿Le dice que ya lo ha descubierto? ¿Le dice lo que siente por ella? ¿Y cómo reaccionaría? ¿Lo rechazaría? ¡Él no sabe si ella lo quiere! Tal vez se haya precipitado demasiado. Tal vez deba olvidar esto, aunque será difícil seguir fingiendo delante de la chica que ama. ¿Cómo va a olvidarlo? ¡Si acaba de descubrir la verdad! Después de tanto tiempo...

El rubio de InternetDonde viven las historias. Descúbrelo ahora