Todo.

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La Alarma sonaba por toda la habitación anunciando que era un nuevo día, sin embargo un manotazo y una mirada de cansancio silencio aquel aparato, la delicada figura de la chica de piel morena se levantó con pereza y lentamente comenzó a desprenderse de su ropa, para quedar con su admirable cuerpo desnudo, camino de manera lenta y se introdujo en la ducha.
Las pequeñas corrientes de agua caliente eran afortunadas de rozar la suave piel, pequeñas gotas que recorrían a baja velocidad aquellas curvas perfectas, las manos traviesas que pasaban por las delgadas piernas, era algo realmente erótico.

El pensamiento de la piel Blanca y ojos celestes invadian la mente de nuestra querida connie, sentía un dolor en su pecho cada vez que recordaba a perla, sin embargo la imagen de la chica color canela que tanto anhelaba por ella apareció en su mente sin previó aviso, recordó aquellos labios un poco gruesos, el cabello largo y rizado, los brazos y abdomen ligeramente marcados, los pequeños gestos y sonrisas...

Aunque connie no lo admitiera, ella admiraba a stevonnie cada vez que podía, sobre todo cuando la de piel canela tenía alguna práctica de béisbol.
Paso uno de sus dedos por los finos labios,descendió un poco brindando caricias desde su cuello hasta su vientre,bajo un poco más hasta su entrepierna, brindando pequeños masajes que comenzaban a robarle pequeños suspiros.

Era excitante y no sólo por el estímulo, si no porque stevonnie se encontraba durmiendo en la habitación de a lado y era probable ser descubierta por ella, sin embargo continuó, acarició un poco el cloritis provocando que un sonoro gemido se escapara de su boca, sin saberlo, inconscientemente trataba de provocar a su invitada, quería que aquella la escuchará y entrará para hacerla suya.

Colocó dos dedos en su entrada y lentamente se penetró, un gemido más fuerte se escucho, retiro los delgados dedos y decidió salir de la ducha, sabía que ese no era un buen lugar, se tiró a la cama desnuda y sin pensarlo volvió a su interior, los dedos juguetones entraban y salían de ella lentamente y ella a pesar de no querer emitir ningún sonido lo hacía, sus piernas inconscientemente se habrían más y con su mano libre arrugada las sábanas blancas, la placentera sensación que se acumulaba en su vientre le anunciaba que estaba cerca del clímax, sus movimientos se volvieron más rápidos y con ellos sus gemidos, mientras sus senos subían y bajaban con más intensidad, la última embestida acompañada de un potente "aah" traian consigo el tan anhelado orgasmo.

Exhausta trato de engañarse a sí misma, pronunciando el nombre de la de piel pálida, quizá así se sentiría mejor.

Mientras que en la otra habitación, se encontraba una chica melancólica...

Stevonnie lo había escuchado....




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