Padre.

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Su madre había mentido a la escuela y claro sus amigos también lo habían hecho, cuando el docente les preguntaba el por que de la in asistencia de Lapis y ellos remediaban todo con un "oh, se ha roto una pierna y está en recuperación", todo con un semblante despreocupado.

Y eso de alguna forma le agradaba.

Estaba aburrida, el hecho de estar sentada por hora y media viendo correr a sus compañeros sudorosos y rojos a estallar no era tan divertido, pero había algo que salvaba su momento.

Una rubia escondida tras un arbusto frustrada por no poder pasar el quinto nivel de aquel estúpido juego y que el hecho de querer pasar desapercibida era nulo, pues aquellos gritos y gruñidos de enojo sólo la exponían más a ese maldito profesor de Deportes.

Lapis dio un rapido movimiento y decidió esconderse con aquella chica y comenzó con aquella manía propia de hace años.

Peridot se sorprendió al ser bruscamente sometida por aquella peli azul haciendo que su cabeza fuera apollada en las finas piernas de aquella dueña de ojos azules y se estremeció un poco al sentir los delgados y suaves dedos de Lapis pasar por su cabello, rozando cada una de las hebras doradas de manera lenta y dulce.

Se sentía como el paraíso y Lapis lo sabía.

Después de haber estado junto a esa rubia por casi trece años Lapis aprendió algunos pequeños trucos y sabía que cuando la rubia comenzaba a endurecer su carácter, esas caricias lentas le calmaban.

Y a Lapis le encantaba hacer eso.

Miro con detenimiento a la rubia, sus ojos estaban cerrados posiblemente estaria a punto de dormir, Lapis río por eso.

Observo sus pestañas, finas y de un tono claro, cejas levemente pobladas y algo gruesas, aquellas pecas que le acompañaban desde el prescolar, labios delgados y pequeños y una pequeña nariz que a Lapis siempre le había comparado con un adorable botón.

Para ella Peridot era eso, era un pequeño gatito adorable.

Siempre he pensado que eres tan dulce.

Un leve movimiento de cabeza y un gruñido por parte de la rubia le hizo saber que aún estaba con ella.

Yo soy maldad pura.

Peridot le regaló una sonrisa.

Lo que digas dulzura.








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Había terminado su quinta reunión ejecutiva del día, estaba agotada mentalmente y nisiquiera su décima taza de té le ayudaban a bajar el estrés.

Tomó su portafolio y salió de la empresa, sintiendo la brisa fría de la noche tomo su abrigo y lo colocó en su esbelto cuerpo y de dirigió al auto a comenzar su recorrido.

Aparco su coche fuera de aquella casa la cual había comenzado a frecuentar y tan pronto se paró frente a la puerta, está de abrió y una hermosa chica de ojos azules le recibió con una tierna sonrisa.


Bienvenida. La peli azul de acercó y plantó un beso en sus labios.

Te extrañe demaciado. Y perla hizo lo mismo.

Había estado en aquella habitación tantas veces que no podría contarlas, sintiendo el calor ajeno de lapis, escuchando cada una de sus palabras, observando aquellos ojos azules que tanto le facinaban.

Durante todo este tiempo ella se había percatado de aquella depresión escondida en la peli azul, es cierto, no era fácil no hacía mucho que ambas habían perdido lo que sería su hijo y no era fácil afrontar eso, no para Lapis y no para ella.

Un pequeño ronquido le sacó de sus pensamientos , miro a la peli azul , se había dormido, sonrió y comenzó a deslizarse de manera fuera de la cama, y antes de salir de aquella habitación se aseguró de que su querida Lapis estuviese bien abrigada y después de brindar un beso en su frente se retiró del lugar.














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Era tarde, posiblemente pasaba de la media noche, intro dijo el coche en la cochera y se dedicó a entrar a su casa, lo único que quería en ese momento era disfrutar de un baño caliente y estar en la comodidad de su cama.

Pero no todo siempre sale como lo planeas.

Justo cuando estaba a punto de introducir la llave en aquella puerta, el peso de una mano ajena en su hombro le hizo detenerse y girar hacia el desconocido.

Y fue extaraño encontrarse con un oficial de Policía.

¿es usted el señor earl whitte?.

Si, ¿hay algún problema?.

El hombre le tomó por ambos hombros y le miro con lastima.

Lamento informar que...































Su padre murió esta tarde.




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