9.-Álex López, es él.

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Capítulo 9-Álex López, es él. 

Me levanté, y sí… Mi objetivo era conocer a Álex López, no había cosa que más despertarse mi curiosidad que ver su atractivo rostro (Según Kessylen).

El día paso rápido, Ángela no paraba de mirarme con cara de rancia, pero en fin, la envidia la come por dentro a esta muchacha, Kessylen y yo limpiamos las cuadras de los caballos (mientras ella me hablaba de lo afortunada que soy por lo de Dudu, ha sido un milagro que no me explotara la cabeza…) Las clases de Filosofía con el viejo y estricto profesor Enrique se me hicieron eternas, a la hora de comer, en cuanto terminé la asquerosa Feijoada, (hecha a base de fréjoles negros combinados con carnes ahumadas),subí a mi cuarto a vestirme, opté por unas deportivas negras, pantalones vaqueros cortos y la camiseta de Jack Daniels, sencillo, pero pasaba de pensar más, estaba ansiosa por irme.

Por fin, pedí autorización y salí de la mansión.

Caminé por las alegres calles de Rio, la brisa de la playa me hacía sentir frescor entre las piernas, algo me reventaba por dentro, ¿eran los nervios?¿La curiosidad? Verdaderamente, eran las ganas incontrolables de abrazar a Álex López. (Ya lo sé, ni siquiera sé quién es, pero entenderme, algo me pasa por dentro, solo escuchar su nombre me pone feliz, es algo muy extraño…Y bonito a la vez).

Al fin llegué a casa de Dudu, a pie de su lujosa puerta, al menos 30 chicas chillando, con pancartas llenas de corazones y el nombre de Dudu, las caras pintadas, donde ponía Álex, alababan a los hermanos López, pero y ahora, ¿cómo entro?, me llegó un sms al móvil “por la puerta de atrás.”, di la vuelta a la mansión (como si fuera pequeña o algo) y vi a Dudu allí, se alegró al verme, iba tan mono, con su aro en la nariz, su sonrisa que daba un color y un ambiente más bonito, y esos ojitos, tan expresivos… Vale, vuelta al mundo Lorena.

-Me alegra un montón verte, en serio.

-Y a mí, tío. -Dudu se quedó extrañado, yo sonreí y le di una palmada en la espalda mientras me adentraba en la casa, él me siguió susurrando algo entre risas, ya estábamos en el jardín, hoy en vez de bollitos había Palmeras de todos los sabores y Donuts variados, creo que podría acostumbrarme a esta vida.

Dudu sacó la guitarra.

.-Lorena, ¿crees que esto va a funcionar?-Me preguntó Dudu mientras miraba hacia el suelo desanimado, yo le agarré la mano, y apoyé mi cabeza en su hombro.

-Estás conmigo, no quiero que nadie se sienta mal, y menos una persona como tú, eres especial, Dudu, vamos a componer, los dos, y nos va a quedar de puta madre, porque somos unos fierecillas. –Después de decir esto, me miró, sonrió, y me dio un abrazo, olía tan bien, que agradable era, creo que nunca conoceré a nadie como él…

Espera…Álex.

Dudu se apartó y volvió a coger la guitarra.

-Umm, Dudu, ¿no crees que deberías ir a calmar a las locas que hay en tu puerta esperando comerte?. -Volvió a reir, que simpático que era por Dios, se colocó su melena moviendo la cabeza rápidamente, vamos, en una palabra, impresionante.

-Sí, tienes razón, porque lo mismo me tiran la puerta y nos toca salir corriendo a ti, a mí y a la guitarra. -Me puse a reír como una histérica (los nervios y tal, es Dudu López).

-¿Y las letras de la canción de ayer?-Pregunté buscando entre las partituras.

-Están en la habitación de mi Hermano Álex. -Aquí está, mi oportunidad, la voy a pillar antes de que sea tarde.

-Yo subo a por ellas Dudu.

-Tu estás loca, no es buena idea Lorena, mi hermano es como decirlo… -Dudu se quedó pensando que adjetivo odioso podía atribuir a su hermano, mientras yo, me levanté.

-Voy a subir.

-Dudu me dijo que él me había advertido y que la habitación de ÁLex estaba en la última planta, subí las escaleras de dos en dos, el corazón se me iba a salir del pecho, estaba muy nerviosa, de repente oí cantar a una voz, una voz preciosa, no se podía comparar ni con la octava maravilla del mundo, era perfecta, seguí el sonido de la voz, y me condujo hasta una habitación, ahí.

Ahí fue cuando mi vida dio un vuelco por completo, cuándo en menos de un segundo todo cogió otro sentido, se tiñó de otro color, era él.

Álex López.

Su esbelto y ligeramente musculoso torso estaba iluminado por los finos rayos del atardecer, su piel morena era especial, sus piernas eran firmes, fuertes, sus brazos inigualables, con músculos bien hechos y manos sencillamente perfectas, su cara, su impresionante rostro, compuesto por una nariz masculina, no demasiado grande, pero tampoco demasiado pequeña, una boca, que labios, solamente imaginar un beso de ellos me hacia poner la piel de gallina, su mirada era misteriosa, decía tantas cosas y a la vez tan pocas, el conjunto de su cara no era comparable ni con las cosas más bonitas que puedas imaginar por tu cabeza, y sí, la perfección no existía, hasta que nació Álex López.

Estaba Colocando su ropa, sus movimientos me fascinaban, su voz me atontaba y me hacía sentir especial, cantaba una canción que me resultaba muy familiar.

-Es que esa Gyal tiene que ser mi Gambina, la veo por la calle, adoro como camina, quiero lamer su Gloss, quiero esnifar su purpurina, ella es mi adición..

-Ella es mi cocaína.

Álex pegó un pequeño brinco del susto, me miró, con esos ojos brillantes, sí, estoy completamente segura de que no existe ser más precioso en la tierra, la ciencia aprobara mi teoría… Algún día.

-¿Que buceta é essa?. -Salieron esas palabras de su maravillosa boca, no sabía lo que había dicho pero me la sudaba, no sé que semejante cara de embobada tendría en ese momento pero era inevitable, y de repente, volví a la tierra.

-No soy brasileña.

-¿Y a mí eso que mierdas me importa? ¿No te han enseñado a llamar?. -Álex era un borde de mierda, será egocéntrico, menudo imbécil, ¡Eh! Que a Lorena Sánchez nadie la deja mal, nadie.

-Creía que a las casetas de perro se podía entrar sin llamar, ups, fallo mío.

Álex se toco sus tríceps, yo me quedé mirando, pero sin llegar a babear, ya que tenía que mantener la compostura.

-Como bien dices, caseta de perro, no de perra.

-No perra no, me llamo Lorena, encantada.

-Yo no puedo decir lo mismo, ¿Lorena? Tus padres estaban cagando al elegir tu nombre ¿verdad?

-Y los tuyos también, ¿no?, ÁLEX LÓPEZ MARTÍNEZ.

Álex tiró furioso unos calzoncillos de Calvin Klein que tenía en la mano, se acercó a mí rápidamente, sí, le tenía cerca, muy, muy cerca, notaba su respiración en mi cara, olía a menta mezclada con el dulce caramelo, estaba caliente, notaba sus músculos en mi tripita, mi corazón iba al mismo ritmo que el de una gacela cuando es perseguida por un leopardo, mis manos sudaban, tragaba saliva, no era creíble que un ángel (Cabrón e imbécil, pero un ángel, por mala suerte) estuviera a escasos centímetros de mi, le miré a los ojos y contemplé la perfección personificada, quería tocarle, agarrarle y decirle que conmigo se las ande con cuidado, el se acerco más todavía y…

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