56.-SKATE.

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Capítulo 56-SKATE. 

-Yo es que soy más de líos, ¿me entiendes no?-Arrugó un ojo, adelantó su mano derecha, como muestra de lo que estaba diciendo era totalmente ético y moral.

-Pues yo es que suelo ser mas de pegar puñetazos.-Añadí furiosa.

-Creo que me voy.

-¡Más vale que corras!-Comencé a mover con continuidad mis piernas, iba rápido, enfurecida, últimamente era mi estado normal, pero ¿sí le quiero? Que puedo hacer contra ello..

Álex bajó las escaleras mirando por donde pisaba, llevaba una velocidad rápida y su pelo se movía al son de los soplidos del viento, yo le perseguía, más destartalada, y sin seguridad alguna, ya que siempre que corría, solía caerme y romperme cualquier tipo de hueso, por muy duro y oculto que esté.

Me cansé, opté por sentarme en el séptimo escalón blanco, y descansar de la pequeña maratón que en un momento habíamos montado, apoyé las manos en el peldaño superior, sentí como la molesta arenilla se pegaba en las palmas, dejé que mi pelo se deslizase hacia atrás por mis hombros mientras subía la cabeza, allí, donde antes se encontraban todos nuestros amigos, había quedado vacío. ¿Pero que coñ…? No me lo podía creer, nos habían dejado solos, Álex ya se encontraba en el nivel inferior del Cristo redentor, me levanté, y asomándome por la barandilla de la escalera deslice la cabeza hacia arriba, amarré mi chaqueta abrigándome más, el tiempo empeoraba por momentos y era hora de salir de allí.

-¿Se han ido?

-Eso parece…-levanté los ojos y volví observar ese solitario balcón, donde antes estaban alegres personas observando uno de los mejores momentos de mi vida.-¿Qué hacemos?

-¿Tú qué crees? Tenemos que bajar a pie.-Se agachó y metió por los calcetines un cordón verde que se le había desatado al correr, yo abrí los ojos y negué con la cabeza un par de veces.

-Deja el crack, yo no bajo a pie.-Le aparté con la mano sin establecer ningún tipo de contacto visual, es decir, sin mirarle, y empecé a divisar el paisaje, solo veía escaleras, y escaleras, y más escaleras, ¡Ah y también!.. Ah no, son más escaleras… También estaba allí la carretera por donde los coches accedían a ver la estatua, esa obra que había visto mi beso con Álex, será cotilla… Ya estaba delirando por estar tanto tiempo allí, había pensado un par de maneras de salir de aquel lugar.

Primero: Bajar las escaleras, las tropecientas escaleras que había hasta el final de la montaña, es que son ganas de tocar los cojones, el Cristo redentor también hubiera quedado muy bien en el suelo plano, coño.

Segundo: Hacer autostop, además, con Álex López el primer coche de desesperadas que pasase por allí iba a cogernos, aunque tendría que haberme dado cuenta que a las diez de la noche poco coche pasaba por allí….

Tercero: Bailar el “hula-hula” hasta que un pony verde melón nos venga a recoger... Jajaja, ok no.

-Venga, hay muchas escaleras que bajar.-Cogió mi brazo y tiro de él, yo, ya casi dada por vencida accedí a seguirle y morir bajando las miles y miles de escaleras, hasta que casi fugazmente, a la luz de una farola oxidada y vieja, vi como dos skates negros metalizados apoyaban en el bordillo de la acera, en España siempre solía salir a la calle con el mío, era del grupo de rap “Duo Kie” y se me daba bastante bien manejarlo. 

-Álex, vamos a bajar por la carretera.-Señalé los skate con el dedo índice.

-Mmm.-Parecía bastante incomodo-Mejor no, vamos caminando.

-¿No sabes hacer skate?-Alcé una media sonrisa y crucé los brazos orgullosa, él me miró indignado.

-¡SI SÉ! Es que no me apetece…-Desvió la mirada hacia la estatua, los focos le iluminaban, que precioso era.

-Álex…-Palmeé el suelo con la planta de la zapatilla, impaciente.-No sabes montar, ¿verdad?

-Complementos hawaianos.

-Eso no tiene sentido... Imbécil.

Tuve que aguantar la risa, y tirar de Álex con todas mis fuerzas, logré acercarle hasta los skate, cogí uno y se lo planté en la boca del estomago, él se encogió levemente por el golpe pero después lo miró con asco, tiré el mío al suelo y me subí, nada más posar mis dos chanclas en él cerré los ojos, me recordaba tanto a mi lugar de nacimiento, a las tardes calurosas en la que el mejor transporte era esa pequeña tabla con ruedas, un golpe me alarmó bruscamente y borró mis pensamientos, Álex había dado una patada al skate.

-Que no quiero.

-Sube, venga que te cojo de la mano.-Estiré el brazo ofreciéndole mi mano.

-¿Te crees qué tengo 6 años? 

-De mentalidad te echaría incluso menos.-Me miró mal y sonrió.

-Da la casualidad de que un niño de 6 años no se tira a…

-¡Cállate!-Bajé de mi skate y le empuje.-Sube.

Después de un resoplido y de tornar los ojos apoyó sus zapatillas de Jack and Jones en la tabla, subía con miedo.

-Espera.-Me acerqué a él subida a mi skate y le di la mano-¿Vamos?

-Como se lo cuentes a alguien acabo con tu vida.

-No se lo voy a contar a nadie, y tú nunca me harías daño.

-Losé.-Me dio la mano y bajamos un pie ambos para coger impulso, la empinada cuesta nos daba la velocidad suficiente, íbamos bajando con cuidado, bueno, hasta que...

-¡CUIDADO! 

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