45.-Que coño has echo.

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Capítulo 45.-Que coño has echo. 

Olí el dulce aroma del pan tostado, imaginaba como la mantequilla se derretía encima lentamente, también llegó a mi nariz el olor a café, recién hecho, que delicia echarle leche condensada por encima y saborear su suave textura, un regalo para el paladar. Abrí los ojos lentamente y entre legañas pude divisar la blanca habitación de Álex, sonreí, era la primera vez que me levantaba feliz en mucho tiempo, froté mi cara y saqué los pies de debajo de la manta, me acomodé torpemente hasta que quedé sentada, y me levanté, el olor a desayuno de lujo provenía de la cocina, tenía mucha hambre pero no era plan bajar con el mini-pijama que llevaba, así que me puse a buscar por algo que ponerme, encontré una camiseta, la que mordí el día anterior mientras Álex me curaba la herida, y según él, su favorita.

Después de bajar las escaleras me topé con Carla, llevaba una revista de moda en la mano y discutía con alguien por teléfono, iba como siempre muy arreglada, quizás demasiado para mi gusto, pero muy mona, me vio y se dio un pequeño respingo, le asusté, pero al instante me sonrió y tapando el teléfono con la mano me habló.

.-Amor-tocó cariñosa mi cintura-dile a mis niños que esta noche no salgan, que viene su padre.-Levantó su mano con una perfecta manicura francesa y salió por la puerta de entrada, yo me quedé con el mensaje y entré en la cocina. Allí me encontré un buen panorama acogedor, la criada reía mientras hablaba con Álex, Dudu yacía sentado en la silla con una cara de dormido impresionante mientras comía con parsimonia una tostada con mantequilla, sonó el pitido que indicaba que las tostadas ya estaban listas, así que me senté en la mesa.

-Buenos días.

-Ya no tan buenos.-Dijo Álex, sí, es gilipollas, no hace falta que lo juréis, no sé porque se comporta así, pero supongo que ya me he acostumbrado, o no.

-Calla, boca chancla.-Le saqué el dedo con odio, de verdad a veces le quiero tanto y otras…Otras…También le quiero, que se le va a hacer.-Dudu hijo, reacciona.

Le di un golpe en el brazo, él me miró con aspecto de zombie y posó la cabeza sobre la mesa, tapando su rostro con el paquete de galletas.

-Hace mucho que no pilla cacho el chaval.-Álex pegó un inmenso mordisco a su tostada mientras reía, la criada me sirvió a mí un par en un plato de porcelana.

-Cállate, gilipollas.-Dudu levantó la cabeza y fundió a su hermano con una matadora mirada.

-A mi no me mandes callar enano de mierda que te reviento.-El mayor de los López tiró lo que le quedaba de desayuno al suelo, la criada sin abrir la boca se puso a recogerlo.

-Haber, empieza.-Dudu se levantó desafiante, Álex también y por no quedar mal, pues yo hice lo mismo.

-Sois retrasados, los dos, sois más simples que el mecanismo de un chupete. ¡Dejar de pelearos!, no tenéis motivos, si supierais lo que es sufrir de verdad…-La habitación quedó impregnada de un inmenso silencio, los López miraban al suelo.-¿Y tú Álex? Por tus caprichos esta pobre mujer se ha cortado con la taza que has estampado contra el suelo, y ahora tienes que seguir recogiendo sin decir nada, porque para eso la pagas, pero son los derechos humanos, deberías aceptar consejos que te ayudaran a mejorar como persona, consejos como que tu deberías recoger lo que has tirado.-Álex iba a abrir la boca y pegarme cuatro gritos, pero recapacitó y antes de decir alguna barbaridad, cerró su bocaza.-¿Y a ti Dudu?¿Qué te pasa hoy, por qué te pones así con tu hermano? Ya sabes cómo es, creo que no tendrías que haberte puesto así, pero quién soy yo para deciros nada, solo tengo una vida mediocre de persona obrera…-Me di la vuelta cansada de sus caprichos, iba atravesar la puerta cuando escuché a alguien remover cristales, era Álex que recogía lo que había roto bajo la alegre mirada de la criada, Dudu también ayudaba.

-Y no te acostumbres a que te haga caso.-Añadió Álex tirando toda la porcelana hecha añicos a la papelera.

-Que sí.-Le sonreí y cogí la mano de Dudu, tiré de él hasta que conseguí que se pusiera de pie.

-Qué quieres.-Frotó sus ojos

-Ven, acompáñame y de paso me cuentas que mierdas te pasa.-Le empujé con delicadeza hacia la salida.

-¡Ah! Por cierto, ha dicho vuestra madre que hoy no salgáis, que viene vuestro padre por la noche.-La expresión de ambos cambió por completo, se pusieron felices, Álex chocó la mano de Dudu, estaban eufóricos, nunca les había visto así, Álex subió por las escaleras mientras sonreía, se notaba que su padre le daba muchos caprichos, huy si yo hubiera sido su padre, donde estaría ya este. 

Salí con Dudu de la mansión, pasé de cambiarme la ropa, ya que era verano e iba con una preciosa camiseta grande, de Álex, la primera cosa que poseía de él, creo que nunca la perderé, por nada del mundo, nada. 

-Haber, ¿qué te pasa?.-Coloqué una gorra “OBEY” en mi cabeza, dándome así un alivio tremendo, que asco de sol.

-Nada, lo de ayer.

-¿Por Luizza?-Me rasqué el brazo, Dudu esbozó una pequeña y preciosa sonrisa, iba vestido muy veraniego, con unas bermudas de marca y una camiseta azul celeste.

-Sí, no sé qué hacer, paso de preguntar a mi hermano, el solo piensa en sexo, sexo, sexo y más sexo.

-De eso nada.-Dudu me miró extrañado, yo me mordí el labio, se estaba notando mucho que me gustaba.-Digo que, no creo que solo  piense en eso…

-Al menos eso es lo que aparenta, dejemos a Álex al margen, aunque sé que para ti es imposible.-Dudu miraba al suelo, yo me molesté, di una patada a una piedra que había por el camino.

-¡Claro que puedo dejarle de lado!, lo de Luizza, yo me encargo.

-¿Qué vas a hacer?-Escuché la sirena de los helados, hacía mucho calor y en la playa había bandera roja, solo los más atrevidos nadaban entre las medusas, que horrible se pasa cuando te pican con sus eléctricos tentáculos transparentes.-Lorena, sigo aquí y esas cosas.

-Sí, sí claro, lo que voy a hacer es ayudarte, a mi manera.

-No la cagues.

-Claro que no. 

Llegamos a la mansión, todas las chicas estaban en el jardín dibujando a el viejo sauce llorón en unas cuartillas, usaban carboncillo y tiza blanca, que pereza entrar en clase de arte ahora, vi a Kessylen muy concentrada garabateando, pero… ¿Y Natalia?

-Dudu, ayer... ¿dónde dejaste a Natalia? 

-¿La rubia que iba muy pedo?

-Esa misma.

-Mmm...-miró pensativo al cielo-en el reformatorio, pero ahora está allí.-Señaló al lado de Kessylen, allí estaba ella, también dibujando.

Una avalancha de chicas venían hacia nosotros, iban hacia Dudu como locas, los guardas salieron de detrás de unas palmeras como de la nada y se pusieron delante de él, yo salí a manotazos de la muchedumbre, hice señas a Natalia para que saliera de la casa, ella me obedeció.

-Hola rubia.-La saludé con la mano.

-Hola…-Se quedó quieta bastante distanciada de mi, tenía cara de preocupada.

-Siento haberme ido con Álex y dejarte con Joel, es que, ya sabes, es insoportable, y…Bueno, que lo siento Nata, pero tú también pasaste bastante de mi ayer, así que supongo que estamos en paz…-Cruzó los dedos de la manos y miró a la playa.-¿Pero qué pasa?¿Sigues enfadada?

-Espero que tú no te enfades conmigo…-Se rascó el tobillo izquierdo con el pie derecho, evadiendo mi mirada.

-¿Qué ha pasado Natalia?.

-Prométeme que no te vas a enfadar, ayer estaba borracha, y bueno, ya sabes lo que pasa…

-¡NATALIA!, cuéntamelo, ¡YA! ¡¿Qué coño has hecho?!

New Sensation.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora