52.-Si esto no funciona, nada lo hará.

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Capítulo 52-Si esto no funciona, nada lo hará.

Agua, única y exclusivamente agua era lo que me rodeaba, me hundía centímetro a centímetro, cada segundo perdía un poco de oxigeno más, empecé a sentir angustia, me faltaba el aire y me encontraba a una profundidad considerable, ya que había saltado desde cinco metros mínimo, moví brazos y piernas sin control, lo más rápido que podía, intentando elevarme hacia el exterior, hasta que vi, algo emborronada, una silueta aparentemente perfecta, sí, era él, Álex había bajado hasta el fondo para salvarme, todavía me quedaban las últimas bocanadas de aire y Álex nadaba muy rápido, sabía perfectamente que iba a llegar a el exterior bastante bien, pero opté por darle un pequeño susto, vamos, me hice la inconsciente.

Tenía los ojos cerrados, pero noté aliviada como el aire volvía a entrar por mis orificios proporcionándome de nuevo la vida, no podía respirar muy bruscamente, Álex me posó sobre algo solido, debía de ser la tabla de surf, empezó a menearme con fuerzas.

-Contéstame Lorena, por favor, no me dejes ahora.-Tocaba mi tripa, cogía mi brazo y me movía de un lado a otro-¡LORENA POR FAVOR! ¡PAPÁ AYÚDAME!-No me soltaba por nada del mundo, pero entreabrí el ojo, y vi que hacía señas nervioso al yate.-Por favor, ahora no puedes dejarme, ya estaba empezando a ser mejor persona, gracias a ti, no te vayas porque me vas a hundir para siempre. ¡¿No entiendes que ahora no puedo seguir sin ti?! ¡Abre los ojos por favor!-Posó su cabeza en mi vientre, vi como daba pequeños brincos… Sí… Estaba llorando, increíble, Álex López llorando, le acaricié el pelo con mi húmeda mano, me incorporé y quedé sentada en la tabla, él me miro y apoyó una mano en la tabla, me resbalé y bendito momento el que lo hice, ya que mi precioso Álex me cogió antes de que volviera a hundirme, y me abrazó con fuerza, más cerca que nunca, más precioso que cualquiera de los finales más felices de los cuentos, todo estaba siendo de color rosa, ya sé que me encontraba dentro del agua, pero me sentía en el cielo, hasta que noté como me apartaban del más perfecto sueño, Álex lo había hecho.

-¿¡Por qué me has mentido?! ¿¡TÚ NO SABES EL SUSTO QUÉ ME HAS DADO?!-Habló nervioso, mientras intentaba flotar moviéndose al compás de las olas.

-Lo siento… Pero creo que no me arrepiento de haberlo hecho.

-¿Tú eres tonta? ¿Te gustaría qué me hubiera dado un infarto?

-No. Lo que más me gusta de esta historia, es que te preocupas por mí, sino hubiera fingido, nunca me hubieras dicho eso, esas cosas que son como las mejores notas musicales que pueden llegar a tus oídos.-Sujetaba la tabla para no hundirme, él seguía estresado, nervioso, recuperándose del susto.

-No vuelvo a ayudarte en nada, nunca.-El yate llegó y Álex subió sus escaleras veloz, Carla me ofreció su mano con cara de preocupación para ayudarme, yo se la cogí y avancé con rapidez, nada más pisar el suelo del barco me abrazó, la verdad, Carla era una buena madre, me entró la nostalgia, echaba tanto de menos a mi despistada mamá…

-¿Estás bien, mi vida?-Depositó una mano en mi frente con intención de medir mi temperatura, me percaté de que en el fondo del barco un cúmulo de personas conocidas se amontonaban, algunos se agachaban, otros se acercaban para tranquilizar a quien en el medio estaba, Álex, sentado con las piernas medianamente abiertas, los codos sobre sus muslos, y las manos tapando su perfecto rostro, Joel pasaba la mano por su espalda intentando calmarlo, Álex susurraba continuamente “Casi me da algo” o “Lo que podría haber pasado”, Kessylen se agachaba y levantaba con constancia, decía algunas palabras cariñosas hacia Álex, aunque tuviera ganas de violarle en esos momentos, Dudu se sentaba a su lado y le abrazaba, me sentía fatal, pero al mismo tiempo mejor que nunca. ¿Por qué? ¿No os dais cuenta de que le importo a Álex López, por lo qué me ha dicho? Estaba a punto de darle un beso, lo que pasa es que me iba a mandar a la mierda, claramente.

-Iros, por favor.-Me dirigí a todos los que rodeaban a Álex López, muchos me miraron raro, pero optaron por levantarse.

-No os vayáis.-Me contradijo el que todavía no dejaba ver su rostro, Carla, no sé si lo hizo a posta, pero creo que me echó un cable.

-Venga chicos, que ya vamos a merendar.-Señaló con su perfecta uña del dedo índice una cesta de mimbre que se encontraba abierta, en ella había sándwiches y bollería casera, todos acudieron corriendo a pillar para comer, yo me senté a su lado, al de Álex.

-¿Qué más tengo qué hacer? Ya te he pedido perdón Álex, pesado.

-Estúpida, ¿que qué tienes que hacer? Ahora ya nada. ¿Que qué tendrías que haber hecho? Mmm, no sé, pues no tirarte por la roca esa suicida, no hacerte la muerta y no darme estos sustos, imbécil, que no te aguanto en serio.-Bufó y se pasó la mano por la cara, removiendo así su pelo.

-Te quiero.-Añadí.

-Pues yo a ti no.

-Te quiero.

-Que yo a ti no, pesada.

-Que te quiero.

-Siento no poder decir lo mismo.

-Te quiero.

-Y yo a ti, coño, ¿contenta?-Sonreí satisfecha mirando al suelo, él seguía sentado vagamente, el sol se estaba escondiendo y el sol reflejaba sus últimos rayos en el precioso Álex, una luz cálda le iluminaba y le hacía  impresionante, más aún de lo que era. 

-Pues yo ahora a ti no.-Me mordí la lengua, si, matarme, para un momento bonito que no jode Álex, lo jodo yo, pero decirme, ¿quién son Álex López y Lorena Sánchez sin discutir?

-Y yo a ti menos, chica.-Chistó molesto.

-Sí anda, lo mismo decías antes…

-¡No empieces que a ti hay que traerte un barreño cada vez que me ves!

-¿Un barreño?-Pregunté extrañada.

-Porque se te cae la baba.

-¿¡Qué?!-Me indigné-Mentira.

-Verdad, niñata.

-¡Imbécil! 

-“Soy Lorena, una niñata estúpida, voy de malota, pero como todas las demás, me muero por Álex López”-Se burló, me levanté de la impotencia.

-¡¿POR TI?! ¡Venga chico, a tu casa!-Él se levantó, empezamos a discutir a grito limpio, todos nos miraban mientras zampaban, parecía que miraban una película, estuvimos al menos quince minutos echando trapos sucios, discutimos como nunca, Dudu tiró a mala ostia el sándwich que se estaba comiendo, pegó un chillido que Álex y yo nos callamos asustados.

-Me tenéis hasta los cojones. ¡Si, los dos!-Pegó un pisotón al suelo-¡Papá!, tira para el puerto, por favor. Os vais a venir conmigo, si lo que voy hacer no funciona, nada lo hará.

New Sensation.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora