74.-Mi Lorenota.

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Capítulo 74- Mi Lorenota.

Era un ambiente agobiante, pero típico de discoteca playera, la verdad es que estos locales no tenían nada que ver con los de Brasil, eran distintos pero igual de emocionante y fogosos, según tu estado de ánimo claro está, nunca puedes pasarlo bien si vas amargado y sin ganas de bailar y pasarlo en grande.

Solo estaba llena por su medio aforo, pero terminaría ocupándose entera, sus pistas de baile rebosarían pisadas insaciables de reggaeton al ritmo de la música latina de moda.

Con la que Álex se movía de la manera más sensual, provocativa y masculina para un tío que podaís imaginar, sencillamente increíble.

Álex.

Empecé a buscarlo como si fuera Wally, Natalia angustiada bajaba su vestido como podía mientras me seguía con velocidad, ella ya sabía que en cuanto le divisara iba a correr tras de él y la iba a dejar sola, así que se arrimó a un grupo de chicas que conocía mientras yo seguía correteando por toda la pista en busca de aquel chico moreno de cuerpo de infarto.

Cada vez el agobio era mayor, parecíamos una gran lata de sardinas moviéndonos a espasmos repentinos, me abría paso entre la gente a empujones, más de una bronca me llevé, pero, creo que mereció  la pena.

Reía mientras dos chicas bailaban como si estuvieran locas delante de él, buscando un pene para pasar la noche, posiblemente el suyo. Se encontraba en una plataforma subido, la zona VIP para aclarar, estaba con algunos chicos, pero las tías eran las que se volvían realmente histéricas por tocarle o conseguir su número, 1 de las miles tendría suerte de rozar sus labios, me sorprendió bastante cómo iba vestido, llevaba traje, y era perfecto, para variar.

Su última noche en España era, por eso se vistió lo mejor que pudo, ¿a qué hora te caíste del cielo? Demasiada belleza para un solo cuerpo, demasiado hombre para alguien como yo, supongo.

A veces bajaba la cabeza y dejaba de reír, se le veía triste, sus sonrisas eran falsas, frotaba sus ojos continuamente y no bailaba.

NO BAILABA.

Intenté acercarme lo máximo a la plataforma, las chicas no me dejaban pasar y me ponían caras de mala ostia, más de una ostia calló esa noche, para la próxima no volverán a interrumpir a una stripper que busca al amor de su vida. Apoyé las manos en el borde de la plataforma, muchas gritaban su nombre, él apartaba la mirada del suelo y las regalaba una sonrisa forzada hacía a un lado, pero seguía siendo espectacular, es lo que tiene ser Álex López, de repente, divisó rápido lo que le rodeaba, empezó mirando a las gradas, que le saludaban expectantes, una de ellas le tiró un tanga de  leopardo que ni rozó el suelo, él hizo una mueca de indiferencia y transportó la mirada a la pista, empezó por la derecha, siguió mirando sin muchos ánimos a la gente, hasta que de repente, los planetas se alinearon, los pájaros piaron al mismo tiempo, los sueños se hicieron realidad y nuestras miradas se cruzaron.

Mis ojos se pusieron vidriosos, no quería romper a llorar, sonreí, sonreí como nunca antes lo había echo, con toda la sinceridad del mundo.

Él también lo hizo, y sus preciosas manos empezaron a temblar, nos quedamos 15 minutos mirándonos sin apartar la vista, todo lo de alrededor desapareció, ni música, ni gente, ni alcohol, solo él, yo y su sonrisa.

Le di la mano y le estiré del brazo, quería que bajara de allí, de un salto se colocó a mi lado, sin pensarlo dos veces me abrazó, rodeando mi frío cuerpo con sus musculosos y cálidos brazos, ahí, sí ahí, no pude contenerme, le agarré fuerte y empecé a llorar, sentirle así otra vez era un sueño, un sueño que había tenido millones de veces, y que por fin se pudo hacer realidad, aunque me halla costado tres años a duras penas, por fin le tenia, ya nada le iba a separar de mi por mucho que cambiara la vida o se opusiera el destino.

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