Capítulo 4

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CAPÍTULO CUATRO

El horario del almuerzo había llegado, Clarke se dirigía a su casillero junto con Octavia y Raven, la rubia comentaba cómo le había ido aquella semana, no sólo en su clase de arte, sino también en el campo de tiro.

-¿Crees que podamos ir? –Preguntó Raven intentando ocultar la emoción que estaba sintiendo. Octavia observó a la castaña con una ceja arqueada.- O quizás el idiota de tu hermano podría llevarnos –Comentó con una leve sonrisa.

-Creo que sería mejor que hable con mi abuelo –Respondió Clarke, y ambas amigas asintieron con la cabeza.

A medida que caminaban por el pasillo de la escuela, hacia sus casilleros, ninguna de las tres podían negar que habían notado las miradas de los estudiantes sobre ellas. Aunque aquello les parecía extraño, las tres continuaron con su camino, intentando ignorar las miradas que estaban recibiendo, por lo general Clarke era quien las solía recibir, pero cuando ella descubría a algún estudiante, este bajaba la mirada o se giraba intentando disimular.

-¿Qué sucede? –Susurró Raven a sus amigas, Octavia se encogió de hombros al mismo tiempo que Clarke negaba con la cabeza.- ¿Qué...? –Raven no terminó de formular su pregunta.

Cuando las tres llegaron hasta sus respectivos casilleros, los cuales se encontraban juntos, se quedaron observando el de Clarke, el cual se encontraba a un lado del de Raven, dejando el de ésta en medio. Las finas rendijas que había en la parte superior contenían una flor, una perfecta rosa roja con los pétalos florecidos.

Clarke observó a su alrededor, intentando averiguar quién había colocado aquella flor en su casillero, pero todos los estudiantes estaban en sus asuntos, algo que alegró a la rubia. Su mirada se posó unos segundos en quien estaba detrás de ella, Lexa se encontraba de espaldas a ella, intercambiando unos libros entre el interior del casillero y su mochila.

-Huele a café –Comentó Raven arrugando la nariz, llamando la atención de Clarke, quien posó su mirada en su amiga por unos segundos, para luego observar la flor, y retirarla de aquellas finas rendijas.

-Es la flor –Susurró Clarke después de llevarla hasta su nariz, aunque aún se podía apreciar el aroma de la flor, también aquel aroma había llegado a sus fosas nasales.

-¿Cómo una flor puede oler a café? –Preguntó extrañada Raven, con el ceño fruncido, e inclinó la cabeza, mientras que Octavia negaba divertida.

-La perfumaron, Raven –La morena rodó los ojos, poniéndolos en blanco, y Clarke no pudo evitar sonreír al ver que el rostro de Raven se iluminaba con aquella idea.

Clarke guardó la rosa en el casillero, cuidando que no se aplastara con ninguno de sus libros, intentó no darle importancia a aquello, pero no podía negar que el único pensamiento que inundaba su mente, fuese saber quién la había colocado allí.

Sabía que tenía muchas probabilidades, cualquier estudiante la había podido dejar allí, inclusive, aquello podría llegar a ser una broma, una broma de muy mal gusto, pensó Clarke. Intentó averiguar, o al menos descartar quien no había sido, pero desistió cuando no pudo averiguarlo, por lo que no le quedaba de otra que esperar a ver qué sucedía.

-¿Es tu cumpleaños? –Bromeó Niylah con una sonrisa. La rubia se encontraba recargada sobre el sedán negro, pero en cuanto había visto salir a las tres chicas por la puerta del establecimiento, se había erguido, atenta a cualquier cosa que sucediera a su alrededor.- Tenía entendido que no era hasta Octubre –Continuó, Clarke puso los ojos en blanco, mientras Raven sonreía con felicidad, como si ella hubiese recibido aquella rosa.

Our Lips Are Sealed (Clexa AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora