Our Lips Are Sealed (Clexa AU)

Capítulo 28

CAPÍTULO VEINTIOCHO

Sintió el cálido brazo que rodeaba su cintura, y una leve sonrisa se dibujó en su rostro al recordar la noche anterior. Sin abrir los ojos, acarició la suave piel desnuda de aquella parte del cuerpo de Clarke, sintió que esta aferraba con más fuerza su brazo, enterrando su rostro en el cuello de Lexa, quien sonrió al sentir un dulce beso en él.

-Dime que no tenemos que levantarnos –Clarke susurró con la voz adormilada, con un pequeño movimiento se acercó más hacia Lexa, quien recargó su mejilla sobre la coronilla de la cabeza de la rubia.- Daría todo por estar así toda la vida –Volvió a susurrar, la rubia parecía continuar dormida pero sus susurros llevaban mucha verdad.

-Quizás estemos mucho tiempo así –Clarke supo a lo que Lexa se refería, se irguió recargando su cuerpo en su codo que estaba contra el colchón. Lexa giró su rostro y abrió los ojos para observar a Clarke, quien llevaba una leve sonrisa en sus labios. Su mirada bajó hacia los pechos desnudos de su novia, quien al verse observada se avergonzó y cubrió su cuerpo.- ¿Te da vergüenza que te vea? –Preguntó con una leve sonrisa Lexa, se inclinó hacia adelante para unir sus labios con los de Clarke, y lentamente la fue recostando sobre el colchón.

Sus cuerpos desnudos hicieron contacto al instante, recordando las sensaciones que habían vivido la noche anterior. Lexa se acomodó sobre Clarke, sin separar sus labios de la rubia, sus manos comenzaron a recorrer con caricias sus cuerpos, sintiendo el calor que comenzaba a centrarse en sus entrepiernas.

Un fuerte ruido se escuchó en la casa, haciendo que ambas adolescentes se separaran y se observaran con temor, ninguna de las dos hizo movimiento alguno, seguido de eso unos gritos se escucharon por el pasillo, ambas salieron de la cama para vestirse rápido y averiguar lo que estaba sucediendo.

Clarke se encontró con Raven y Anya que salían de la habitación, sus rostros adormilados demostraban que tampoco sabían lo que estaba sucediendo. Bajaron las escaleras, acercándose cada vez más hacia los gritos, poco a poco pudieron reconocer las voces dueñas de aquellos gritos, las cuatro se sorprendieron al ver la discusión que se estaba llevando entre aquellas mujeres.

-¿Qué sucede? –Preguntó Clarke al situarse junto a Echo y Ontari, quienes observaban desde el living la situación.

-¡No tienen derecho a meterse en mi vida! –Escucharon la voz de Costia por encima del resto, aunque ni Niylah ni Emily eran quienes gritaban, simplemente intentaban calmar la situación, por lo que supusieron que se debía de una discusión familiar.

-¿Qué tiene que ver Niylah en eso? –Preguntó Raven con el ceño fruncido.

-Jennifer fue a la habitación en busca de Costia, pero como no la encontró y vimos que la cama estaba armada, creyó que algo le había sucedido... -Escucharon la voz de Octavia, quien se encontraba en el sofá frente a ellas, a la morena se la podía ver relajada, y su voz demostraba que aquella discusión era innecesaria.- ...así que la buscamos en la habitación de Rachel, pero no estaba... -continuó explicando.- y cuando fuimos a buscar a Niylah para que nos ayudara, estaban las dos durmiendo juntas –Finalizó con un encogimiento de hombros, Octavia ignoró los rostros sorprendidos.- En mi opinión, esta es una discusión sin sentido, además si hubiesen prestado mejor atención, sabrían cómo veía Costia a Niylah, era cuestión de tiempo para que esto sucediese. –Octavia notó que el silencio había inundado la habitación, y por un momento deseo que la tierra se abriera y se la tragara, indirectamente estaba diciendo que tanto Jennifer como Rachel no le prestaban la atención suficiente a Costia.- Yo... -Susurró intentando encontrar las palabras adecuadas.

-¿Era muy evidente? -Preguntó Costia en un susurro.

-Claro que no, Octavia es muy observadora, sólo ella se dio cuenta de eso –Se apresuró a decir Clarke, intentando ayudar a su amiga, pero lo que decía era cierto. Octavia se había dado cuenta de lo que ella sentía por Niylah en su momento, y tiempo después lo que había sentido por Lexa, sólo que ella no decía nada, era como guardar un secreto jamás contado.