Capítulo 12

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CAPÍTULO DOCE

Una vez que habían terminado de cenar, y de limpiar todo lo utilizado, Niylah puso la cafetera, debía reconocer que en esos días se había hecho adicta al café, más de lo que ya era. Jennifer se quedó junto a Niylah, mientras que Clarke se dirigió al sofá y encendió el televisor, comenzó a pasar por los canales buscando alguna película interesante para ver.

-¿Se puede saber que sucede? –Preguntó en un susurró Lexa, en cuanto se sentó al lado de la rubia.- Creí que querías que esto funcionase, pero no me dirigiste la palabra en toda la cena, de hecho ni me miraste –Clarke giró su rostro para observar a Lexa, a quien se la podía ver con la confusión en su rostro.

-No quería demostrarles que su plan había funcionado –Respondió en forma de susurro la rubia, al mismo tiempo que se encogía de hombros. Lexa le dedicó una leve sonrisa mientras asentía con la cabeza, y se acomodó en el sofá junto a Clarke para ver juntas alguna película.- ¿Alguna en especial? –Preguntó la rubia observando la guía.

-¿Qué les parece alguna romántica? –Jennifer y Niylah llegaban con las tazas de café, Lexa tomó la suya frunciendo el ceño al escuchar a su guardaespaldas.- Prefiero las de terror, pero si no quieren... –Comentó haciendo una mueca con los labios.

-Nada de terror, a Clarke le asustan mucho –La aludida puso los ojos en blanco y con la mayor valentía que tenía en esos momentos, buscó en la guía alguna película de aquel género, pero la rubia no era tonta y buscó la que creyó menos terrorífica.- Somos valientes –Susurró Niylah cerca del oído de Clarke, pero la idea de la rubia era prestar la menor atención posible a lo que sucediera en la película.

Unos cinco minutos después de que comenzara, Clarke dejó su taza sobre la mesita ratona y se puso de pie, sintió las miradas de las tres chicas, pero no le importó, aun así se dirigió hacia una de las habitaciones, cuando regresó con unas mantas observó la sonrisa de suficiencia que Niylah le regalaba, y cuando pasó por su lado le sacó la lengua.

Clarke le tendió una manta a Jennifer y otra a Niylah, en caso de que quisieran usarlas, ya que ambas chicas estaban sentadas en los sillones al lado del sofá, donde ella se encontraba junto a Lexa, aunque sabía que las miradas seguían en ella, se sentó y subió sus piernas sobre el sofá, para después cubrirse con la manta y dejarle espacio a Lexa.

Ya no le importaba que las dos chicas supieran lo que había sucedido, después de todo iban a enterarse tarde o temprano, porque estaba segura que Niylah le preguntaría en cuanto las dos quedaran solas, y seguramente Jennifer haría lo mismo. Sintió que Lexa movía la manta para cubrirse las piernas, y volvió a fijar su vista en la pantalla, Clarke se concentró en la lluvia caer, las gotas golpeaban el ventanal que daba al balcón, eso era algo que la tranquilizaba y relajaba.

Clarke cerró los ojos intentando ahogar un grito al ver que de la nada aparecía alguien frente a la pantalla, aferró su mano a la de Lexa sin darse cuenta, la castaña se giró para observarla y le dedicó una pequeña sonrisa. Jennifer y Niylah intentaron fingir que no habían visto nada, se cubrieron con las mantas y posaron sus miradas a la pantalla.

-Si tanto miedo te da, ¿por qué la miras? –Susurró Lexa después de acercarse un poco más a Clarke, tomó la mano de la rubia y la acarició, quien agradeció internamente aquel gesto ya que se podía sentir más tranquila.

-No lo sé. –Clarke se encogió de hombros y acortó toda la distancia que la separaba de Lexa, inclinó la cabeza y se recargó sobre el hombro de la castaña, logrando hacerla sonreír por aquel pequeño gesto.- Hueles a café –Susurró Clarke con una leve sonrisa.- Tienes tu perfume

Our Lips Are Sealed (Clexa AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora